H: part. 20

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Capítulo veinte

—Nunca sabrás todo de una persona —dije seriamente en tono amistoso—, es imposible...

—¿Por qué dices eso? —preguntó con una sonrisa—. Todo es posible —dijo mirándome.

—Bueno —me encogí de hombros—, las personas nunca son lo que tú crees que son —dije—, las personas hoy pueden ser algo que piensas conocer, pero mañana son otra cosa totalmente diferente, todo es parte de las circunstancias o trato que la vida nos da, hoy puedo ser la persona más amable y gentil del universo, pero puede ser que pase algún acontecimiento en mi vida que me haga cambiar por completo —dije mientras dirigía la mirada a algún punto en el espacio de aquel balcón—, ¿sabes por qué?

—Tal vez —dijo buscando mi mirada, pero yo seguía mirando a la nada—, pero quiero seguir escuchando eso que está en tu mente.

—Bueno, tengo varias teorías —dije con una sonrisa aún sin mirarla—, pienso que las personas no son solo una cosa porque no son ni buenas, ni bondadosas, ni de alma pura, ni malas, o pérfidas. Yo creo que todos somos malos y buenos, tenemos de todo un poco y por eso nunca seremos lo mismo a medida que vaya pasando el tiempo, siempre descubriremos una mejor manera de sentirnos bien con nosotros mismos porque, aunque la mayoría de personas no se da cuenta de esto, el ser humano siempre busca sentirse bien consigo mismo y por eso hace toda clase de cosas, simplemente en busca de eso que lo hace sentir y vivir plenamente. Unos se centran en el amor, en el dinero, otros en el odio, algunos buscan perdón en las religiones para así sentir que se les concede algo divino, pero yo creo que todo está dentro de nosotros mismos no de rodillas delante algo incierto o con una pistola sintiéndonos únicos y diferentes por tener poder sobre otros, o sentirnos más que los demás por nuestras creencias, simplemente todos somos iguales, todos buscamos eso porque vivir, todos y cada uno de nosotros buscamos el sentido de la vida —Me encogí de hombros al llegar a esa conclusión—, pero el sentido de la vida es lo incierto, eso que quieres saber y sentir, nada más.

—¿En serio quieres ser arquitecta? —preguntó con una sonrisa radiante que me hizo sonreír a mí también—. ¿No te gustaría ser escritora o algo así?

—Tal vez es mi sueño frustrado —dije todavía sonriendo—, pero sí quiero ser arquitecta, estoy segura —dije esta vez mirándola.

—Me parece bien —Se encogió de hombros—. ¿Quieres caminar por toda esta multitud hasta encontrar un lugar más tranquilo que aquí? Se está empezando a llenar de personas —Señaló unos bancos cerca de la piscina alrededor de unas cuantas personas, las cuales hablaban y bailaban al ritmo de la música que llenaba todo el espacio.

—Supongo que sí —dije y ella empezó a caminar hacia las escaleras mientras yo la seguía.

Caminamos entre las personas que estaban por todos lados hablando, tomando o bailando al ritmo de la música, mientras yo me preguntaba de dónde habían salido tantas personas.

Zoe tomó mi mano guiándome a través de aquellas personas, yo en verdad no sabía que el señor Seyhan tenía tanta familia, aunque al parecer la mayoría eran amigos del trabajo y de la familia, así que tal vez no todos eran familia y solo estaban compartiendo el momento como si lo fuesen.

Tomamos los bancos un poco más alejados mientras yo miraba cómo todos disfrutaban a su manera de lo que parecía un reencuentro familiar improvisado; pensé que solo era una cena familiar y para mi sorpresa vi a Kore... ¿bailando con el abuelo Seyhan?

No podía creer eso mientras una sonrisa se extendía por mi rostro al ver cómo ella trataba de seguir el ritmo de la música con un poco de esfuerzo, al parecer no sabía bailar mucho y por lo visto había tomado demasiado para que eso le preocupara.

Los secretos de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora