Prólogo

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Cada mañana al despertar, cada noche al dormir, recuerdo. Recuerdo muchas cosas que me han sucedido en la vida, que fueron buenas pero malas para otros, pero que jamás me arrepentiré y negaré de que hayan sucedido; porque esas cosas me recuerdan que estoy aquí, en tal punto de mi vida en la que estoy agradecido por aquella persona que cambió todo para mí y que me hizo admitir que la vida no es una idiotez.

Era ilegal, era horrendo, una atrocidad, una calumnia, un delito, cualquier adjetivo negativo. Era mal visto por los demás. Pero yo solo la veía a ella, era una vista tan buena para mi. Su apariencia y su alma eran lo mejor que podía ver cada mañana, tarde, noche. Cada semana, mes, año. Cada segundo de mi vida que transcurría lentamente, pero el mejor segundo aprovechado...

Ella era menor, hermosa, admirable. Era una chica inigualable. Su cabello largo y ondulado, sus ojos conductos de su alma, su boca apetecible, su cuerpo curveado. Era una muchacha preciosa, pero de personalidad, un tornado. Era difícil de leer, era confiada de si misma, amable, se defendía por si sola, amistosa, hiperactiva, amorosa. Y yo estaba completamente enamorado de ella.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora