-¿Te han dicho que eres una princesita preguntona?-dijo sonriendo, se sentó enfrente de mi, en el colchón.
-¿Te han dicho que eres bueno intentando cambiar el tema?-El peliplata sacó una cajetilla de cigarros de su bolsillo.
-De hecho no-Saco un cigarro y me lo ofreció, yo negué con la cabeza. Ale fumaba al igual que los demás, pero a mí nunca me había interesado eso.
-Dime que es lo que hace mi padre-mi tono de voz era serio. Pero no pareció tener algún efecto en el peliplata quien siguió hablando con normalidad.
-Cosas de adultos-Iba a prender su cigarrillo, cuando se lo quite. Ahora que lo pienso ¿Cómo es que hace para fumar teniendo el tapa bocas? No había puesto atención en la rapidez con la que jalaba el humo a sus pulmones, dejando solo una pequeña abertura en el costado del tapabocas para fumar.
-¿Cosas de adultos?-Levanté una ceja. Miré el cigarro entre mis dedos-No puedes fumar aquí-exclamé.
-Es mi casa-me quitó el cigarrillo.
-Pero aquí voy a dormir-Se bajó la máscara que llevaba puesta, arrancándome el aliento, una sonrisa se dibujó en sus labios, mostrando su dentadura blanca, el cigarro estaba entre sus labios. No pude despegar la mirada. Demasiado atractivo, es en lo único que pensaba, adoraba su mandíbula bien definida y..
-¿No te seguirás quejando?-preguntó inquisitivo, sacándole de mis pensamientos, yo negué energéticamente con la cabeza-¿Por qué me miras así?-sus labios estaban húmedos señal de que hace poco se los había relamido.
-A-así que esto hay debajo de tu máscara-Mi tono sonó más aniñado de lo que me hubiera gustado, él solo soltó una sonora carcajada, su risa llegó como una corriente eléctrica a través de mi columna, mi corazón comenzó a latir con rapidez. Sus dientes perfectamente blancos se mostraron. Su rostro se iluminaba aún más cuando reía y lo hacía parecer aún más atractivo de lo que creí posible en un ser humano.
-¿Qué otra cosa pensabas que habría?-Me miró con diversión, <<Alguien mucho menos atractivo>> fue lo que me hubiera gustado decirle, creo que durante toda mi existencia nunca me había cautivado tanto un hombre. Me alegraba de haberlo conocido. Notó que no contesté, su mano levantó mi mentón-Mis ojos están aquí-Dijo divertido, aún llevaba el cigarro apagado en la boca. Quise delinear sus labios con mi dedo índice, pero creo que sería algo extraño.
-S-solo veía tus labios-declaré con un leve sonrojo. Mientras desviaba la mirada. Volvió a tomar mi rostro para que lo viera.
-¿Solo querías verlos?-Me regalo una mirada juguetona, que fue seguida por una carcajada, que me hizo estremecer de placer.
-B-BAKA-le di un manotazo, haciendo que me soltara. Estaba consiente del color que tenía mi rostro. Rojo.
-Debes dormir princesita-se levantó, antes de salir de la habitación hecho una mirada sobre su hombro-Iré por tu hermana-Yo asentí, el hombre salió del cuarto. Me recosté en la cama y apague la luz, cerré los ojos dispuesta a dormir, escuché como encendía el motor del auto, el sonido se alejó, lo único que cortaba el silencio eran los golpes de las olas al romper en la arena.
Después de unos minutos yo seguía dando vueltas en la cama, sin poder dormir, había dormido demasiado en el día, me levanté rendida y salí de la habitación, sabía que el peliplata llegaría en un buen rato, decidí explorar la casa, de mi habitación la puerta vecina pertenecía al cuarto de baño, la seguida estaba cerrada con llave, abrí la cuarta, el cuarto del peliplata, su cama era más grande, pero no había tantos detalles como en la que me había dado, en vez de un tocados había un closet grande, me acerqué para abrirlo, Cerrado. Salí de ahí, no quería estar urgando las cosas, por mucha curiosidad que me dieran. En la puerta final estaba otra habitación con muchos detalles, muy parecida a la mía, baje a la primera planta. La cocina, el comedor, la sala, un baño y la salida a la estancia componían la parte inferior de la cabaña. No había televisión en ningún lado, tampoco celulares o...
En ese momento recordé.
Salí disparada a la puerta corrediza, la traté de mover, pero estaba cerrada, fui a la puerta principal, cerrada, mi celular estaba en mis ropas empapadas, aunque estaba casi segura que ya no serviría, el agua y la arena lo habían descompuesto golpee mi frente, que tonta. Recordé la ventana en la cocina, corrí a abrirla, cerrada, comencé a sentirme nerviosa, estaba encerrada en una cabaña en medio de la nada, sola y sin aparatos de comunicación, esto parecía el inicio de una película de terror, y de las baratas.
No sabía como matar el tiempo, no podía dormir. Recordé el cuaderno que había dejado en la cama, subí las escaleras con velocidad, tomé el cuaderno y el lápiz y comencé a dibujar, mi mano parecía moverse sola, mis y una ideas volaban por mi mente, jamás había tenido tanta inspiración, el tiempo empezó a pasar en el reloj del tocador, pero parecía que estuviera estático en mi cabeza. Un fuerte golpe me hizo saltar, se había escuchado en una habitación. Salí a investigar, el sonido provenía de la habitación que estaba cerrada con llave. Volví a escuchar de ese ruido, traté de abrir la puerta aunque sabía que estaba cerrada, lo hice con más fuerza. No abría, una vez más. Era inútil, quizás podía ver algo por la cerradura, me puse de rodillas, traté de ver que había en la habitación.
Cuando me asomé sólo podía ver rojo, supuse que alguien había puesto una manta para tapar ese punto de visión, Pero ¿Por qué? Traté de ver más allá, quizás si soplaba se caería esa manta, pero fue inútil y patético.- ¿Qué haces? -reconocí la voz
Me sobresalté al escuchar al peliplata. Voltee.
-E-Es Que escuché algo...-me excuse.
Su postura se había puesto rigida. Pareció preocuparse Por un segundo, eso que vi en sus ojos fue ¿Miedo?
-¿Qué viste? -Estaba segura, estaba asustado, su tono era duro.
-N-nada-exclamé
-Debiste ver algo-su ceño se pronunció hacia abajo-¿Qué viste?-repitió, se pasó las manos por el cabello, señal de que se estaba desesperado.
-Sólo había un color rojo-Sus ojos se abrieron mucho-¿H-hice algo malo?-me revolví nerviosa, soltó un fuerte suspiro.
-Ve a tu cuarto-Esta vez fui yo quien fruncido el ceño.
¿A mi cuarto?
¿Enserio?
¿Ahora era mi papá?
Me fulminó con la mirada. Hace unas horas me revolvía el cabello con una gran sonrisa y ahora me miraba mal. ¿Por que estaba tan enojado? ¿Qué había dentro de ese cuarto? ¿Qué significaba el color rojo? ¿Por que el terror en sus ojos? Esas y más preguntas se arremolinaban en mi cabeza, preferí hacerle caso, entré a la habitación, aún sin poder dormir me recosté, sería una larga noche.