Capítulo 6. - Escape fallido

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Salí de la tina, estar ahí no resolvería nada, debía enfrentar mis problemas, me seque, y me puse mi pijama, un vestido blanco y ropa interior, de eso contraba mi vestido, iba a cepillar mi cabello, cuando recordé que lo había dejado el cepillo en el cuarto, salí de mi baño.

-Al fin sales, creí que iba a tener que entrar princesita-el peliplata estaba de pie, me recorrió con la mirada

-¿Qué hace en mi alcoba?-pregunté, ¿Quién se creía?

-No debes hablar así, tuteame además ambos sabemos que finges-me miró con una ceja levantada.

-Tu que sabes de mi-apreté los puños con fuerza-No me conoces-fruncí el ceño

-Te conozco más de lo que crees-se acercó a mí, pude notar una sonrisa debajo de el tapabocas blanco.

-¿Qué es lo que quieres?-trate de cambiar de tema, por alguna razón una corriente eléctrica me había recorrido cuando me sonrió así.

-¿De ti?-Asentí-Quizás un dibujo-exclamó pensativo

-No te daré nada-me mantuve firme

-Que mal, yo no quería que tu padre se enterara de tu lugar secreto-exclamó amenzante, sacó un cigarro y un encendedor.

-Aquí no puedes fumar-Le recrimine.

-Mírame-Exclamó, encendió su cigarrillo y dio una calada, segundos después expulso el humo en mi rostro, yo tocí con fuerza-Tu padre me contrató para cuidarte-una chispa iluminó sus ojos, había recordado algo-Si no quieres que se entere de lo que haces después de clases, no te molestaré más, aunque deberé acompañarte-estaba tratando de negociar conmigo, apreté los dientes, yo llevaba las de perder. Estiró la mano para cerrar el acuerdo-¿Trato?-

Después de hacer una lista de pros y contras estreche su mano.

-Trato-dije entre dientes-Pero necesito respuestas- me acerqué a mi tocador. Saque un cepillo, me senté en el sillón individual y comencé a cepillarme el cabello.

-Eso no está en los términos del trato-dijo, mientras tiraba la ceniza de su cigarrillo en mi tocador blanco. La paciencia se me estaba acabando.

-No hagas eso-exclamé

-¿Hacer qué?-me miró desafiante-Volvió a tirar ceniza

-Aléjate de ese tocador-Levante el cepillo amenazante

-Te dejaré dormir-sus ojos decían lo contrario, mi paciencia se terminó cuando apago su cigarro en la madera blanca de mi tocador, lance el cepillo con fuerza hacia su cabeza, pero lo atrapó en el aire, pude intuir su sonrisa de superioridad-Que descanses, espero el voceto-salió de la habitación.

Me lancé a mi cama. Puse una almohada en mi rostro y grite con fuerza, el algodón amortiguó el sonido, cuando separé mi rostro me di cuanta de lo patética que me veía. Comencé a lanzar las almohadas de la cama con fuerza y enojo. Mire mi ropero, corrí hacia el. Me puse una sudadero negra, unos pantalones de mezclilla y unos Van's. Metí en mi mochila, cuadernos y libros, sin olvidar el uniforme, amarre mi cabello en una coleta y abrí la ventana de mi habitación.

Podría llegar con Ale en un dos por tres, cuando abrí la ventana, estaba frente a mí mi primer obstáculo, una caída desde el segundo piso, que parece poco pero viéndolo desde arriba parecía estar en la azotea de un rascacielos, mi estómago se revolvió, siempre me habían gustado las alturas, amaba pintar en lugares altos, pero en ese momento un miedo me embargo,  no estoy segura si por romperme una pierna o por si me descubría mi padre, aunque lo pensé no decidí cuál era la que más me aterraba, el árbol del que podía bajar estaba a un metro de distancia de la ventana, debía saltar, me paré en el marco de la ventana, crujió bajo mis pies, solo debía caer en la rama más grande estaba segura que me aguantaría, me impulse y salte. Abrí los ojos cuando sentí el ardor en mis manos y rodillas, estaba en la rama, había caído algo mal, pero para ser mi primera vez no estaba tan mal, seguí bajando saltando lentamente de rama en rama, caí al suelo y de inmediato me heche a correr hacia la enredadera que crecía de la barda, necesitaba cruzar el jardín rápido, podía escucharme Hinata y sería mi fin, agradecí que no tuviéramos cámaras ni alarmas, trepe de las firmes enredaderas y salte hacia la calle, mis piernas se doblaron haciendo que cayera de rodillas, jadee de dolor estaba casi segura de que mis rodillas estaban sangrando, me golpee mentalmente, debí de haber rodado durante la caída, así no me hubiera lastimado, resignada me puse mi capucha negra y camine a la esquina donde pasaba el camión, detestaba la idea de usar el transporte público pero si hubiera tratado de sacar mi auto me hubieran descubierto, camine por las oscuras calles hasta la esquina, solo había alguien más pero no lograba verle el rostro, estaba de espaldas a mí y como la luz era casi nula no podía verlo bien, me senté en la parada y saque mi celular. Abrí la conversación que tenía con Ale.

Yo: ¿Podrías darle hospedaje a una vagabunda como yo?

Solo rogaba que su madre ya estuviera trabajando en su turno nocturno sino me haría un interrogatorio peor que su hija y llamaría a mi padre, a los pocos minutos mi celular sonó alertandome de un mensaje.

Ale: Claro, pero como pago debes contarme qué pasó ❤️😱

Yo: Gracias, llegó en 20

Sonreí para mis adentros, mire hacia ambos lados de la calle, no había señales del camión, el hombre a mi lado seguía con la cabeza gacha, no podía confirmarlo pero parecía que se había quedado dormido, revise una vez más el contenido de mi mochila, esperando no olvidar nada, repase todo mentalmente, estaba completo, un chirrido metálico hizo que levantara la vista, el camión estaba frente a mi, se veía tétrico a estas horas de la noche, estaba corroído por el óxido y el chofer era un hombre gordo con una barba de días sin ser rasurada, me levanté, antes de subír recordé al señor a mi lado,  no podía dejarlo ahí, quizás iba a subirse al camión por una razón importante, aunque no fuera así la noche era fría y en un callejón así es mejor no quedarse dormido sin que alguien te cuide, decidí avisarle que el camión había llegado, subí el primer escalón del camión, me giré

-El camión llegó-exclamé algo alto. Seguí subiendo, estaba buscando el dinero en mi bolsillo cuando alguien me detuvo, me estaba tomando del brazo, me giré, el hombre que estaba sentado hace unos segundo me sujetaba, sus ojos azabaches se encontraron con los míos, abrí la boca ante la sorpresa en su rostro no había ni pizca de emoción.

-¿Princesita?-Susurró

Mi Guardaespaldas/Kakashi Hatake/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora