Capítulo 11.- Jugando en el mar

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-¿Lo hiciste tú?-exclamó serio mientras lo tomaba entre sus manos para admirarlo mejor.

-Dame eso- Me lancé a arrebatárselo, pero levanto el dibujo todo lo que su brazo le permitía, salte tratando de quitárselo-¡Suéltalo!-subi la voz, una sonrisa iluminaba su rostro.

-Solo quiero verlo-Dijo entre risas.

-Es mío-declare, aún saltando.

-Recuerdo haber comprado este cuaderno-Sonrió victorioso. Bufé y me cruce de brazos.

-BAKA-exclamé, cuando el peliplata vio de cerca el dibujo, mis mejillas se colorearon de rojo, molesta por la reacción de mi cuerpo salí del cuarto, dispuesta a comer algo, aunque de un momento a otro había perdido el apetito. Me senté en el la barra de la cocina, un plato de arroz japones y pollo con teriyaki estaba servido. Cuando vi los cubiertos me sorprendí, palillos y tenedor, sonreí, supuse que los había puerto por si no sabia utilizarlos, agarré el tenedor.

Comida japonesa

La probé, mi boca pidió más del manjar, los sabores se complementaban, una explosión de sabor culminaba en mi boca cuando trague el bocado, bocado tras bocado disfrute de la comida, para cuando me di cuenta el plato estaba vacío y mi estomago satisfecho, dejé los trastes en la tarja y me dispuse a fregarlos.

-No tienes por qué lavarlos-voltee, el peliplata estaba en el umbral de la puerta.

-Yo los utilice-dije sin más.

-Las princesitas no lavan-se apoyó en la pared.

-No soy una princesita-dije entre dientes, una sonrisa cubrió su boca aún fuera de mi campo de visión.

-Yo no soy tu niñera-abrí el grifo para enjuagar la vajilla.

-Pues ahora estamos de acuerdo en algo-inquiri

-¿A sí? ¿En qué?-preguntó.

-Yo no soy una princesa y tú no eres una niñera-declare, guarde la vajilla una vez que la seque, abrí un cajón, aquí no, abrí otro, aquí tampoco, una puerta pequeña, Tampoco.

-En la puerta sobre ti-Levanté mi cabeza al escuchar la indicación del mayor, la puerta estaba muy alta, hice una mueca, escuché la risita del hombre detrás de mí. Me estiré todo lo que pude y aún así no la alcance. Una mano abrió la puerta con facilidad, mi corazón comenzó a latir con fuerza, el peliplata estaba muy cerca de mi, prácticamente a milímetros, tomó la vajilla de mis manos sin notar que el roce de sus dedos con mi mano había provocado que me arrancara el aire.

-G-gracias- baje la cabeza para evitar que notara mi sonrojo.

-Por nada princesita-revolvió mi cabello. Pakun entró al lugar ladrando como loco, lo que me sobresaltó-Es su hora de jugar-hecho un vistazo a la ventada, estaba algo oscuro, pero estaba segura que el clima aún era agradable, quizás mejor que en pleno día, el peliplata abrió la puerta corrediza y el perro salió corriendo.

-Se escapa-me alerte, casi salgo tras él.

-Solo quiere jugar-mi mirada era de confusión-Ven-señaló la salida, pase por el mismo lugar que el perro hace unos segundos, la hamaca en la que me había acostaba estaba ahí, al igual que una estancia.

-A la derecha-inquirio, tuvimos que pasar por otra puerta corrediza, cuando mis pies tocaron la arena un alivio inundó mi cuerpo. El perrito se sentó a mis pies con un palo en la boca-Aviéntalo-me explicó el peliplata, eso hice, Pakun salió corriendo detrás de la rama, sonreí-Vamos-camine detrás de Kakashi, había unas toallas en la orilla del mar, me senté en una de ellas, el peliplata se recostó en la de mi lado.

-El clima es agradable-Trate de iniciar una conversación

-Es la mejor hora para venir, en la noche está muy frío y en la mañana arde-Pakun dejó la rama en mis piernas, volví a lanzarle el juguete. El vaivén de las olas, daba un hermoso sonido al ambiente.

-¿Vienes aquí cada noche?-supuse que como es su casa debía dormir aquí, pero viajar tanto para eso se me hacía pesado, más de lo que alguien podría soportar.

-No, me hospedo en la cuidad-entendí que no quería dar más detalles. Recordé que debía llamar a Ale. Busqué en mis ropas el Celular, no estaba. Comencé a buscarlo en la arena por si se me había caído-¿Qué pasa?

