Los secretos de Hades

H.part 45

Capítulo cuarenta y cinco

—Entonces, ¿todo este tiempo él nunca apareció? —Kore me miraba intrigada.

—La verdad, sí —dije y la expresión de su rostro cambió por completo, parecía asustada—, hace unos meses, él me encontró de nuevo y...

Flash back

Principio de mes siempre era algo aburrido para mí, más cuando era marzo y mi cumpleaños se acercaba, habían pasado varios meses desde que estaba en esta hermosa jaula de oro, todo hermoso, hasta me dedicaba a escribir en las tardes cuando Harry salía a hacer compras o alguna que otra diligencia.

Hoy era un día bastante normal, tomando en cuenta que todos los días desde que estaba aquí eran tranquilos y la naturaleza era lo único que rodeaba el área; a más de 50 kilómetros no existía nada, a veces pensaba que era un poco estúpido estar sola en medio de la nada sin ningún tipo de comunicación, pero todo tenía un propósito, me decían.

Mientras más lejos mejor.

Ya estaba cansada de que las personas me dijeran lo que debía hacer en mi vida, todos los días quería salir de allí e irme lejos, antes robarme a Kore y escapar con ella, pero vivir escapando de algo siempre es muy tedioso y al final siempre reaparece y tu vida se vuelve miserable por el miedo constante.

Aquel día me desperté bastante temprano para ver el amanecer, era algo que se había vuelto una manía para mí, todas las mañanas me despertaba y, con ayuda divina porque no había escaleras, me subía al techo de aquella cabaña, simplemente para ver todos los días el sol nacer desde la oscuridad de la noche.

Aquella mañana fue diferente, no sé por qué, pero siempre una serie de eventos desafortunados suceden en el momento más oportuno donde no hay escapatoria. Yo por mi parte seguía mi pequeña rutina, despertar, comer algo, cepillarme y luego escribir en cualquier parte de la pequeña casa o fuera escuchando el movimiento del agua chocar con las piedras.

Harry aún estaba dormido o eso es lo que yo había pensado. No lo había visto el día completo, ese día no había salido de la habitación, aunque aún estaba temprano, pero no había bajado a desayunar. La verdad ya tenía mucha hambre y empezaba a ponerme de mal humor.

Bajé las escaleras y caminé hasta la cocina, tomé un cuchillo para cortar pan y mantequilla, lo puse todo en la pequeña mesa de la cocina para preparar algo de comer, pero el hermoso destino no iba a dejarme desayunar en paz, por supuesto.

Escuché muchos pasos, y eso era extraño porque nadie además de Harry y el señor Seyhan sabía que yo estaba aquí, me quedé paralizada cuando un hombre desconocido con traje entró en la cocina y me miró, ladeó la cabeza y en ese momento aproveché para meterme el cuchillo en las orillas del pantalón del pijama, solo esperaba que los nervios no me jugaran una mala pasada, estaba muy asustada.

Que alguien desconocido entre en tu cocina solo puede significar una cosa.

Problemas.

¿Por qué demonios no me dejaban tomar mi desayuno en paz?

—Karla, Karla, Karla... —Esa maldita voz. Daba pasos sigilosos pero muy confiados, entró justo donde yo estaba—. ¿Soy yo o hay un fetiche conmigo y las cabañas? ¿Acaso mi padre no sabe que amo quemar cosas y la madera con un poco de gasolina es lo que más rápido arde? —Reía a carcajadas, era el sonido más infernal y sarcástico que podía haber escuchado en toda la vida.

Si había aprendido algo con Kore era a ser sarcástica, entonces si a eso quería jugar, bienvenido iba a ser.

—Vaya, el mismísimo Christopher Seyhan nos acompaña esta mañana —dije esperando que mi voz no me traicionara, tenía mucho miedo y las piernas empezaban a temblar, pero ya estaba cansada de ser aquella niña miedosa que solo esperaba a que las cosas se solucionaran solas—. ¿Hoy si me vas a matar con tus manos o vas usar esos jueguitos tuyos de niño psicótico que sus padres nunca quisieron y creó un mundo imaginario para escapar de su triste realidad y creerse Dios? —Su sonrisa se borró de inmediato, parecía enojado.