H. part 25

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Capítulo veinticinco

Kore

—Lo siento Kayn —Debería sentir por lo menos pena de él, pero no era así, yo solo sentía que debía parar de engañarlo y esta era la única manera.

—Por favor, Kore — ¿Estaba llorando? No lo podía creer—, puedo ser mejor, te prometo que cambiaré, ya no más fiestas —Se sonó la nariz tratando de calmarse, sus ojos estaban rojos y llorosos y la imagen de él arrodillado frente a mí de esa manera luego de decirle que no podía seguir con lo nuestro, fue devastadora, me dolía—, yo sé que no te gustan las fiestas... Ni siquiera tomas cuando vas conmigo y... —Lo interrumpí antes de que empezara a llorar de nuevo.

—No es por ti, Kayn —metí la mano en mi cabello, peinándolo hacia atrás con un poco de frustración, esto estaba siendo más fuerte de lo que había pensado—, no tiene que ver con lo que hagas o lo que no, es que... —No dejó que terminara.

—Hay otro —Su cara cambió, ya no había dolor, era algo más y no lo podía descifrar.

—No —dije mirándolo, técnicamente no estaba mintiendo, no había otro. Estaba Hades—. Lo siento, ¿está bien? Pero no puedo seguir con algo, alguien —corregí—, a quien sé que no quiero de la manera que él me quiere, Kayn, tú y yo —Me arrodillé justo como él lo estaba—, lo nuestro fue genial, lo juro. Todo fue perfecto mientras estuve contigo —Él me miraba a los ojos, sus ojos eran tan hermosos. Lástima que yo no sintiera nada al mirarlos y ahí es cuando te das cuenta de que algo está mal, cuando miras a una persona a los ojos y solo vez unos ojos bonitos, pero que no reflejan los tuyos, que no reflejan tu alma junto a la de esa persona—. Ese es el problema, todo fue perfecto...

—Nada es perfecto, Kore. —Aún tenía sus ojos fijos en mí.

—Por eso te dije que ese es nuestro problema —Suspiré con mis manos aún en su rostro—. Lo perfecto es solo una ilusión y cuando estás en el paraíso nunca serás verdaderamente feliz porque sabes que hay un infierno y quieres saber lo que se siente quemarse, lo que se siente sufrir y tener cicatrices, lo que se siente tener miedo, dolor y todas esas cosas que solo encontrarás en el infierno porque el paraíso será muy perfecto, pero cuando de verdad estás donde quieres estar, haciendo lo que quieres hacer, no importa si estás en el cielo o el infierno, ese lugar será tu paraíso —No amaba a Kayn, de eso no había duda, pero él era una de las mejores personas que yo había conocido, no quería hacerle daño, solo quería que fuera libre.

—¿Yo que soy para ti entonces? —preguntó con sus ojos clavados en los míos, llenos de dolor.

También yo me preguntaba eso algunas veces.

Hora de responder.

—Eres mi escape —Tal vez eso sonó hermoso o muy hostil, pero era cierto.

—¿De qué? —preguntó sin entender.

—No lo sé —Y no lo sabía o tal vez sí, pero no quería decir en voz alta "de los demás chicos, tú eras mi escape para ser invisible" no sonaba muy lindo—, solo quiero que terminemos bien, ¿sí?

Me dio una última mirada y se levantó del piso. Hice lo mismo.

—Yo siempre te voy a querer, Kore, aunque tal vez tengas razón y no somos el uno para el otro y encuentre a alguien más, tú siempre estarás aquí —Señaló su pecho—, aunque sea como amigos.

—Lo mismo digo.

Presente

—¿Segura de todo lo que me estás contando, Kore? —Seiah me miraba preocupada.

Los secretos de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora