H: part. 6

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Capítulo seis

D
etestaba a Hades, de eso no podía existir ninguna duda, ¿cómo era posible que ahora también tuviera sueños húmedos con esa estúpida?
Me dirigí al baño lo más rápido que pude, tomé una toalla y entré a la bañera. Estaba un poco estresada y no era un secreto que mi ropa interior estaba hecha un completo desastre por aquel sueño subido de tono de hacía unos momentos. En verdad tenía que hacer algo para que esto no me afectase tanto, o por lo menos para que ella no lo hiciera.
Tal vez debería aceptar que, quizás, solo quizás, sí me gustasen las chicas y que Hades me atraía demasiado, algo que no me gustaba mucho, ya que sea como sea ella era mi hermanastra y si mi padre se enteraba de algo como eso no sabía cómo se lo tomaría.

Había tanto en mi mente que me mareaba por momentos, así que abrí la ducha después de quitarme toda la ropa y dejé que el agua tibia desestresara mi cuerpo.
Mis pensamientos hacia Hades no me dejaban en libertad. Estaba muy caliente aún, tanto que quería darme placer por mí misma, pero algo me detenía, o tal vez era el vergonzoso momento que acababa de pasar en mi habitación al encontrarme con Hades en frente de mí mientras tenía un sueño muy placentero con ella.
—¡Joder! —gruñí bajo el agua por lo tonta que me sentía en ese instante.

«Hades»

Bueno, digamos que lo que quería hacer ahora mismo no era exactamente lo correcto, pero si ella tenía sueños húmedos conmigo, eso quería decir que, en su interior, en un lugar de su subconsciente, me deseaba tanto como yo a ella —sí, me gustaba mi hermanastra...—, y pues si también le gustaba, no iba a desperdiciar ese momento.
Continué quitándome la ropa mientras Kore se encontraba en la bañera y solo se escuchaba el sonido del agua cayendo hasta el piso.
Quité toda mi ropa hasta quedar completamente desnuda y, con pasos lentos y silenciosos, me acerqué hasta la cortina cristalizada que dejaba ver con dificultad el hermoso cuerpo de Kore del otro lado.
Me acerqué lo suficiente por el lado contrario al que ella estaba de pie y frente a la ducha, y con sumo cuidado corrí el cristal para después entrar y pararme detrás de ella sin que se diera cuenta y así siguiera con los ojos cerrados, sintiendo el agua mojando su cara y cada parte de su piel. Podía sentir el agua mojarme los pies y algunas gotas caer sobre mi cuerpo desnudo, que se encendía con solo ver la espalda pálida de Kore frente a mí. Su cabello estaba amarrado en un moño desordenado, fue así que pude admirar un pequeño tatuaje en su nuca de algo que parecía una libélula.
Estaba mojada por el agua que caía en Kore y me salpicaba en la piel, no quería moverme, solo quería quedarme allí admirando lo maravillosa que se veía ella por detrás, cómo su espalda se unía a su trasero seguida de sus hermosas piernas, pero caí en conciencia cuando Kore gruñó algo entre dientes y empezaba a darse la vuelta, así que, antes de que ella se girara por completo, me acerqué lo suficiente para unir mis labios a los suyos en cuanto estuviéramos de frente y, sin esperar una respuesta, puse las manos en su cintura para acercarla más a mí, ella intentó alejarse, pero no se lo permití, pegándola a la pared, el agua empezó a caer sobre su cabello y después sobre el mío, quedando amabas bajo la ducha.
Al principio Kore intentó apartarme, pero no dejé que lo hiciera, solo continué besándola con persistencia hasta que cedió y continuó nuestro beso, sus manos se posaron en mi cabello mojado para luego adentrar sus dedos en este y dar fuertes tirones que me sacaban suaves gemidos, mientras tanto yo la tomaba por la cintura y me adueñaba de su boca.
Pasé mi lengua por su labio inferior, pidiendo permiso para que me dejara entrar, no duró un segundo para unir su lengua a la mía, las cuales empezaron a reconocerse de manera única, enviando destellos de electricidad por todo mi cuerpo; mordí su labio inferior, al separarme de ella, tenía los ojos cerrados y la respiración errática.
—No pares Hades —pidió casi en un susurro—, no hagas que despierte de esta locura y hazme tuya de una vez por todas.
Esas palabras viajaron directamente a mi centro húmedo que empezó a palpitar, me acerqué a ella y la pegué de la pared, donde tomé sus labios en los míos en un beso muy poco delicado que ella correspondió de la misma manera, nuestras lenguas se unían y cada cierto tiempo Kore soltaba pequeños gemidos en mi boca, lo que provocaba que yo quisiera hacer cosas muy sucias con su boca.
Bajé hasta su cuello, donde empecé a besar y morder a mi antojo, ella se me hacía tan deliciosa que no podía parar de pasar mi lengua por su piel húmeda.
Ella metió sus manos en mi cabello mojado y empezó a gemir más fuerte cuando tomé uno de sus senos con mi boca.

