H: part. 9

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Capítulo nueve

—Grandioso —dije intentado abrir la puerta de lo que parecía un sótano—, encerrada por unos idiotas y para colmo con una idiota — Caminaba de lado a lado sin poder calmarme.
—¡Ya para Hades! —Kore estaba sentada en la escalera en el primer escalón—. Empecé a descender en busca de una salida.
No podía estar calmada, solo caminaba por todos lados en busca de aire o por lo menos una ventana por donde salir, ya me estaba desesperando al estar en un espacio tan pequeño que, a mi parecer, se disminuía.
—Ayúdame a buscar una salida —le dije, pero ella seguía allí sentada observándome.
Mi cabeza dolía como la mierda y las cosas me daban vuelta lentamente, todo parecía indicar que ya estaba muy ebria y en cualquier momento podría desmayarme.

«Kore»
Ya me estaba desesperando ver a Hades ir de un lado a otro, ella, al contrario de mí, estaba muy alterada buscado alguna salida de donde nos habían metido.
—Joder! —gruñó y posteriormente se sentó en una esquina del espacio que estábamos compartiendo.
Me quedé observándola por unos instantes en los que ella tenía los ojos apretados y con la cabeza hacia arriba, se notaba preocupada y sus mejillas estaban sonrosadas por el alcohol.
De nuevo se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro, ¡joder! No se podía estar tranquila.
—Ya sé por qué me pusieron este reto —anuncié mirándola caminar de un lado a otro—, es un castigo estar contigo, ¡demonios! ¿No puedes estar tranquila un solo puto instante, Hades? —casi grité al verla tan desesperada.
Ella me miró sorprendida y un tanto asustada cuando me paré frente a ella.
—Lo... lo siento —salió casi como un susurro de sus labios y pude ver cómo una lágrima se escapó de sus hermosos ojos marrones—, no quería ... —Sus palabras se cortaron y rápidamente se fue a una esquina y se sentó.
—No me jodas —dije con ironía—, ¿en serio estás llorando?
La he jodido, joder, ¿qué hice para merecer esto? Me pasé las manos por el Cabello, halándolo hacia atrás con fuerza.
Ella empezó a sollozar en la esquina frente a mí, abrazando sus piernas con ambas manos y la cabeza baja, eso me mataba y no sabía por qué.
¿Qué se suponía que debía hacer?
Ella no me agradaba, pero no me gustaba verla de esa manera, yo no era frágil, aunque ahora mismo tenía unas ganas enormes de abrazarla; debía controlar esos estúpidos impulsos.
Me acerqué con lentitud y me paré al frente suyo.
—Vete —dijo entre sollozos—, no necesito tu maldita lástima, Kore.
¿Ahora ya se había recuperado?
Esta tipa era una bipolar, bueno, tal vez solo eran efectos del alcohol, pero me sacaba de quicio, sin duda alguna.
—Solo vine a ver si no te estabas ahogando con esas lágrimas que traes allí —dije señalando sus mejillas—, pero veo que estás viva, por desgracia.
—Eres una idiota —Sus ojos se veían mucho más sensuales con la luz tenue de aquel sótano, aunque por aquellas lágrimas se veía como una pequeña desamparada.

—Aléjate de mí —Se paró de repente y me empujó hacia atrás, haciéndome tambalear un poco.
—Así que mi hermanita es fuerte —Sonreí sin gracia y me acerqué nuevamente con cara de pocos amigos—. Me vuelves a poner un dedo encima y te aseguro que te dejo enterrada en este mismo sótano, hermanita.
Me acerqué tanto que podía sentir su aliento a vodka con menta fresca chocar con mis labios, ella me miraba a los ojos, pero no había ningún tipo de temor en ellos, más bien apareció una sonrisa en sus labios, entonces ella bajó la mirada a mis labios y allí, justo en ese instante, sentí cómo mis cinco sentidos se desvanecían y ya solo podía ver que ella empezaba a acercarse y rozar sus labios rosas con los míos, causando todo tipo de sensaciones al sentirlos sobre mis labios fríos calentándose de inmediato .
—Quieres que te bese —Sonrió alejándose de mí.
—Eres una idiota —sentencié caminando lejos de ella. —Por favor, Kore, acepta que te encanta que te provoque Estaba de espalda a ella, pero sabía que sonreía.
—No, las chicas no me gustan, ¿sabes? —dije dándome la vuelta—, y si así fuera, nunca te haría caso —agregué con una sonrisa, entonces ella empezó a caminar hasta donde yo estaba, acercándose por mi espalda.
—¿Estás segura de eso, Kor? —Me dijo... ¿cómo? —. Porque cuando estábamos en el baño... —Se acercó más y podía sentir cómo su calor me encendía por la espalda—, no me decías exactamente que no te gustaba lo que estaba haciendo —dijo tan pegada a mí que ya sentía cómo empezaba a encender mi cuerpo por donde ella se estaba acercando.
—Yo... —intenté decir algo, pero ella me giró y puso un dedo en mis labios. ¡Joder!
¿Por qué tenía que ser tan jodidamente caliente haciendo esas cosas?
Se paró en frente de mí y empezó a acercarse más y más hasta el punto de que su cuerpo, su jodido cuerpo perfecto, estaba pegado al mío. Acercó sus labios a mi oreja y la mordió con suavidad, causando que mi respiración se agitara un poco más de lo que ya estaba.
—Segura que no quieres que te haga cambiar de opinión acerca de estar con ese chico tan insípido —Ahora besó por debajo de mi cuello y yo cerré los ojos al sentirla casi en mi pulso.
—H... —dije casi en un susurro.
—Me encanta ese apodo —Su voz era ronca en extremo y yo estaba ya delirando al tenerla así—, vamos, dime que quieres que te enseñe qué es lo que te gusta, Kor.
Maldita sea, ¡quiero que me folles de una vez y por todas!
Calma Kore.
—Basta de juegos —dije y la tomé por la cintura haciendo que ella me viera a los ojos, una vez así tomé su labio inferior en mi boca y empecé a besarla de manera que parecía que la necesitaba.
Sus manos se fueron a mi cabello y las mías subían hasta su espalda, volviendo a descender cada cierto tiempo, apreté su cintura con una de mis manos, acercándola más a mí mientras sus manos halaban mi cabello cada vez más fuerte, haciendo que yo me encendiera cada vez más.
Nuestras respiraciones eran pesadas y cada vez que nos separábamos buscando aire, nuestras miradas se cruzaban en busca de más.
La puerta del sótano se abrió, dejando entrar a Norman, quien sonrió de oreja a oreja con aquella escena. Puta mierda, me separé de Hades rápidamente mientras Norman bajaba las escaleras hasta el tercer escalón.
—Así que muy hetero —dijo ella con una sonrisa.
—Ella me obligó —me defendí levantando las manos.
—Sí, claro, claro, cómo no, cómo no —dijo sarcástica viendo a Hades quien, por cierto, tenía una sonrisa también.
— No ves lo tomada que está, ella ni siquiera te estaba agarrando —Miró hacia Hades.
—¿Tú sabías de esto? —le pregunté, pero ella solo sonreía.
Maldita, desde lejos se notaba lo ebria que estaba y por alguna razón ya quería llevarla a casa para que no le pasara nada malo en ese estado.
—Debería irme a casa con Harry —dijo y no sé por qué me estaba empezando a enojar solo con que ella lo mencionara.
—No, te vas conmigo —ordené y ella me miró.
—Ella ha venido con Harry, Kore —dijo Norman, mirándome como si yo tuviera la cara pintada.
—Estoy muy enojada contigo, Norman —dije sin mirarla y su sonrisa se borró, pude sentirlo.
—Solo fue una broma, Kore —dijo ella tratando de persuadirme.
—Hablamos después —le dije mientras Hades empezó a subir los escalones para salir de aquel sótano.
Empecé a subir sintiendo cómo los escalones de madera rechinaban bajo mis botas mientras seguía a Hades.
—Kore... —Norman habló tras de mí.
—¿Qué quieres? Estoy muy molesta contigo, Mani. —dije sin girarme.
—El reto no ha terminado —sentenció y esta vez sí me giré para comprobar lo que estaba diciendo.
—¿Qué decía el papel? —Mi voz era tan calmada y fría que podía congelar todo a su paso.
—Creo que es mejor que vayas por Hades ahora —dijo ella sin contestar mi pregunta.
—¿Qué decía el maldito papel? —pregunté más alto y justo en ese instante se escucharon unos gritos por encima de la música.
—Yo sólo quería saber qué tanto te gustaba ella.
—¡Koreee! —Estaban gritando mi nombre.
No esperé más y subí las escaleras de dos en dos para salir lo más rápido posible de allí, haciéndome paso entre la multitud, la casa estaba llena de gente borracha, o eso parecían, las luces eran tenues y cambiaban cada cierto segundo.
Llegué hasta donde estaban los chicos del juego y en el centro estaba Hades junto a un grupo de chicos sin camisa que la estaban rodeando, parecía muy asustada; caminé hasta allí pasando en medio de ellos.
—¿Que mierda, Nill? —le pregunté al rubio que estaba entre ellos.
Hades rápidamente se abrazó a mi espalda como un niño perdido que buscaba refugio.
Se veía tan tierna de esa manera que me dieron deseos de abrazarla.
¡Céntrate, Kore!
—Sálvame, Kore —dijo con la voz casi apagada.
—Al parecer la pequeña Hades está pasada de tragos —Él sonrió en mi dirección, pero mirando a Hades.
—¿Qué quieres? —pregunté cortante.
—Hay que terminar el reto, ya sabes eso —dijo encogiéndose de hombros.
—¿Qué esperamos entonces?
—Que a ella se le vaya el miedo —dijo señalando a Hades.
—Tal vez deberías decirnos qué debemos hacer para terminarlo — dije rodando los ojos—, ya tengo sueño y me quiero ir —Ya me estaba molestando de que diera tantas vueltas.
—Tú, nada —dijo él.
Espera ... ¿Qué?
—No entiendo, pensé que ambas teníamos que hacer sea lo que sea que dijera ese estúpido papel.
—Pues, la primera parte está cumplida, han pasado tres horas metidas allá abajo... Ahora ella deberá subir al segundo piso y durar media hora con... —Que no sea Harry, ¡joder! —, Harry.
—De ninguna manera voy a aceptar que ella pase media hora con un chico en el estado en que está —Mi voz no era la más calmada en ese instante.
—Por Dios, Kore, Harry es mi amigo —habló Hades, sonriendo como una niña mientras miraba la nada.
—Claro, él no le haría nada malo —La voz de Nill era de insinuación, ya quería romper su cara con una silla—, o por lo menos espero que, si hacen algo, ella lo recuerde.
—No va a pasar nada, Kore —dijo Norman a mi lado—, Harry es buen chico.
—No jodas —le dije a Norman molesta.
—Vamos, Kore, solo quería saber si ella te gustaba un poco, y pensé que con lo del sótano no era suficiente —dijo ella a mi lado—, aunque me equivoqué.
—Bueno, váyanse al infierno todos, yo me largo —dije y me fui a pedir un trago.
Me hice camino hasta la barra, empujando a todo el que se me atravesara, pude ver caras enojadas a mi paso, pero eso me valía una mierda, quería romper algo y lo mejor sería que nadie me tocara en aquel estado.
No sé cuánto tiempo duré en la barra con el mismo trago en las manos, pero Ally me miraba desde lejos con expresión seria.
—Kore —Se acercó hasta donde yo estaba—, oye, te noto tensa, ¿quieres que te dé un masaje? —ofreció con voz ronca muy cerca de mí a pesar de la barra.
—No, estoy bien —dije cortante.
—Bueno, pero no te desquites conmigo, preciosa —Ok, esto era extraño.
—Lo siento, Ally, solo no estoy de humor para bromas.
—Sí, supongo que tu amiga tampoco —dijo señalando a mis espaldas.
—¿Se puede saber qué haces aquí?
¿Esa era Hades?
—Ok, hora de irse antes de que el alcohol le queme las neuronas a esta.
—Hades, ven, te llevo a casa —Perfecto, ahora estaba Harry allí.
—Me voy con Kore —le informó ella mirándome.
—No, te vas con Harry —dije mirándola para después pararme e irme de allí hasta mi auto.

Los secretos de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora