Capítulo 39.- El inicio del fin

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-¿Tu mano aún duele?-preguntó separando la vista del camino para observarme con dulzura.

-Sólo un poco-Exclamé, otra risita escapó de sus labios

-En serio no puedo creer que hayas golpeado el vidrio-Soltó una carcajada-Si una bala no puede atravesarlo, tu pequeña mano tampoco podrá hacerlo-Voltee los ojos.
-Pero yo no lo sabía, quien vas a saber ver que tienes una camioneta blindada-Soltó otra carcajada como respuesta. El tiempo pasó muy rápido. de un segundo a otro ya estábamos en un piso delante de un conjunto de apartamentos, el edificio era realmente alto, quizás tendrá unos 20 o 30 pisos, bajé de la camioneta cuando abrió los seguros.

Tome mi mochila y abrace mi cuerpo, una fría ventisca me heló hasta los huesos, ¿En qué momento la temperatura había descendido tanto? el sol aún brillaba en el cielo pero su calor no era nada comparado a lo que sentía antes. Mis oídos estaban tapados-¿estamos en una montaña?- pregunte.

-Si-respondió mientras se deshacía de su cubrebocas dejándolo en su bolsillo.

Cuando llegamos a la entrada del edificio, el peli plata abrió la puerta para que yo pudiera pasar, me sonrió burlonamente cuando me sonroje por el gesto, sólo era una pequeña muestra de caballerosidad no era para tanto, pero viniendo de él, hacía que los latidos de mi corazón aumentará, la calidez se extendió por mi cuerpo cuando colocó su mano en mi espalda baja para avanzar juntos hacia la acensar que nos llevaría al apartamento correcto.

Entramos al sencillo elevador, no era para nada ostentoso, podría pasar totalmente desapercibido y no había mucho a su alrededor, unas cuantas casas y tiendas de conveniencia, nos encontramos en un pueblo muy pequeño, no estaba lejos de la ciudad tal vez a una o dos horas

- Quiroga estará ahí arriba- pregunté

-Quedamos de vernos para hablar así que si, él debe estar esperándonos o tal vez llegamos antes que él-Exclamó-Cuando estábamos en Japón siempre era yo quien llegaba tarde, se me haría raro entrar y no verlo con su cara furiosa por dejarlo esperando-Sonrío recordando esa escena que, seguramente, se había repetido tantas veces- no recuerdo una sola vez donde él haya llegado tarde a algún lugar-

Un recuerdo se afianza en mi mente, según recuerdo, me había dicho que conoció aquí a Quiroga y en otra ocasión me dijo que crecieron juntos allá en Japón, no lo entiendo sus historias se revolvían, ¿acaso no lo recordaba claramente? lo más probable es que me siguiera mintiendo, no sabía si enfrentarlo, no sabía si preguntarle, exactamente ¿qué está ocurriendo? y ¿por qué se contradecían sus historias? pero eso podría ponerlo a la defensiva.

Debía ser cautelosa para que no se molestara, y poder sacarle la información que realmente quería, ¿porque me estaban persiguiendo? ¿De verdad que era por asuntos turbios de mi papá en el pasado? ¿simples problemas de dinero y reputación? o ¿era algo peor?debía abordarlo con cuidado, preguntar con sutileza, hacer que me dijera la verdad de una vez por todas, sin más rodeos, sin más mentiras, sin más contradicciones, el poder del información es más grande de lo que pensamos, la duda puede llevar a las personas a cometer estupideces solo por conseguir respuestas.

El ascensor paró en el piso 17, las puertas se abrieron dando paso a un pasillo con tres o cuatro puertas que llevaban a distintos departamentos, nos acercamos al número 34, el hombre sacó las llaves y abrió la puerta, era sencillo, piso de madera, paredes de ladrillo, muy pocos muebles, eso si, tenía bastantes cuadros en la pared.

De inmediato llamó mi atención los cuadros de todos tamaños, de todas formas y de todos colores, no tenían Marcos cuadrados solamente, eran de distintas formas, no solamente formas geométricas, los cuadros tenían una sola cosa en común y era una mujer que estaba pintada de diferentes formas también, en algunas estaba pintada al óleo, en otras en acuarela, otro simplemente estaban en repujado, diferentes estilos pero claramente era la misma mujer, en diferentes posiciones, con diferentes tonos, su cabello negro ondulado llegaba hasta tus caderas, tus largas pestañas le daban una mirada profunda a sus ojos negros.

No podría adivinar la edad de esa mujer, porque en cada cuadro era diferente, se le podía notar por la actividad que estaba realizando, su cabello negro empezar a tornarse blanco como la espuma del mar, comenzaban a ser visibles los pliegues de su rostro, su ropa cambiaba haciéndose más holgada, su maquillaje desaparecía, pero algo que siempre estaba presente era ese brillo en sus ojos y una sonrisa auténtica, sus pómulos nunca dejaron de estar de un color rojizo, eres una mujer hermosa, eran cuadros hermosos ¿que estaban haciendo en una casa prácticamente abandonada sin muebles? traté de buscar la firma del creador, pero ninguna de las obras estaba firmada, cuando el peli plata se dio cuenta de mi interés por ellas hablo

-¿te gustan?-pregunto

-son hermosas- exclamen con una mirada boba, las pinturas tienen algo único pero no logro descifrar qué es.

La habitación estaba vacía, Quiroga aún no había llegado, el peli plata se sentó en el único sillón de dos plazas junto a una pequeña mesa de noche.

-Es extraño que no haya llegado-susurro para el mismo

-Debes preocuparte- exclamé sentándome a su lado, colocando mi mano en su muslo, sus ojos encontraron con los míos cuando di una pequeña caricia sobre su pierna.

-El sabe cuidarse solo-

-Pues... podríamos hablar mientras que no está, podrías contarme que está..-antes de que pudiera hablar, negó con la cabeza-ponte en mi situación-insistí-mi vida ha cambiado radicalmente, no sé qué es lo que está pasando, todos me dicen algo pero esto es...-no pude decir nada más pues los labios del hombre callaron en mis palabras, acaricio los míos delicadamente llenándome de sensaciones que se acumularon en mi estómago, mi mano libres subió hasta su mejilla, donde lo acaricie, sus manos viajaron a mi cuello hasta llegar a mi nunca, evitando así que nos separáramos, mi mente estaba embriagada de su ser. Se separo de mi y su rostro se tornó serio.

-Diga lo que diga, prométeme que te quedarás a mi lado-Exclamo en todo suplicante.

-Lo prometo-dije, para después besarlo una vez más tratando de darle la confianza de que permanecería con él fuera como fuera la situación.

-Bien... pues aquí voy...-Tomó aire y comenzó a hablar.

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Tsssss ya empezó lo feo

Takus2010

Mi Guardaespaldas/Kakashi Hatake/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora