Capítulo dieciocho
—¿Kayn? —Claro que era Kayn—. ¿Qué haces aquí? —pregunté mientras veía a Hades caminar por delante de nosotros sin siquiera mirarnos.
—Hey —Kayn tomó una de sus manos, deteniendo sus pasos y haciendo que ella se girara con un poco de sorpresa—. ¿No saludas a tu cuñado? —¿En serio tenía que hacer eso? Quería que la tierra se abriera y me tragara de una vez por todas.
Primero Harry, ahora Kayn.
¿Qué seguía, el sol y la luna juntos cada día?
—Disculpa —dijo ella sin mirarme y con voz cansada, cómo quería velar sus sueños para que las pesadillas que tanto la perseguían no aparecieran más. Ok, sí quería saber acerca de ellas y su causa—, iba muy concentrada en irme a dormir —Intentó sonreír, pero la tensión era demasiada cuando su mirada y la mía se encontraron, hasta que pude notar que se posaba en la mano que Kayn tenía en mi cintura, sosteniéndome de manera que estuviéramos muy juntos, así que me deshice de su agarre despacio—. Los dejo... yo... —Intentaba despedirse, pero él la interrumpió.
—Kore y yo iremos a cenar, sería genial que vinieras —¿Cenar? Espera, ¿qué?
Kayn y sus planes repentinos...
—No, lo siento —dijo ella suavemente y su voz era cada vez más apagada—, estoy muy cansada en verdad, hasta pronto, espero que disfruten su noche romántica —¿Cena romántica? ¿Esos eran celos? Dicho esto, se perdió dentro de la casa, dejándome sola con Kayn, que por cierto tenía una cena programada y ni siquiera sabía de eso.
—Veo que vienes con Hades —dijo él mirando a mis ojos y no sabía explicar cómo me sentía al verlo después de todo lo que pasaba conmigo y Hades, yo lo engañaba con ella y ni siquiera me había detenido a pensar en él en cada momento que pasé con ella.
Sus ojos eran cafés, casi como la miel, muy hermosos en verdad, antes pensaba que no había otros ojos cafés más interesantes que los suyos, antes me encantaban... Antes, antes de haber conocido otros que tenían aquel brillo tan peculiar en ellos, otros que me hacían ver pequeñas partes de galaxias dentro de ellos, otros que me mostraban con cada mirada lo que yo sentía, otros que, aunque pensaba odiarlos, haría muchas cosas para que su brillo no desapareciera, esos otros que parecían tan comunes en el mundo, esos otros que me miraban fijamente y yo me perdía hasta encontrarme, esos otros eran los de Hades...
¿Qué pasaba conmigo?
¿Por qué demonios quería alejarme de Kayn y subir aquellas escaleras para estar con aquellos ojos marrones comunes que eran únicos para mí?
¿Por qué si ya sabía que esos otros no me pertenecían, y tal vez nunca los iba a poseer, por qué esos eran los que yo quería?
Fácil... Esos eran prohibidos para mí.
—¿Kore? —Olvidé que Kayn aún estaba en frente—. ¿Todo bien?
—Sí, claro —dije rápidamente—, ¿pasa algo? —pregunté y él se quedó mirándome con una sonrisa tierna en los labios.
No podía engañarlo con Hades como lo estaba haciendo todo ese tiempo, debía decidir porque en verdad él no se lo merecía.
—Te estaba contando que te vi llegar con Hades hace un momento —dijo él mientras me tomaba de la cintura, acercándome nuevamente, ¿acaso él sospechaba algo?—. ¿Ya han arreglado sus diferencias? —Por la sonrisa en sus labios, al parecer no.
—Ah, sí, larga historia —dije suspirando al recordar todo lo que había pasado.
—Tengo todo el tiempo para mi novia —Su novia... Esas palabras no sonaban de igual manera ya—. ¿Quieres venir a mi casa y dormir conmigo hoy? —propuso, pero la oferta no era la más tentadora en esos momentos para mí.
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Los secretos de Hades
RomanceEl odio en su estado puro y sin razones claras define la relación entre Hades y Kore; aquí nada será igual luego de colapsar en lo impensable: el amor. Kore cree saber lo que quiere. Hades sabe lo que quiere. Kore tiene una idea fija sobre Hades, pe...