Capítulo Uno
¿Se suponía que debía llevarme bien con aquella chica?
Pues en mi mente iba a ser todo menos eso...
—Hola, tú debes ser Kore, ¿no? —dijo con una sonrisa estúpida en el rostro, sonreí también al recordar que esa sonrisa no le iba a durar mucho tiempo con lo que ya mi mente había planeado.
—Así es —respondí mirándola de arriba a abajo y por encima del hombro, dejando claro quién estaba en lo más alto.
—¡Es un gusto! Mikel siempre me habla de ti —dijo con la mirada puesta en mi padre, quien sonreía mientras nos observaba.
—Qué raro, a mí nunca me habló de ti —dije muy seria para hacerlo más creíble, aunque obvio que tenía más de un mes hablando de ella—. ¿Cómo dices que te llamas?
Al instante de decir eso, su sonrisa se borró por completo y mi padre me miró sorprendido y molesto, pero no me importó, quería dejar claro que ella no me agradaba y siendo cortés no lo iba a lograr.
—Kore... —intervino mi padre, pero ella habló antes, interrumpiendo lo que diría.
—Vale... —dijo, fue extraño lo que sentí cuando vi que se mordió el interior de su mejilla para no empezar a llorar, al parecer era una sensible —. Está bien, yo soy Hades, no te preocupes, diría que es un placer, pero, claramente, para ti no lo es.
Al decir esto, le dio un vistazo a mi padre y se perdió por la puerta que iba al pasillo, fuera de la habitación.
—¿Qué ha sido todo eso, Kore? —No sonaba muy feliz.
—¿De qué hablas papi? —pregunté, haciéndome la desentendida.
—¿Qué pasa contigo, Michelle? —preguntó con cara de enfado—. Hades es solo una adolescente que quiere tu amistad, es nueva aquí, no conoce a nadie, y tú que eres casi su familia, ¿la tratas de esa manera?
—¿Su familia? No es mi culpa que no conozca a nadie, papá —dije encogiéndome de hombros—; que se busque otros amigos porque a mí no me interesa para nada ser su amiga.
Mi padre estaba muy molesto, no dijo nada más y salió de la habitación. Suspiré restándole importancia a todo lo que acababa de pasar e hice mi camino hasta la cama para tomar un merecido descanso.Horas después, desperté algo desconcertada, el estómago me rugía de hambre, me levanté y fui directo al baño que estaba por el pasillo.
Al entrar me miré al espejo, lavé mi cara porque seguía un poco soñolienta aún, miré alrededor y, entonces, me di cuenta de que no estaba sola. Al parecer, Hades estaba tomando una ducha.
No pude evitar escucharla cantar, su voz era increíble, se me hizo algo angelical escuchar su voz, casi mágico para decir verdad, aunque no me agradaba, tenía que admitir que la chica cantaba muy bien.
Giré hacia la ducha y pude distinguir su silueta detrás de las cortinas mientras el agua caía, tenía una figura delgada y, por lo que se podía ver, el Cabello le llegaba a la espalda.
No quería que me encontrara allí mirándola como si fuera una acosadora, era lo que menos deseaba, pero justo cuando iba a dar la vuelta para irme, ella abrió la cortina. Nuestras miradas se cruzaron apenas por unas milésimas de segundos porque no pude evitar recorrer su cuerpo con mis ojos.
¿Qué sucedía conmigo? ¿Por qué la miraba así?
—¿Kore?
Ella estaba muy sorprendida de verme allí, se escondió rápidamente detrás de las cortinas, así que decidí actuar lo más normal que pude, además, ella no era nadie que me importara y no tenía por qué sentir vergüenza en mi casa.
—Lo siento —dije de una forma fría—. No sabía que iba a compartir mi baño ahora.
—Sí, Mikell me dijo que ahora tendríamos que hacerlo porque este está más cerca de mi habitación —Dicho esto, salió de la bañera totalmente desnuda y me pasó por el frente—. No sé para qué me escondo, tenemos lo mismo, ¿no?
Tragué en seco cuando pasó delante de mí y mis estúpidos ojos la recorrieron de arriba a abajo para luego posarse en su gran trasero.
¿De qué iba todo esto?
—Supongo... —dije y salí rápido de aquel cuarto de baño.
Me dirigí a la habitación por el pasillo, era la única que estaba en el segundo nivel, por lo menos iba a tener más privacidad, o eso pensaba hasta que vi que la habitación de en frente sería ocupada.
Había un montón de cajas en aquella habitación; Hades tenía mucho que hacer antes de dormir.
Sonreí porque no iba a ayudarla; ordenar todo ese desastre iba a tomarle muchas horas y apenas eran las siete de la noche.
Bajé las escaleras y fui a la cocina para preparar algo de comer, estaba hambrienta.
—He ordenado pizza hace unos momentos —escuché esa voz a mis espaldas e instantáneamente rodé los ojos—. Pensé que despertarías con hambre, mi madre y Mikell están por llegar, dijeron algo acerca de ir a comprar unas cosas, no recuerdo para qué...
—Mira, Hades, ¿verdad? —Mi tono no era el más amigable, pero tenía que dejar las cosas claras con esta chica—. Tú y yo no somos nada, ni siquiera me caes bien, y para mí sería un placer que no me dirijas la palabra, porque en realidad me molesta hablar contigo.
Sus ojos se cristalizaron y tragó en seco al escuchar lo que dije; no dijo una palabra. Curiosamente, ni siquiera sabía cómo me sentía yo al verla de esa manera frente a mí.
—Lo siento —dijo y subió las escaleras tan rápido como pudo, dándome la espalda. Genial, ¿acaso estaba llorando ahora?
Rodé los ojos y abrí la nevera para ver qué podía preparar, pero no había nada, solo la pizza que había ordenado Hades, así que saqué varios pedazos y los puse en el microondas.
Encendí el televisor y me dispuse a esperar que la pizza se calentara, estaban pasando la primera temporada de Faking it, por lo que no cambié de canal. Me gustaba esa serie; a pesar de que ya la había visto unas cuantas veces, no me importaba.
Luego de varios minutos, el pitido del microondas me avisó que la pizza estaba lista; tomé dos pedazos para seguir viendo la televisión.
—Hey, Kore —me saludó mi madrastra, yo solo le sonreí porque tenía la boca llena, mi padre estaba detrás de ella acomodando algo en la cocina—. Pero qué hermosa estás —dijo y pude sentir un leve rubor extenderse por mis mejillas, ella sí me caía bien, pero Hades no, la verdad no podía explicar por qué no me caía bien Hades si su madre era un amor.
—Gracias —dije una vez tragué—. Usted no está nada mal.
Ella sonrió y su rostro se iluminó al escuchar mis palabras.
—Mikell me dijo que ya conociste a Hades —Dichas estas palabras, mi sonrisa se borró.
¿Le habrá contado mi padre que no me agradaba?
—Sí, ya la he conocido —Desvié la mirada a la televisión para que supiera que no me interesaba hablar de su hija.
—¡Qué bien! —dijo emocionada, al parecer mi padre no le había dicho—. Espero que se lleven muy bien —Aún tenía esa sonrisa en su rostro.
—Sí, igual yo —La voz de mi padre no sonaba feliz y podía sentir su mirada sobre mí.
Me levanté del sofá y me fui a la habitación luego de darle una sonrisa de despedida a la señora Azriel.
No me hacía nada de gracia Hades y punto, y eso no iba a cambiar.
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Los secretos de Hades
RomantizmEl odio en su estado puro y sin razones claras define la relación entre Hades y Kore; aquí nada será igual luego de colapsar en lo impensable: el amor. Kore cree saber lo que quiere. Hades sabe lo que quiere. Kore tiene una idea fija sobre Hades, pe...