Capitulo 14.- Quiero volver a casa

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¿A mi habitación? ¿Enserio?

Entre al cuarto dando un portazo, estaba furiosa, me escondía demasiadas cosas, aunque... yo también le escondia secretros, pero eso es normal ¿verdad? solamente es mi niñera, no volveré a acercarme a él, es tan molesto y cree que siempre tiene la razón, ¿Qué rayos hay en ese cuarto?

Solo quiero ir a casa, me senté en el colchón, vi el dibujo que había estado haciendo toda la tarde, ese idiota, furiosa desgarre el papel en mil y un pedazos, maldiciendo al peliplata. Aún no podía dormir, estaba molesta. Aún así me recosté en la cama y me cubrí, después de largos minutos, quizás horas logre conciliar un profundo sueño.

*********

Una carcajada me despertó, cuando abrí los ojos me sentí desubicarse me senté en la cama y mire a mi alrededor, una oleada de recuerdos de la noche anterior me recorrieron, estaba en la casa del peliplata, recordé la pelea. Una vez más la carcajada inundó mi audición, una sensación extraña recorrió mi cuerpo, la sensación era reconfortante, la carcajada provenía del peliplata estaba segura. Me levante de la cama, el inmenso pijama arrastraba, me mire en el tocador, me cepille el cabello, adoraba como se me veía ese color, con mucho sigilo salí del cuarto, el sol ya golpeaba la ventana, pase corriendo hasta encerrarme en el baño más cercano, lave mi rostro. Cuando me sentí lista, baje las escaleras, en la sala logre ver a Kakashi acompañado de Karla. Quien notó mi presencia en las escaleras de madera.

-Buenos días hermanita-me saludó con la mano.

-Buenos días-respondí, Kakashi no despegaba su mirada de mi, por alguna razón el corazón se me aceleró y me sentí muy nerviosa.

-¿Oye tú sabes cocinar?-me preguntó, pero pareció más una afirmación, asentí con un movimiento de cabeza-¿Podrías hacer el desayuno?-una vez más, sonó más como una orden. Sin decir nada más, me dirigí a la cocina, podía escuchar sus voces pero no entendía lo que decían. Busque lo básico para un desayuno normal, huevos, tocino, frijoles y pan. Estaba todo, pero...algo dentro de mi quería hacer algo espectacular, quería dejar con la boca abierta a mis comensales, en especial a uno. Usaría mi mejor platillo, pasta. Pero ¿Pasta en la mañana? Mejor me quitaba de problemas y hacia huevo. Cuando termine, los llame a la isla. Ambos llegaron aún platicando amenamente, les serví.

-Buen provecho-exclamó el peliplata y ambos comenzaron a comer en lo que yo fregaba los trastes.

-¿Podrías darme jugo de naranja?-preguntó la chica

-Estoy ocupada-dije seca, ya le había hecho su desayuno.

-¿Podrías hacerlo cuando termines?-Si no cedía, no dejaría de molestarme, asentí levemente derrotada. Cuando saque el exprimidor, me di cuenta que era manual, corté las naranjas y las coloqué, bajé la palanca pero era muy dura, lo intenté una vez más, sin éxito, unas manos envolvieron las mías y empujaron hacia abajo haciendo que la palanca bajara con facilidad, cuando voltee vi a Kakashi.

-P-puedo sola-exclamé orgullosa

-Déjame hacerlo-dijo, el tapabocas que usaba esa mañana era negro, me senté en la isla y comencé a desayunar, el peliplata hacia ver cómo si bajar la palanca fuera fácil, sus brazos resaltaban cuando hacía el movimiento, me dejo embobada por un segundo. Llevaba una camisa sin mangas, azul oscuro. Es realmente atractivo. Cuando terminó, serví el jugo y terminamos de desayunar en silencio.

-Quiero ir al mar-dijo Karla, salió dispara escaleras arriba, supongo que para buscar un bañador.

-Gracias por la comida-Exclamó el peliplata con una sonrisa.

-Por nada-le devolví la sonrisa.

-Tu padre llamó ayer, hoy volverán a casa-terminó

-¿Fue lo único que dijo?-Estaba segura que no

-Lo único que les dijo, si-explicó.

-¿Y te dijo algo a ti?-Pregunté

-Que me encargara de la princesita preguntona-revolvió mi cabello. El calor de su mano se traspaso a cada parte de mi cuerpo. Recordé que había dejado mi ropa fuero, junto con mi celular. Karla bajo en ese momento con un bikini rojo, bastante pequeño. Yo voltee los ojos, un gesto que se me había pegado de Ale, me dirigí hacia la puerta corrediza, la abrí, el olor a sal inundó mis sentidos, era refrescante la brisa mañanera, mi ropa aún estaba húmeda, busque entre ella mi celular, para mi sorpresa no estaba.

-Llevé tu celular a reparar ayer-me sobresalté al escuchar al peliplata a mis espaldas, tenía un cigarrillo prendido en su mano, aunque aún con su tapabocas-Llevaré tu ropa a la lavandería de la ciudad, quédate con Karla-me ordenó, yo fruncí el ceño.

-Te acompaño-exclamé

-No tardaré-Se dirigió a su jeep, lo seguí, cuando se dio cuenta abrió la puerta del copiloto y me hizo una seña para que entrara, así lo hice.

-¿Y Karla?-Pregunté

-Puede cuidarse sola-encendió el motor, y encaminó rumbo a la ciudad más cercana. Yo llevaba mi ropa en una bolsa de plástico. Era extraño el comportamiento del peliplata, la noche anterior había estado molesto, ahora se le veía completamente despreocupado. Tiró la colilla del cigarrillo por la ventana. Algunas casas indicaban que nos encontrábamos en la entrada de la ciudad, unos murales llamaron mi atención.

-¿Por qué no pudimos ir a casa ayer?-pregunté aferrada

-¿Nunca te rindes verdad?-dijo calmado

-Pues no-lo fulmine con la mirada-Así que dime-

-No es tan fácil princesita-

-¿Por qué no?-me cruce de brazos

-Cosas de adultos-exclamó restándole importancia

-¿Está con una mujer?-Pregunté, mi padre hace años que no tenía pareja.

-¿Qué estaría haciendo con una mujer?-sonrío

-C-cosas de adultos-No entendía por qué me sonrojaba ahora, si con Ale hablaba tan abiertamente de esto. El jounin soltó una carcajada. Dobló en una esquina y frenó.

-Iré por tu celular, quédate aquí-Le di la bolsa de ropa, primero entró a la lavandería y después a un puesto de reparaciones, minutos después salió de ahí con una bolsa de plástico en las manos, entró al jeep y dejó la bolsa en mis piernas.-Revísalo-ordenó, abrí la bolsa y saqué la caja que contenía el celular, todo se veía bien, a excepción de las 44 llamas de Ale y 39 llamadas de Draco. Sentí un nudo en el estómago.-¿Todo en orden?-Yo asentí. Mientras el peliplata conducía de regreso, le marque a Ale. Respondió al tercer timbre.

-¿Bueno?-exclamó

-Hola Ale-dije en voz baja

-¡¿Donde has estado?!-dijo exaltada

-Lo siento, mi celular se descompuso-escuché una exhalación.

-Tengo mucho que contarte-dijo, supuse lo que iba a decie por su tono de voz.

-No, no, no-alcé la voz-¿Hector y tú?-grite como loca

-Pero no te he dicho nada-

-Te conozco Almejandra-casi podía verla voltear los ojos y poner su sonrisa de niña descubierta. Ambas soltamos un grito de emoción.

-Pon mucha atención-escuché que ordenaba mi amiga.

Mi Guardaespaldas/Kakashi Hatake/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora