Recuerdo seis

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Miro el ventanal, miro la ciudad. Pienso en lo que ocurrió. Y he llegando a una conclusión: no volverá a pasar. No puede pasar. Desde ahora en adelante seré profesional, seré su jefe y solo eso. Puedo ser su amigo pero más allá de eso no. Nada.

Mandé a Lucía donde Megan, para que sea ella la que le enseñe la empresa y lo que hará aquí. Nancy se fue desde que la dejé en la recepción. Según Ian, ella lo había pisado y le había jalado su camisa para que sus caras estén juntas y le ladró que mañana vendría a hablar conmigo. Ahora él anda con una bolsa de hielo y cojeando.

Ya son las 9 de la noche. Todos se han ido. Pero yo sigo aquí concentrado en mis papeles. Alguien toca la puerta y yo voceo un "adelante". Lucía entra y se detiene frente mi escritorio. Yo la miro esperando a que diga algo, pero nada. Mira a todos lados y camina hacia la silla para recoger su bolso. Se va.

- ¿Quieres que te lleve?.- Le pregunto. Es tarde, no dejaría que se fuera sola. No estaré violando lo que me propuse, ¿o si?.

- No, está bien. Lo veo concentrado en su trabajo y no quiero molestar. Además, vienen por mí.- No me mira a los ojos, mira todo menos mis ojos. Quizás ella se planteó lo mismo que yo.

- Ah, bien, como quiera iba de salida ya.- Recojo mis cosas también, y me levanto de mi silla. Ella sale por la puerta y yo la sigo apagando las luces.

En la calle todo sigue concurrido. Un auto se detiene al frente de nosotros y la ventanilla del copiloto baja. Es un chico.

- ¡Hey, preciosa!, vamos que se nos hace tarde.- Grita el muchacho.

- Bueno, ya llegaron por mí. Nos vemos mañana, Richard.- Ella da unos pasos hacia el auto y se voltea cuando abre la puerta del copiloto, esperando a que diga algo.

- Uhm, claro, claro. Mañana.- Gagueo.

Ella sonríe en mi dirección y se despide con la mano. Entra al auto y este se va con gran velocidad, dejándome solo y mirando a la nada. Luego de un minuto, decido ir al estacionamiento de la empresa para montarme en mi auto.

Me siento viejo. Como si tuviera 50 años, como si no tengo vida. ¿Cuándo fue la última vez que fui a una fiesta? ¿Cuándo fue la última vez que me divertí?. Pero eso cambiará, iré a divertirme, iré a emborracharme. Iré esta misma noche.

- Hey, ¿ya te sientes mejor?.- Le digo a Ian cuando contesta su celular.

- Si, claro. ¿Qué eres idiota? Se me hinchó el pie, ¿qué crees?.- Que dramático.

- Creo que el idiota aquí eres tú. Megan no está escuchando nuestra conversación para que te hagas el inocente y el enfermo para que ella te acaricie el cabello y sienta lástima por ti. Ahora, te lo volveré a preguntar. ¿Te encuentras mejor?.- Le digo mientras me río de él.

- Si. ¿Qué quieres?.- responde malhumorando.

- Vamos a un club, vamos a emborracharnos, que se yo.- Le digo mientras salgo del auto y me encamino a su departamento.- Abre la puerta.

- ¿Que abra la puerta? ¿Para qué quieres que la abra?.

Cuando abre la puerta, cuelgo la llamada y entro. Me siento en el sillón y espero a que cierre la boca y deje ese expresión de sorpresa.

- ¿Cómo sabes mi dirección y departamento que vivo?. ¿Me acosas?. Oye amigo, no sabía que andabas por esos caminos. Pero tienes que saber que...- Es estúpido.

- Cállate y cámbiate para irnos. Y no estoy por esos caminos, imbécil.- Lo interrumpo.

- Está bien, está bien. Pero tienes que decirme cómo sabes dónde vivo.

- Megan me dijo, ahora muévete.- Me burlo. Se donde vive porque él anotó su dirección en su currículum.

El saca el dedo medio mientras sonríe sarcásticamente y desaparece por el pasillo. Cuando está listo nos vamos a un club. Al entrar en él, todo lo que se ve es humo y luces de colores. Hay un area a mi derecha que son las mesas y a mi izquierda pista de baile y bar. Luego hay una tarima, y demasiadas personas, en especial mujeres.

- Si me trajiste a un prostíbulo, me largo y te dejo aquí varado.- Le voceo a Ian ya que la música esta muy alta.

- Ya veo que se te olvidó como luce un club. Los prostíbulos no se parecen a lo que ves. Así que cálmate y disfruta.- Le roba a un camarero una botella de ron y me la tiende.

Luego de eso, todo es beber y beber y beber. Tres mujeres se me acercan y me jalan a la pista de baile. Siento el sudor correr por mi cuero cabelludo, pero no le doy mente, siento manos correr por todo mi cuerpo, pero no le doy mente. Lo que le doy mente es a unos ojos verde-grises. Eso es todo.

Me separo de las chicas y me dirijo a los baños tropezando con todo lo que se me interpone en el camino. Saco mi celular cuando estoy solo y marco el número de Lucía.

Si que estoy borracho.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora