Septuagésimo Cuarto: lagrimas

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DANIELA

Vuelta en castillo llegamos solo a dormir, pues mañana sería el funeral de mis amigos, por suerte no sería tan terrible, estaría Lucius y Cissy para ayudarnos, no tendríamos que preocuparnos por que se dieran cuenta de nuestra doble faceta.

-mami despierta –Eileen me movía –los tíos están aquí –

-ya voy Eileen –bese su frente y comencé a vestirme rápido.

-buenos días Ela –Hermione entro en el cuarto acompañada de Draco.

-¿cómo están? –Les devolví el saludo -¿Qué están haciendo los dos aquí? –termine de vestirme.

-Draco solo estaba acompañándome –se excusó la castaña bajando la mirada.

-¿durmieron acá? –pude ver las ojeras bajo los hinchados ojos de Hermione.

-en la habitación de Eileen, pero no dormimos –

-uy, ¿y que hicieron los pillos? –Trate de subir el ánimo –tienen que decirme –moví las cejas y provoque una sonrisa por parte de la castaña.

-hablamos de nuestras vidas, nos conocimos –

-¿quieren tomar desayuno con nosotras? –me senté.

-no hemos comido nada así que si –se sentaron con nosotras y Draco comenzó a darle de comer a Eileen.

-¿está todo listo? –hable suavemente.

-en una hora más hay que bajar para llevarlos a la montaña, Draco se ofreció para llevar el cuerpo de Harry –miro por el ventanal –ya están hechas las excavaciones para enterrarlos –soltó una lagrima.

-Hermione mírame –tome sus manos –ya no llores por favor ¿crees que a Ronald o a Harry les hubiera gustado verte así? Ambas sabemos que fueron partes importantes en nuestras vidas pero pensemos que en donde quiera que estén se encuentran mejor y siempre nos acompañaran –me levante a abrazarla –nunca los olvidaremos –

-no pude aprovechar el tiempo con Ron, no pude ayudar a Harry a derrotar a quien-tú-sabes, no me pude despedir –se limpió la nariz con la manga de su chaleco –siento que falle como novia, como amiga –

-estas completamente equivocada Hermione –el rubio hablo esta vez –por ti cara rajada y la comadreja pudieron sobrevivir todos estos años, ayudaste en todo cuanto pudiste, eres la mejor bruja de la generación, una gran mujer y muy buena amiga, no te castigues más por favor –la miro suplicante.

-gracias acompañarme en este momento chicos –se limpió la cara –nose que estaría haciendo ahora sin ustedes –

-no pienses que estas sola, ni te tortures más, ellos en este momento están mejor que cualquiera –tomo de su café –además ellos me dijeron que dejaron cartas en el refugio -

-¿cartas? –Se puso de pie -¿por qué no me dijiste antes Draco? –

-Herms tranquila si –estire mis brazos para que volviera a sentarse –ya habrá tiempo para leerlas, por ahora trata de estar tranquila –comí un poco -¿viste a Severus? –

-salió en la madrugada y no ha vuelto –

-debo hablar con él –me comí lo poco que me quedaba y me puse de pie para ir a buscarlo –nos vemos en el comedor chicos, sino ya sabes cómo encontrarme Draco –apunte su collar.

-que te vaya bien Ela –lo último que escuche antes de salir.

Llevaba por lo menos diez minutos buscándolo y no había rastros de él, cada estudiante tenía la misma expresión de derrota en el rostro –sabían lo que venía –el aire estaba tenso y reinaba el silencio, habían perdido la Fe, claro ¿Quién no lo habría hecho sabiendo que el elegido acaba de morir?

Los profundos ojos de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora