Los profundos ojos de Severus Snape

Septuagésimo Tercer: pequeña batalla

-asquerosa sangre sucia te enviare con tu maldito traidor a la sangre –Bulstrode apunto a Hermione.

-¡desmaius! –Draco la protegió –tenemos que ser rápidos –hablo el rubio provocando que todos se quedaran con la interrogante.

Ya que el castillo era vigilado por Voldemort, varios de sus mortifagos se encontraban en el lugar, los alumnos más grandes comenzaron a proteger a los más pequeñitos y a luchar. Hermione incapaz de medir su furia y desdicha asesinaba cada mortífago que se le cruzaba por delante, todos le seguíamos el paso.

-Daniela –Severus llego a mi lado –ve al despacho con Granger y Draco y esperen a que termine con ellos –

-no los dejare luchar solos Severus, también soy parte de esta guerra, además Draco y Hermione no querrán acompañarme –

-yo sí, y no lo hago solo por ti –Draco comenzó a levantar la voz a medida que esquivaba hechizos –lo hago por Eileen y tu hijo en camino –lo hicieron a propósito –vamos –tomo mi mano y me guio, en el camino nos encontramos con Hermione luchando.

-vamos Hermione, deben venir conmigo –

-no puedo dejar los cuerpos de Harry y Ron aquí –sollozo –no puedo dejar que combatan sin mí –

-debes venir conmigo –estiro su mano –Weasley así lo hubiese querido –cuando termino la frase automáticamente Herms bajo los brazos y se nos acercó despacio –caminen con cuidado y estén atentas que pueden querer herirnos –volteo a vernos pero en ese momento un hechizo hizo un corte profundo en mi brazo.

-¡maldita perra! –Grite -¡Avada Kedavra! –Y le quite la vida a Alecto Carrow –

-Ela será mejor que vayamos luego a tu habitación para curarte –Hermione comenzó a apurar mi paso y cubrirme –se ve muy mal –veía como goteaba la sangre.

Después de enfrentarnos a algunos mortifagos logramos llegar al despacho.

-corta la manga de esa polera –Draco me dejo sobre la cama –voy por unas pociones –

-¡Episkey! –Dijo la castaña apuntando mi brazo –voy por díctamo – salió corriendo.

Me sentía mareada y cansada, la pérdida de sangre me estaba poniendo mal.

-ya vinimos –aparecieron ambos. Herms deposito unas gotas de esencia de díctamo sobre mi brazo.

-Arde mucho –reprimí un grito.

-debes aguantar Ela –me acerco un frasco pequeño –bebé esta poción reabastecedora de sangre –la bebí.

-duerme un rato Daniela, nosotros cuidaremos de Eileen y vigilaremos –Herms acariciaba mi pelo para calmarme, y por ese instante sin quererlo me abandone al sueño.

SNAPE

Ela había comenzado la pequeña batalla al petrificar a Amycus Carrow, los mortifagos presentes comenzaron a defenderse y atacar a otros, ella no podía arriesgarse de esa manera.

-Daniela –me acerque a ella –ve al despacho con Granger y Draco y esperen a que termine con ellos –solo con ellos podría estar segura en este momento.

-no los dejare luchar solos Severus, también soy parte de esta guerra, además Draco y Hermione no querrán acompañarme –terca como siempre.

-yo sí, y no lo hago solo por ti –Draco me siguió la corriente sabiendo el riesgo que corría ella aquí –lo hago por Eileen y tu hijo en camino – ¡bingo! Toco su punto –vamos –la tomo de la mano y vi cómo se alejaban, luchaba contra algunos mortifagos hasta que escuche el grito de Amycus.