¿Fue un error? Todo aquello que viví, todo lo que sentí, ¿Fué todo un error?. Si es así, sufro las consecuencias, estoy haciéndome responsable de ello, soportando mi dolor, condenado a diez años sin ella.
Pero, se sintió tan bien, Dios, ¿Qué error se siente bien? Debo estar loco, delirando, demente, chiflado, asquerosamente maniático, pues, ¿Cómo es posible que un gran empresario, trabajador y reconocido por todo el mundo, deje perder años de duro esfuerzo para llegar a la cima, por una chiquilla? Aquella chiquilla dulce y hermosa que, bueno, aceptó a este viejo, a pesar de todas las consecuencias, a pesar de mi oposición a tal relación pero que muy por dentro anhelaba. ¡Que me lleve el diablo! Espera, ¿Pero no estoy ya con él? Joder.
¿Y qué será de mí? ¿Qué será de mí a lo largo de esta condena? ¿Qué será de este pobre roto corazón?
Los primeros días lloraba, recordando como ella lo hizo en el juicio final, recordando como extendió su mano al yo pasar frente de ella, esposado y procesado. Luego, no me lo permití, no me permití recordar aquel mal, y comencé a preguntarme: ¿Por qué? ¿Por qué el ser humano hace tal atrocidad? Recordar malos momentos, sufrirlos como si fuera el momento exacto, lastimarse de tal manera. Y luego me digo, quizás es para aprender, no volver a cometer ese error, no volver a sufrir.
Ben, mi compañero de celda, compadecido por su difunta esposa a quien él mismo mató, solo porque ella lo deseaba. Su esposa no queria vivir más, no podía vivir más con aquel dolor que experimentaba. Ella le rogó días y semanas que acabara con su dolor y él, más que claro, se negó. Pero no resistió, lo que ella sentía, él lo sentía, y se compadeció, y se dijo "No más, no sufrirás más, y yo tampoco, no quiero que sientas más dolor, que llores cada noche y que lo único que pueda hacer es consolarte, porque no me imaginaría un mundo sin ti, no puedo imaginarme quitándote la vida. Y sé que debo hacerlo, porque te amo y se supone que debo hacerte feliz, y si morir te hace feliz, pues lo haré. Quiero que seas feliz, y cuando lo seas, yo lo estaré. De eso se trata. Entonces, no más, pondré fin tú dolor, amor." Argumenta que no hice mal, que lo mío no fue un error. Amar no es un error.
Paso mis días hablando con él, tenemos mucho en común, dos hombres que por amor terminan en la carcel. Hacemos bromas al respecto, charlamos al respecto. Pero en un momento del día, no puedo evitarlo.
Ben dice que sería mejor escribirlo, escribir todo. Y pues eso hago.
Escribo mis recuerdos, no todos pero si los que más atesoro. Como el primer día en el elevador, o aquella vez que fué a cenar con mi familia, aunque no haya sido un muy buen recuerdo, pero fue un gran paso. La recuerdo a ella en su mayor esplendor. Y no puedo evitarlo. Pero ya ustedes sabrán.
Pero, ¿Esto es rendirse? ¿Yo me he rendido? ¿O quizás no luché lo suficiente? ¿No escondí nuestro amor lo suficiente? Que agonía.
Algunos días no son buenos, el odio toma parte de todo mi ser, apoderándose de mis pensamientos y alma, conduciéndome a aborrecer aquella relación. Yo tenía todo, estaba completo, no necesitaba de una estupida niña con padres molestosos y un novio loco. Yo era todo. A veces, me imaginaba en una fiesta de gala, conociendo a grandes empresarios de distintas partes del mundo, ellos adorándome por mi ser carismático y emprendedor, sin un noviazgo dañino, sin amigos que no merecían mi compañía. Yo lo tenía todo.
Y luego caía en cuenta, que atroz de mi parte pensar de esa manera, asco y repugnancia me daba hacía donde mis pensamientos se dirigían.
Estoy al borde de la locura, conduciéndome a un mar sin sentido, ahogándome en mis recuerdos, alejándome de la realidad y solo imaginando su presencia conmigo. Cuánto la amo y deseo, cuando la extraño y recuerdo. Cuánto dolor. ¿Qué debí de hacer?
Su sonrisa por las mañanas era alegría para mi, su cabello esponjoso y ojos delirantes.
¿Y qué pasa si más nunca la vuelvo a ver? ¿Qué pasa si lo único que podré hacer, hasta que mi muerte se aproxime, es recordarle, y lo que sigue, perder la cordura? ¿No la habré perdido ya? Con todas estas palabras sin coherencia, pensamientos mezclados.
Recuerdo, una noche en la que sentí que todo saldría bien, que todo encajaba en su sitio y que ahí persistiría, que la veía en el balcón, admirando la belleza de la ciudad, y pues, yo admirándola a ella. Su pelo volaba y danzaba al compás del viento, solo vestida con una camisa blanca mía, descalza, iluminada por la luna, ¡Espectáculo tan deslumbrante! No me le acerqué, preferí apreciar y guardar aquella imagen. Y en un segundo, mi presencia al parecer sintió, volteándose por completo y dejándome ver su rostro. Sonrió amplio, con sus mejillas rojizas acompañando a su nariz con el mismo tono. Embobado queda poco decir. Me encantaba como la tela de la camisa acariciaba su piel junto con el viento, como su cabello cubría su rostro, generando una pequeña molestia en ella.
Y en ese momento me le acerqué, con pasos lentos, aún memorizando su hermosura, hasta que llegué a ella, invadiendo con mucho gusto su espacio, oliendo su aroma a rosas. Alargué una mano, tocando con la punta de mis dedos sus muslos, subiendo y llegar hasta el dobladillo de la camisa. Viendo su reacción, sus ojos revolotear y sus labios separarse, generando pequeños suspiros culpa de mis caricias, notando su piel erizada. Pero no me detuve, subí el dobladillo hasta su estómago, dejando ver su ropa interior, subí y subí hasta que descubrí sus senos. Subí hasta que la dejé desnuda, en el balcón, con la fuerte brisa y la ciudad acompañándonos, tirando la camisa en el aire, dejándola volar muy lejos. Y me quedé pasmado, dando un paso atrás, apreciando su delicado cuerpo.
Y me enamoré, más fuerte que la primera vez, más fuerte que nunca.
No esperé más y la besé. No esperé más y le hice el amor, frente al que quisiera ver, frente a las estrellas y la luna, frente al viento que nos arropaba.
No fué, ni es un error.
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Recuerdos de ti
RomanceHan pasado años desde la última vez que la vi. Es un recuerdo horrendo. Estaba totalmente llorosa, sus manos temblaban del miedo. No era ella en ese momento, no sabía cómo defenderse, no sabía que hacer. Sus padres nos habían descubierto, todos lo s...