«Kore»

La boca de Hades estaba en mi pecho derecho mientras que con una mano estimulaba el otro, en cambio yo me encontraba en una especie de trance del que no sabía cómo salir. Mi centro estaba completamente fuera de control, podía sentir la humedad que salía de allí, y aunque el agua seguía cayendo, mi cuerpo parecía estar en llamas, como sucedía cada vez que Hades estaba tan cerca como ahora.
—Oh —gemí una vez ella tomó mi pezón en sus dientes—. Hades... yo... —Intentaba decir alguna palabra, pero ni yo misma podía pensar en algo más que no fuera en lo que ella me estaba haciendo ahora mismo.
Ella pasó a mi otro pecho y empezó a besar y succionar a su antojo mientras los gemidos involuntarios salían de mi boca.
Pensé que mi tortura acababa cuando Hades empezó a descender por mi abdomen, dejando suaves besos a su paso, hasta que quedó de rodillas ante mí. En ese momento me sentí tan poderosa, pero, en realidad, era yo quien estaba a sus pies.
Hades me miró desde abajo y pude ver cómo sus ojos brillaban con lujuria, y no es mucho decir que eso también me encendía, volvió la mirada hacia delante, posando sus ojos en mi mojado centro para después acariciarme las piernas; con una de sus manos fue subiendo hasta que esta quedó dentro de mi zona íntima.
—Hmm —Se mordió los labios y juro que tuve un mini—orgasmo al ver la escena tan erótica que tenía en frente—, esto se ve tan delicioso —dijo aún con una de sus manos dentro de mi centro, yo luchaba por contener los gemidos que querían escapar de mis labios—. No puedo creer que todo esto es por mí —Esta vez me miró directo a los ojos para después separar mis piernas muy lentamente.
—Joder —Alcancé a decir con la razón nublada al tenerla de esa manera o, más bien, por la manera que ella me tenía a mí—, haz algo ya —gruñí con la respiración pesada y entrecortada.
—No te desesperes, preciosa —Joder, esa maldita sonrisa en sus labios me encendía aún más.
¿Por qué tenía que ser tan jodidamente caliente?
Puso una de mis piernas sobre su hombro y comenzó a acercarse hasta el centro de mi deseo, dejándome sin palabras que pensar ni decir, toda mi razón se desvió a la boca de Hades que se movía contra mi piel sensible, al primer contacto, todo mi cuerpo se tensó y un sonido gutural se escapó de mi garganta. Ella estaba besando y succionando todo mi centro, haciendo que yo perdiera el control de mí y mi cuerpo pidiera más y más de lo que su boca me daba.
Su lengua entró en mí y no pude evitar llevar mis manos a su cabello y halarlo con fuerza, pero sin perder el contacto.
—Joder —Mi pecho subía y bajaba rápidamente—, me... oh ... voy a venir... —dije entre gemidos que no sabía cómo controlar.
Ella dio una fuerte nalgada a mi trasero al tiempo que su lengua entraba y salía de mi con rapidez, mientras que para mí todo se ponía oscuro.
—Oh... —gemí y eché la cabeza hacia atrás—. ¡Hades! —grité su nombre muy fuerte al llegar al más exquisito clímax que no recordaba haber tenido nunca, pero ella no se despegó de mí en ese instante, fue bajando la intensidad de sus movimientos contra mi centro, se hacían más suaves.
Todo se volvió oscuro y por un momento ni siquiera supe dónde estaba parada, me sentía en una especie de nube voladora, hasta que sentí los labios de Hades contra el lóbulo de mi oreja y sus manos en mi cadera.
—Te ves tan sexy así... —Podía sentir su aliento caliente en el cuello y, aunque acababa de tener un orgasmo, no iba a negar que eso me excitó de nuevo.
¿Qué se suponía que me estaba pasando?
¿Detestaba a Hades y de repente dejé que me hiciera el mejor oral que jamás había tenido?
—Eres una idiota —dije apartándola bruscamente de mi lado, pensé que se iba a caer, pero no fue así, a pesar de su apariencia de niña buena y frágil, ella era fuerte.
—¿Qué se supone que te pasa, Seyhan? —dijo desconcertada.
No dije nada, tomé una toalla y salí de allí envuelta hasta la habitación.
¿Dónde se suponía que estaban las personas de esa casa?
No quería estar sola con Hades por más tiempo, ya que se había dado a la tarea de entrar en mi cabeza, hasta el punto de hacer realidad lo que yo soñaba.
Cerré la puerta de un solo tirón que hizo un gran estruendo y que de seguro se escucharía en toda la casa, pero después me acerqué y puse el seguro. Fui a mi armario y me vestí con una ramera negra, pantalones negros ajustados y mi chaqueta de cuero de color rojo.
Tenía que salir de allí, por lo menos hasta que mi padre llegara, no me hacía bien estar sola con ella.
Abrí la puerta de la habitación y empecé a caminar, ya no podía estar en el mismo espacio que ella.

Los secretos de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora