Recuerdo siete

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Al día siguiente despierto con un dolor insoportable de cabeza, sudor y perfume a mujer. Son las 11 de la mañana. Está claro decir que voy más que tarde para el trabajo, pero como quiera me preparo para mi día. Al salir del departamento, bajo al estacionamiento y arranco mi auto. Solo salir del edificio y ya me quedo estancado en un tráfico terrible. Esto no ayuda para nada a mi dolor de cabeza.

Cuando llego a la empresa todos me preguntan que ha pasado, pero los esquivo. No me interesa nada ni nadie justo ahora. Llego a mi piso y saludo a Megan con pesadez. Ésta me trata de decir algo pero no le hago caso. Entro a mi oficina y me siento en la silla, recargo mi cabeza en el espaldar, y así me quedo por unos minutos. Estos siendo interrumpidos por el sonido de la puerta siendo abierta abruptamente golpeando la pared. Esto es increíble.

- ¿Me puedes explicar por qué demonios me llamas a las una de la mañana en una discoteca y borracho? Oh, también explícame todo eso que me dijiste.- Dice una chica hermosa. Wow, es un ángel.

- Perdón, pero... ¿quien eres?.- Creo que la he visto por alguna parte.

- Ahora no sabes quién soy, que gracioso ¿eh?.- Ésta se acerca a mí, coge un vaso de agua que se encontraba en mi escritorio y tira su contenido en mi cara. Me levanto confundido y furioso por lo que ha hecho, y la miro.- Es para que despiertes y me recuerdes, imbécil.

- ¡Maldición, Lucía!. No había necesidad de aquello, solo olvidé todo por un segundo.- Le grito enojado. Mi dolor de cabeza empeora.

- ¿Me vas a responder la pregunta que te hice o quieres más agua para hacerte recordar cuál era?.- Está enojada, y mucho. Sus brazos están en forma de jarra. Su ceño esta fruncido y su pierna no para de moverse. Se ve apetitosa.

- No hace falta el agua.- Le digo mientas seco mi cara y mi camisa.- Bueno, quizás si hace falta. No recuerdo haberte llamado, y mucho menos recuerdo que dije.

- No desperdiciaré más agua en ti. Y tampoco desperdiciaré mi tiempo, no hasta que recuerdes lo que sucedió ayer. Oh, y por cierto jefesito, tiene chupones por todo el cuello. Que le vaya bien el resto de su día.- Coge su bolso y sale de la oficina, estrellando la puerta. Aún sigo confundido, estoy como lento.

Luego de unos minutos de haberse ido, sigo mirando fijamente la puerta. Dirijo mi mano hacia mi cuello y lo toco, duele un poco. Me levanto de la silla y salgo de ahí. Ian pasa frente de mi con unos papeles en la mano, y yo camino hacia él, lo jalo por la camisa y lo estrello en la pared.

- Hey, hey, hey, tranquila bestia.- Se carcajea y trata de soltarse de mi agarre, pero lo intensifico más sin hacerle daño.- ¿Cómo está el romántico del año?. Al parecer no satisfaces bien al amor de tu vida, acaba de salir como un toro.

- Déjate de relajos y dime que sucedió anoche.- Le digo entre dientes.

- Primero suéltame y te cuento tu historia de amor.- Maldito. Lo suelto y éste arregla su camisa.

- En mi oficina. Camina.- Lo empujo. Megan se para de su asiento, hay preocupación en sus ojos.

- Estoy bien, cariño. Este mastodonte puede con todo.- Le dice Ian señalándose a sí mismo. Megan se ríe pero aún hay preocupación.

Cuando entramos en la oficina, le digo que se siente mientras voy al baño y busco una pastilla para el dolor de cabeza. Que irritante. Cuando salgo de ahí, Ian está en la silla de mi escritorio con unos lentes de lectura mirando directamente a mí. Señala la silla frente de él incitándome a sentarme. ¿Y éste quién se cree?. Cuando me siento, Ian carraspea y comienza a hablar.

- Había una vez, un hombre...- Comienza pero lo interrumpo.

- Ya te dije Ian, déjate de payasadas.- Le digo, ¿cuándo se tomará las cosas en serio?

- Está bien. Estábamos en el club y luego de que te bebieras dos botellas de ron, tres mujeres se acercaron a ti y comenzaron a bailar a tu alrededor. Pero después vi que estabas un poco desconcertado y te encaminaste, como pudiste, al baño. Te iba a seguir pero me encontré con unos amigos y charlamos por unos segundos. Después te seguí, pero cuando me acercaba a los baños, una mujer con tremendos pechos se interpuso en mi camino y comenzó a manosearme y bueno es obvio que la detuve. Solo tengo ojos para Megan.- Al decir esto, mira al cielo soñadoramente y yo ruedos los ojos.

- Despierta de tu mundo de hadas y sigue.- Le digo chasqueando los dedos, apurándolo. Ian me responde con una mirada cortante y sigue con la historia.

- Cuando entré al baño, no te encontraba y pensé que estabas en el de mujeres pero oí que alguien había dicho el nombre de Lucía en unos de los cubículos y obviamente eras tú. Tenías el celular en el oído, pero yo quería oír la conversación y te dije que lo pusieras en altavoz, y lo hiciste. Nos sentamos en los lavamanos y comenzaste con tu discurso.

- ¿Qué le dije?.- Estoy desesperado.

Cuando comienza a relatar de lo que le había dicho es ahí cuando comienzo a recordar:

"Luego de tres tonos la llamada es contestada.

- ¿Richard? Son las una de la mañana.- Su voz dulce se abre paso por todo el baño.

- Lucía, mi luz. Eres increíble, me encantas. Me gustaría que fueras mía todos los días. Me gustaría verte en mi cama, desnuda, con chocolate. No como Nancy, sino mejor, mucho mejor.  Me gustaría poder tenerte para siempre.- Le digo mientras recargo mi cabeza en el hombro de Ian. Mis ojos cerrados imaginándome todo. Ian a mi lado se ríe de mi, pero no me importa.

- ¿Chocolate y Nancy? ¿Eras tú al que Nancy quería sorprender? ¿Y como que desnuda? ¿Te has vuelto loco?.- Vocea. Loco por ti, bebé.

- No paro de pensar en ti, no quiero ser arrestado pero quiero correr el riesgo contigo. No estoy enamorado, pero me atraes como no tienes idea. Me gustas Lucía y mucho.- Mis ojos se sienten pesados, le paso el celular a Ian para que lo sostenga mientras pongo mi cabeza en su regazo para dormir un rato. Que calor y sueño."

- ¿Hablaste con ella?.- Le pregunto.

- Solo le dije que estabas borracho y que caíste dormido como un bebé. Ella dijo que está bien, que esperaba hablar contigo. Pero al parecer no surgió como lo quería. Creo que la oí rugir cuando le pregunté que había sucedido, y hasta me empujó.- Dice totalmente indignado.

- La he cagado.- Digo para mi mismo, cierro los ojos y paso las manos por mi rostro.

Recuerdos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora