-¿Sensei?-exclamó Ale confundida, pude ver una chispa en sus ojos, y su rostro cambio totalmente por la sorpresa, me volteo a ver-¿Qué hace aquí?-todos bajamos de las poleas y dejamos la pintura en el suelo.
-Solo vine a buscar a Alexis-dijo con tono serio, sus ojos me recorrieron con la mirada, su ceño se pronunció hacia abajo-Nos vamos-declaró. Se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida. Por alguna razón no quería oponerme, sentía que ya estaba metida en demasiados problemas.
-¿Te irás ya?-me preguntó Draco-¿Por qué vino por ti él?-sus ojos mostraban confusión al igual que los de Rafa.
-Después les explico-tomé mi mochila y vacié su contenido en el suelo-Úsenlas, volveré por ellas-Mis amigos asintieron, pero pude ver la preocupación y curiosidad en sus ojos. Salí corriendo detrás del peliplata, su espalda me hacía sentir pequeña.
-¿tu padre sabe acerca de esto Princesita?-un miedo me tomó por sorpresa, claro que no lo sabía, y si mi padre decía la verdad y este hombre era mi guardaespaldas, estaría perdida, le contaría todo a mi padre y yo no volvería a salir de casa en mi vida. Además de los castigos que tendría que pasar.
-N-no-mi voz salió más asustada de lo que me gustaría haber aparentado, él solo me hecho una mirada por encima del hombro, salimos de aquel lugar, un jeep negro con vidrios polarizados estaba estacionado frente al callejón, el peliplata entró como conductor, abrí la puerta del copiloto y subí, era bastante espacioso, el hombre prendió el motor, y aceleró en dirección a casa, me revolví incomoda en el asiento de piel. El me miró de reojo, seguí sus ojos hasta mi abdomen, me deshice el nudo de la camisa para que no viera mi perforación, demasiado tarde, de mi mochila saqué mi desmaquillante, toallas y un espejo, me deshice de mi maquillaje, y me quité la pieza de mi ombligo, guardándola junto con las demás.
-Tu padre tiene una cena hoy-exclamó de repente, yo solo asentí, él encendió un cigarrillo.
-¿Le indicó que debo asistir?-pregunté con cortesía, tratando de que mi voz sonara más calmada de lo que en realidad me sentía.
-No, debes estar en tu habitación- exclamó, solo asentí-Creo que debes cambiarte estamos a 5 minutos de tu casa-inquirió señalando la parte de atrás del jeep, incline la cabeza sin entender, ¿Dónde me cambiaría? Mis ojos se abrieron con rapidez cuando capte la idea, quería que me cambiara detrás, solo tenía dos opciones llegar con esta ropa y que mi padre me metiera a un convento o cambiarme ahí detrás, opte por la segunda opción sin mucho entusiasmo, antes de que él notara mi duda, pase detrás del vehículo, mi mirada estaba pegada en el retrovisor, esperando a que espiara para golpearlo, pero no ocurrió, me cambie con rapidez, una vez más con el uniforme escolar, acomode mi cabello en una coleta. Volví al lugar del copiloto. El nerviosismo se apoderó de mí ¿Se lo diría a mi padre? Jugué con el pliego de mi falda como un síntoma de nerviosismo.
-¿Vas muy seguido ahí?-preguntó, No sabía si debía responderle con normalidad, quizás podría zafarme de los castigos de mi padre si solo fue un acto de rebeldía de una vez, pero eso sería mentir, el peliplata me estudio con la mirada.
-Y-yo eetto- balbuceé
-Mentir no te ayudará en este momento-declaró con voz grave, su tono de voz era intimidante
-Creo que no es necesario hablar de eso-solté por fin
-La hija de un reconocido empresario estando en ese grupo de sectas, vistiendo ropa inapropiada, haría un gran escándalo en los medios , me parece algo muy interesante-dijo sin quitar la vista del camino. Manejaba con una sola mano, mientras con la otra fumaba un cigarrillo.
-No es una secta-me defendí, detestaba que las personas hablaran de asuntos de los que no tenían conocimiento alguno. Fruncí el ceño. El miedo volvió a mi.
- Ya veo-su tono era indescifrable-Así que has estado más de una vez ahí-dio otra calada a su cigarro, al terminar saco la mano por la ventana para deshacerse de la ceniza.
-Yo no he dicho eso-traté de mantener un tono pasivo, alterarme ahora haría que la situación se tornara aún peor, mordí el interior de mi mejilla para no perder la cordura.
-Pero tampoco lo negaste-exclamó
-¿Se lo dirá a mi padre?-pregunté con la cabeza en alto
-¿Debo decírselo?- No entendía a este sujeto, preferí callar, el tramo restante fuimos en silencio, apago el motor y salió, abrió la puerta del copiloto para que yo bajara. Por alguna razón mi estómago estaba lleno de consquillels para nada molestos.
-Diríjase a su cuarto, Princesita-dijo cuando nos dirigíamos a la puerta de la casa.
-Alexis, me llamo Alexis Rosales-Lo corregí, él solo sonrió, seguía sin ver su rostro, extrañamente saboa que estaba sonriendo.
-Lo sé-entramos, la casa estaba inundada de un dulce aroma a pasta, que de inmediato me abrió el apetito recordando que aún no había almorzado nada. Subí por las escaleras ignorando el gruñido de mi estómago y las ganas de ir al comedor, la puerta de mi habitación estaba cerrada, saqué la llave de mi mochila y abrí, al entrar cerré tras de mí sin pestillo, me urgía un baño, prepare todo, llené la tina de burbujas y entre, el agua caliente inundó mis sentidos, pero esa calma solo duró unos segundos. El peliplata estaba seguramente contándole a mi padre donde me había encontrado. Quizás sería el último baño sereno que tendría en mi vida.
Más preguntas inundaron mi mente, aunque intente dejarlas de lado, era lo único en lo que podía pensar.
¿Cómo me había encontrado Kakashi?
¿Nos había seguido? Quizás por eso no lo vi en el aula después de que salí
¿Qué tenía en mente? Tenía mis dudas sobre si le contaría o no a mi padre, se había comportado de forma muy extraña en la camioneta.
Pero más importante
¿Quién es él?
¿Una niñera?
¿Un maestro?
¿Un guardaespaldas?