Los profundos ojos de Severus Snape

Cuadragésimo Quinto Capítulo: lugar secreto

-me agrada estar aquí –

-¿aquí en este lugar o aquí entre mis pechos? –pregunto Daniela.

-las dos –acaricie su vientre -¿Cómo sabes que no es de nadie este lugar? –

-vengo frecuentemente, y cuando lo encontré parecía que hace años no se usaba, había polvo, telarañas, ningún indicio de que alguien la ocupaba –

-¿Cómo abriste la pared por primera vez? –

-estaba bastante cabreada con todos, tire mi varita y choco con la pared en el lugar donde la puse al principio, escuche como por un segundo algo se movía, me acerque a ver de que trataba tome mi varita del piso y comencé a tocar toda la pared con ella –ella rio supongo que por el recuerdo –cuando por fin pude dar con el lugar se abrió automáticamente, estaba asustada pensando que podían hacerme algo pero entre de todas formas, las velas se encendieron dejando a la vista el estado del lugar –

-¿te arriesgaste por simple curiosidad? –grite.

-fue algo muy descuidado de mi parte pero la curiosidad me gano –se encogió de hombros –luego de comprobar que no había nadie en el lugar puse una contraseña y algunos hechizos para que no la detectaran ni pudiera entrar nadie más –suspiro –venia seguido para limpiar y ordenar todo, era el único lugar en que me sentía segura sin contar la casa en que vivía con mamá –

-pero ahora me tienes a mí –me levante para mirarla.

-eres la única persona que conoce este lugar y creo que somos los únicos que saben de su existencia cariño –

Que confiara en mí de esa forma me llenaba de felicidad y orgullo.

Besos en mi pecho hicieron que despertara.

-hasta que por fin despiertas cariño –Daniela me miraba desde arriba sonriente.

-¿Qué hora es pequeña? –

-las dos, has dado una buena siesta –se puso de pie –si quieres puedes ducharte hay un baño al lado de la entrada al pasillo, iré a preparar algo para comer –me dejo solo.

No me ducharía ahora no sin ella, me vestí lento porque no encontraba mi ropa, salí al pasillo y puse mi varita encima de la pared, no se abrió ¡maldita sea tal vez solo ella puede abrir las paredes! Estaba pensando que hacer cuando la pared comenzó a abrirse dejando ver a una Daniela riendo.

-lo siento mucho cariño olvide que tú no puedes abrir los muros, pero ya estoy aquí –tomo mi mano y me llevo frente a un espejo.

-¿para qué quieres que me mire al espejo? –

-no es para que veas el espejo que te traigo –me miro con obviedad –observa –descolgó el espejo y movió su varita en la pared –junta tu varita con la mía y toca la pared al mismo tiempo que yo –asentí y lo hice, salieron algunas chispas y luces Daniela murmuro cosas y siguió moviendo su varita –ya está –sonrió.

-¿qué? –

-ahora tú también podrás entrar libremente y abrir los muros –ella me había confiado el lugar más secreto.

-gracias pequeña ¿Cómo sabes hacer todas estas cosas? –que yo sepa en la escuela no se enseña esto.

-no tengo buenas notas porque sea amiga de Granger, me gusta leer soy inteligente he aprendido bastante –

-cada vez me enamoro más de ti pequeña –

-y yo de ti Severus, ahora si voy a preparar algo –