-¿Has visto mi celular?- dije algo preocupada.

-Aquí está-lo sacó de su bolsillo trasero, me lo ofreció, yo lo tomé.

-Gracias- me levanté-Ya vuelvo-el peliplata asintió. Camine un par de metros por la arena, mis pies tocaban el mar.Marque el número de mi amiga, me mando a buzón, volví a intentarlo, nada, supuse que estaba ocupada. Volví sobre mis pasos. El peliplata no estaba en la toalla, cuando lo busque alrededor, lo encontré en el mar, su pantalón estaba mojado de las rodillas para abajo, jugaba con el perro, que para mi sorpresa estaba en el mar, corriendo por la rama que el hombre lanzaba. Sonreí, el peliplata volvió su mirada hacia mí, recogió agua entre sus manos y me la lanzó, me mojó (7u7), yo me sobresalté. Comenzó a reír. Otra vez sus carcajadas.

-HEY-me quejé-Me las pagaras-corrí hacia él con la intención de mojarlo, lanzando agua con ayuda de mis manos, pero él se defendió lanzándola también-Ahhh-el agua estaba fría. Corrí tratando de buscar un punto ciego, una oportunidad se abrió ante mi, el jounin se agachaba para lanzar la rama, corrí hacia él, lanzando toda el agua que me fue posible en su espalda, soltó un grito grave, y su espalda se contrajo. Cuando volteo una carcajada salió de mi boca. Recogió agua con sus manos y heche a correr, Pakun se atravesó en mi camino, haciéndome trastabillar y caer al agua. Me levanté empapada. Mis oídos se deleitaron con la risa del peliplata que se partía a mis espaldas.

-¿Estás bien?-podía notar que contenía una risa.

-¿Qué es eso?-señalé a sus espaldas, él volteo, lo empuje con toda mi fuerza. El peliplata cayó salpicando. Ahora fui yo quien río. Se levantó con una sonrisa. Tragué saliva con fuerza, la camisa se pegaba a su cuerpo.

-Tramposa-en un rápido movimiento me cargo como un costal de papas, yo pataleaba y reía con fuerza.

-Perdedor-exclamaba entre carcajadas para molestarlo, me tiro en la arena, y me hizo rodar-Nooo-dije, el peliplata y yo reíamos. Me había empanizado. Cuando se separó de mi ambos estábamos cubiertos de arena-Eres un mal perdedor-lo acuse mientras le sacaba la lengua.

-Princesita yo nunca pierdo-embarro arena en mi cabello mojado, yo abrí la boca ante la sorpresa.

-Maldito-me lancé hacia él, embarrando arena en su cabello plateado, él trataba de defenderse, pero reía con tanta fuerza que perdía su fuerza. Me senté a horcajadas sobre él, poniendo más arena en su cabello.

-Suficiente-dijo entre risas, me tire a su lado, ambos admirábamos las estrellas que habían salido en algún momento. Se sacudió el cabello en un inútil intento de limpiarse.-Estamos hechos un desastre-mi respiración comenzaba a normalizarse.

-Tu empezaste-lo acuse.

-Te lo buscaste-dijo en tono superior

-¿En qué momento?-le di un pequeño golpe en el hombro

-Cuando...-se quedo pensativo

-No sabes- lo patee con cuidado para no lastimarlo, pero lo suficientemente fuerte para hacer que rodara sobre la arena, dejándolo de panza, reí.

-Esta bien está bien, tú ganas-cuando me fijé en el tapabocas me decepcione al ver que no se transparentaba nada.

-Lavaras mi ropa como castigo-declaré mientras me levantaba. El asintió sonriente, sabía perfectamente que no lo dejaría hacerlo.

-Por acá hay regaderas para enjuagarnos-indicó con su dedo índice, caminó hacia allí, yo lo seguí. Su camisa se adhería a su espalda, mi respiración se entrecortó. Estaba mojado de pies a cabeza. Tres regaderas estaban en una de las paredes de la casa, abrió los dos grifos, donde salió agua tibia. Se metió debajo del chorro, lavando su cabello. Cerró los ojos. Sin pensar lo que ocasionaría mis actos, me paré delante de él, él chorro del agua me cubría la mitad del cuerpo, aún no se había dado cuenta de mi cercanía, levanté mi mano hasta la altura de su rostro y en un rápido movimiento bajé su tapabocas. Sus labios y nariz estaba a la vista.

Mi Guardaespaldas/Kakashi Hatake/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora