H: part. 7

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Capítulo siete

Conducir hasta la casa de Norman tardaba solo quince minutos desde mi casa, casi no utilizaba mi auto porque no era tan necesario, ya que solo iba a las fiestas que hacían en la casa de Kayn y donde uno que otro amigo, pero ahora necesitaba conversar con alguien de mi entera confianza porque sentía que en cualquier momento iba a enloquecer.
Entré al edificio donde vivía y fui directo al ascensor, presioné el botón de su piso y me di cuenta de que las manos me sudaban. Los segundos pasaron lentamente mientras sentía que iba a tener un ataque de ansiedad por todo lo que pasaba por mi mente.
La llamé a su puerta y no pasó un minuto cuando ya estaba ahí dándome un cálido abrazo, el cual le devolví de la misma manera.
—Pero miren a quien tenemos aquí —Se separó de mí y cruzó sus brazos—, la mismísima Kore Seyhan, la que no me visitaba desde... —Se hizo la pensativa mirando hacia arriba.
—Ya basta Mani —Sonreí y le di otro fuerte abrazo, la extrañaba tanto—, sabes que te amo, aunque pasé mil años sin verte —le dije para después darle un sonoro beso en la mejilla.
—Bueno, te voy a creer por ahora —dijo señalando hacia mí con las cejas gachas—, pero no te acostumbres.
— Ok. Ok —dije subiendo las manos en forma de defensa.
Ella hizo ademán para que entrara con una sonrisa en su hermoso rostro de piel oscura.
—Y... —Levantó una de sus perfectas cejas—, ¿a qué se debe el motivo de tu agradable visita, Kore —dijo mirándome desde el otro lado de la cocina.
—En realidad, solo vine a visitarte y saber cómo estás —mentí, pero ella me conocía demasiado para saber eso.
—Por favor, Kore Michelle —Rodó los ojos—, sabes bien que cuando me extrañas solo llamas para que vaya a tu casa y te acompañe —Sonreí un poco, pero luego bajé la mirada.
—Creo que estoy perdiendo la cabeza, Mani —dije con la mirada gacha y ella empezó a acercarse a mí hasta sentarnos en el sofá que estaba allí.
—Te escucho —dijo mientras acariciaba mi Cabello con suavidad.
Levanté la mirada para encontrarme con sus ojos chocolates que me miraban expectantes, pero de mi boca no salía una palabra, ahora no sabía si contárselo a Norman o hacer como que nada de eso había pasado.
—Te juro que es como si perdiera toda la razón cuando... —Empecé a decir, pero su teléfono comenzó a sonar haciendo que yo me callara.
Ella bajó la mirada al teléfono y luego a mí, vi el nombre de Seiah en su pantalla.
—Tómalo —dije señalando su teléfono.
—No te preocupes —Tomó el teléfono y terminó la llamada—. Seiah me invitó a una fiesta esta noche, seguro llama para confirmar si voy, pero ya le dije que me quedaré y ya sabes cómo es, nunca acepta un no como respuesta —dijo rodando los ojos—, así que continúa Kore, te escucho, ¿decías que perdías la razón cuando...?
Me miraba y aún quería que esto se quedara dentro de mí, porque así sentía que tal vez no estaba pasando, que tal vez todo era una simple confusión y las dudas que tenía en la cabeza se borrarían con el tiempo; y aunque en verdad había ido para contarle, la cobardía reinaba en mí en ese instante.
—Cuando papá sale y no regresa al otro día... —mentí, mejor haría como si nada hubiese pasado con Hades y solo pasaría la hoja.
—Bueno, pero eso nunca te molestaba antes —dijo mirándome—, ¿no será que te molesta pasar tiempo con Hades porque ella está comenzando a atraerte?
Joder, ¿por qué tenía que conocerme tan bien?
Pero... ni siquiera le había contado de ella, bueno, solo el día que fui al café...
Cierto, era mi mejor amiga.
—Wow, wow —Me eché hacia atrás y la miré—, es cierto que Hades es muy hermosa —dije rodando los ojos—, pero yo soy extremadamente heterosexual Mani, por favor —agregué intentando parecer convincente.
Ella sonrió y se me quedó viendo unos instantes para después pararse e ir a la cocina sin decir una palabra.
—¿Sabes, Kore? —La escuché hablar desde la cocina mientras se acercaba con unos tragos y una botella de alcohol en las manos, se sentó y me pasó uno de los tragos—. Espero equivocarme, pero mi radar me dice que eres lesbiana o por lo menos bisexual —Tuve que poner una mano en mi boca para no echar fuera el vodka, pero en cambio empecé a toser.
—¿Estás bien?
Se acercó y puso una mano en mi espalda mientras yo asentía, entonces el timbre sonó y Norman rodó los ojos, me hizo una seña de que me quedara allí y fue a abrir la puerta, dejándome sola en medio de la sala con miles de pensamientos pasando por mi cabeza, cuando de repente mi celular empezó a sonar.
Lo tomé y el nombre de mi padre apareció en la pantalla principal, contesté y me lo llevé al oído.
—¿Sí? —contesté aclarándome la garganta.
—Kore —habló desde la otra línea y al fondo se podía escuchar cómo un chorro de agua traspasaba la línea, al parecer estaba cerca de una cascada—, supongo que Hades te informó que adelantamos la luna de miel, hija, y ahora estoy muy lejos de casa, exactamente en Perú —Allí fue donde me quedé paralizada y sin decir una palabra por varios segundos, ¿ahora todo se lo informaban a Hades antes que a mí? ¿Qué seguía después? —. ¿Estás ahí?
—Sí, aquí estoy —dije con cara de pocos amigos y no en un tono amigable—, ¿y por qué no me avisaste a mí primero? —pregunté enojada.
—Kore, hija...
—Mikell, amor, ya es nuestro turno —Pude escuchar a la señora Azriel del otro lado llamar a mi padre.
—Debo irme hija, he transferido suficiente dinero a tu cuenta por si necesitan cualquier cosa tú o Hades esta semana en lo que no estoy, cuídate princesa.
Corté la llamada y guardé el teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón.
—¡Vamos! —escuché la voz de Seiah en la puerta—. Nos divertiremos mucho Mani, no quiero ir sola, no sería lo mismo sin ti.
—No estoy de humor, Seiah —decía Norman sin entusiasmo—, además estoy en algo con Kore.
—¿Kore está aquí? —gritó emocionada—. ¿Dónde está? —Sentí que se acercaba y también me encaminé hasta donde estaba ella.
—¡Tarán! —extendí los brazos al verla.
—Oh, por Dios —dijo abrazándome con fuerza—, pensé que jamás nos veríamos otra vez —añadió aún pegada a mí.
—Por favor, SEIAH, solo fueron dos meses, además, las clases empiezan en dos días —dije rodando los ojos.
—En los cuales no me dedicaste ni una sola puta llamada, ¿así tratas a tu mejor amiga? —inquirió mirándome con recelo una vez se separó de mí—. ¿O ya me intercambiaste por otra? Déjame avisarte que, si hablas con Norman antes que conmigo, lo puedo aceptar, pero si hay otra, te juro que te dejo sin tetas —Entrecerró los ojos haciendo que yo me riera.
—Lo siento, Seiah —dije haciendo un puchero—, ¿me perdonas?
—No hagas eso —dijo señalando mi boca—, joder, Kore, por lo menos pudiste haberme llamado, no sabes cuánto te extrañé —dijo abrazándome otra vez—. Te perdono, pero con una condición.
—¿Ah, sí? —dije con las cejas gachas.
—Debes venir conmigo a la fiesta que harán los chicos populares del colegio, por motivo a que ya empezamos nuestro último año de castigo, digo... clases, sí, eso, ah... y debes convencer a esta —sentenció señalando a Norman con los brazos cruzados.
—Bueno, déjame pensarlo.
—Entonces eso es un sí, ¿ya ves Mani? ¡Vamos a la fiesta!

«Hades»
Ya me estaba aburriendo estar solo mirando la televisión, y mis redes sociales no me ayudaban mucho a deshacerme de los pensamientos con Kore, todo lo que me aparecía era pura basura de amor y cursilerías.
No es que me molestaran las cosas románticas ni nada de eso, bueno, en verdad no entendía el fin de todo eso si es que todas las relaciones amorosas terminaban igual... es decir, en una ruptura o traición que era más o menos lo mismo.
Me la pasé conociendo más la casa de los Seyhan, subí las escaleras hasta la habitación de Kore, nunca me había fijado en qué había allí porque le temía a ser encontrada, pero creí que ella se había ido por mucho tiempo y no iba a regresar por más o menos una hora, que para mí iba a ser suficiente.
Su habitación era amplia, de color blanco con detalles morados que parecían mezclados en la pared muy limpia, había algunos posters de mi banda favorita y no pude evitar sentir un cosquilleo al ver a mi banda favorita The 1975 en su pared, me senté en la cama observando cada espacio casi inmaculado, al parecer ella era muy ordenada y le gustaba leer, ya que tenía un pequeño librero en un espacio casi escondido de su habitación. Me levanté de la cama a observar qué tipo de lectura le gustaba, pero cuando lo hice escuché el timbre de la casa sonar varias veces.
Me asusté porque podría ser Kore, pero luego pensé que ella tenía sus propias llaves y simplemente hubiese entrado al instante, así que salí por las escaleras hasta llegar y abrí la puerta.
—Hola.
Vaya, su sonrisa era genial, la camiseta de The Beatles dentro de su chaqueta le quedaba fantástica y sus pantalones rojo vino lo hacían parecer un modelo de ropa vintage, junto a sus ojos verdes y Cabello rizado, lástima que nada de eso me llamaba la atención, ni siquiera sus ojos verdes, no como los de...
—Hey —dije con una sonrisa.
—Mmm, ya sé que he estado aquí hace poco tiempo, Hades — dijo pasándose una mano por el Cabello. Parecía estar nervioso.
—No pasa nada, no te preocupes, te debo una —le informé refiriéndome a que me había ayudado a volver a casa cuando estaba perdida.
—Bueno, vengo a hacerte una invitación —soltó sonriendo—, ya que eres nueva y en un par de días empiezan las clases, y bueno... supongo que irás a la misma que Kore y eso... —Era extraño que solo cuando alguien la mencionara sintiera esa sensación de cosquilleo en mi interior—, bueno, me estoy desviado un poco —Sonrió—, vengo a invitarte a una fiesta que tendremos esta noche.
—Yo... —Empecé a decir algo, pero no tenía muchas excusas válidas.
—Vendré por ti a las ocho —dijo dándose la vuelta sin dejarme decir una palabra más.
—Hey, pero no he dicho que sí —dije en voz alta para que él me escuchara.
—Supongo que tres horas es suficiente para pensarlo —dijo guiñándome un ojo.
Joder, ahora tendría que buscar algo que ponerme para esa noche y ni siquiera mi madre estaba allí para ayudarme a elegir qué usar.
Entré a la casa y continué hasta la habitación de Kore, fui directo al armario donde estaba mi ropa a ver qué tenía para usar que pareciera de fiesta.

Los secretos de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora