Los profundos ojos de Severus Snape

Vigésimo sexto Capítulo: una bebé

-Severus por favor no grites –

-¿Cómo quieres qué no grite? Te dejo sola un momento y traes a un bebé de la gente que se supone que debíamos matar –

-entiéndeme cariño no podía dejarla ahí a su suerte, es una criaturita indefensa –

-¿qué crees que hará Voldemort cuando se percate de la presencia de cierta criaturita como la llamas tú? Es hija de muggles Daniela no podemos cuidarla nosotros –estaba perdiendo esa tranquilidad que lo caracterizaba.

-no es hija de muggles Severus, la encontré bajo sus padres, ellos tenían varitas y la pequeña un hechizo protector ya casi inexistente –

-no podemos estar seguros de eso Daniela ¿Cómo puedes asegurar que es hija de ellos? Tal vez solo la protegieron –

-por favor Severus –rogué con la intención de que me dejara conservarla.

-alista la bebé la iré a dejar a un orfanato –me dio la espalda –ahora vete –

Camine a nuestra habitación ¿qué había de malo en tratar de salvar una pequeña bebé?

-Meri –

-si ama –

-¿Dónde tienes la bebe? –

-segura en la pieza de invitados ama –

-bien, acompáñame –

Abrí la puerta, un pequeño bultito yacía tranquilo sobre la cama.

-¿la alimentaste? ¿La cambiaste de ropa? ¿El pañal? –

-la alimente y cambie pañal hace muy poco ama, no le he podido cambiar ropa porque no podía dejarla sola –

- entonces consíguele ropa, leche y mamaderas –le di una bolsa con Galeones.

-como ordene ama –y desapareció.

Me acosté al lado de la bebé y la observe, tan delicada y adorable, su aroma inundaba mis fosas nasales, tome su manito entre las mías y apretó mi dedo índice. No creo ser capaz de abandonarla, ella no tiene la culpa, no tiene derecho a crecer sin amor, me acurruque aún más cerca y me dormí.

Desperté por un movimiento a mi lado, la pequeña estaba comenzando a llorar, la puse entre mis brazos me puse de pie para mecerla y mi espalda choco con un cuerpo.

-Severus ¿qué estás haciendo aquí? –di la vuelta a la cama balanceando a la bebé.

-estaba buscándote para ir a dejar a la bebé –pude ver ¿ternura? En su cara.

-espera unos minutos más por favor, Meri aún no vuelve con lo que le encargue –

-¿y qué fue lo que le encargaste? –miro con fastidio.

-unas cosas para la bebé, no te preocupes gaste de mi dinero –

-no es eso lo que me molesta Daniela, el dinero nunca es problema, me molesta que te encariñes con algo que no puedes tener –se acercó para acariciar mi mejilla.

-si no lo puedo tener es solamente porque tú te niegas Severus, mírala es tan pequeña y frágil –la acerque a él.

-lo mismo pienso yo de ti pequeña –me beso.

Se quedó muy quieto al sentir la diminuta mano del bebé en su cara, se agarró de mi brazo y no respiraba, espero unos minutos antes de volver a mirarme.

-¿Qué pasa cariño? –

-la bebé me mostro –no se recuperaba de la impresión.

-¿te mostro qué? ¿Y cómo? –