Quincuagésimo Noveno Capítulo: traición

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Severus no reaccionaba y yo estaba a punto de hervir de rabia, cuando se dio cuenta abrió bien sus ojos y de un solo empujón Severus lanzo a la chica al suelo, con su manga se limpió la boca y levanto su varita, ¡Merlín nunca le he deseado mal a nadie pero esta chica lo pide! -¿¡Que cree que está haciendo maldita sea!? –grito Severus.

-no se altere tanto Severus, yo sé y se le nota que usted quería eso –se puso de pie y levanto un poco su falda -¿Por qué no terminamos luego con el asunto? –apreté mi varita con fuerza al escucharla.

-no me llame Severus y sí es obvio que terminaremos luego con este asunto –vi como mi esposo se acercaba a ella despacio en un plan distinto al de echarla, tenía una ceja levantada y una media sonrisa de lado, ¡mis ojos tenían que estar engañándome!

-ve profesor que no era tan difícil darse cuenta de quién es mejor –Pansy sonrió por su victoria y se acercó más.

No lo aguante más y aparecí en mi "cueva" camine a mi habitación, y me tire sobre la cama, la misma en la que hace no mucho Severus y yo habíamos hecho el amor.

-¿Merlín como pudo hacerme esto? –mis lágrimas resbalaban por mis mejillas y grite, grite descargando toda mi frustración, tristeza y rabia.

Desperté por el fuerte dolor de cabeza que tenía, sentía mis ojos hinchados de tanto llorar y mi cuerpo pesado, lo que vi vino a mí de golpe.

¿Cómo es posible que mi marido se actuara de esa manera con Parkinson? Ella se le había tirado encima para besarlo y Severus la tiro lejos, era seguro que la castigaría o le haría algo, pero jamás creí que fuera a acercarse a ella tan seductoramente, mirándola de cualquier forma menos con enojo o molestia, y sobre todo sonriendo, quiero pensar que no es lo que me imagino pero es confuso ¿Cuál sería una excusa para ese actuar?

Mire mi reloj casi las 1 de la noche Eileen debe estar durmiendo, Draco quizás habrá ido a ver cómo me encontraba y Severus tal vez haya notado mi ausencia, me arme y valor y prometí que no diría ni haría nada hasta que mi marido me dijera lo que realmente sucedió, me pare derecha, firme y aparecí frente al lago negro, el mismo lugar en que tantas veces me he refugiado tratando de encontrar tranquilidad.

-hola Daniela –salte por el susto y voltee para encontrarme a la comadreja menor –lo siento no quería asustar, pero te vi aparecer y quise acercarme ¿te molesta que me quede junto a ti un momento? –

-no te preocupes Ginny, me gustaría bastante una compañía por ahora –sonreí mientras me sentaba en una roca.

-y dime ¿estás bien? –Comenzó a hablar –el embarazo –continuo al ver que no entendía a que se refería.

-si, en perfectas condiciones a pesar de lo que me ha ocurrido –

-me alegro mucho porque debe ser muy grande el dolor de una mujer al perder un hijo, ¿pero te cuidas bien? ¿El director Snape es bueno contigo? –

-debe ser inmenso y no quiero ni imaginarlo –suspire –hago todo lo que me recomendó el medimago al pie de la letra –pensar en Snape me desanimo un poco –Severus me cuida bien, demasiado diría yo –reí –y ¿Cómo vas tú con Harry? –

-¿con Harry? ¿De qué estás hablando Daniela? –pregunto sonrojada.

-pero que mala mentirosa eres, sé perfectamente lo que pasa entre tú y Potter –me cruce de brazos –mi amigo me contó –sonreí.

-oh –juro que se puso del mismo tono de su cabello –no hay nada concreto aun, ya sabes no hay tiempo, nunca se me declaro ni nada por el estilo –se encogió de hombros.

Los profundos ojos de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora