H. Part 40

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Capítulo cuarenta

Mi pequeño pajarito tenía una de sus alas rotas y yo quería curarlas.

Mi pajarito era hermoso, sus grandes alas eran preciosas y, aunque no podía volar, yo sabía que todas las noches susurraba como si estuviera en el cielo, mi pajarito era soñador, así como su dueña.

Curé el ala de mi pajarito y me sentí tan feliz al verlo feliz, volando alrededor de su enorme jaula.

Luego mi pajarito no era feliz y yo me entristecía porque no sabía qué más le pasaba a mi pajarito.

Así que abrí la jaula donde estaba mi pajarito y lo dejé salir, entonces yo estaba triste porque escapó.

Pero mi pajarito nunca volvió, cuando yo lo esperaba en las tardes para darle de comer y eso me preocupaba, mi pajarito había escapado.

Mi pajarito se había olvidado de mí...

Mi pajarito ya no estaba y yo con su recuerdo desaparecía.

Tal vez mi pajarito tenía frío y no tenía de comer, tal vez mi pajarito había sido atrapado y enjaulado. Eso me hacía llorar en las noches.

Tal vez mi pajarito me extrañaba donde estaba, tal vez era feliz sin mí, pero sé que mi pajarito nunca se olvidaría de mí, de seguro se olvidó de cómo volver, así que siempre dejaba las ventanas de mi habitación abiertas para cuando quisiera regresar.

Mi pajarito era libre, y aunque eso me pusiera triste yo era feliz al saber que tal vez, solo tal vez, mi pajarito volaba tan alto como en sus sueños y eso me permitía dormir en las noches.

Las letras solo sabían salir de mis manos, ella amaba escribir, y eso era lo que me mantenía un poco más cerca, me sentía un poco más cerca de ella cuando le dedicaba algunos versos antes de irme a dormir, semanas habían pasado y mi habitación era un desastre, pero en todas mis paredes el rostro de Hades estaba esparcido en hojas con bosquejos de su rostro a lápiz.

Sabía que eso me hacía daño, pero no podía parar mis manos para que dejaran de dibujar su hermoso rostro perfilado.

Tomé tus manos en las mías, pero estaban frías, tan frías que tenía miedo de perderte, de que aquella madrugada fuese la última en que pudiera tocarte o mirarte, pero claramente no fue así, y aún no sé si debería alegrarme o estar triste por eso, ya que, si esto fuera un sueño, preferiría despertar.

¿Por qué no te vas y me dejas?

Te veo, pero ya no te miro, te toco, pero ya no te siento, te beso, pero ya no es lo mismo y aunque te tengo, tú no estás conmigo. Yo solo me pregunto, ¿dónde estás? Está claro que estás presente, pero también está claro que no estás aquí.

¿Por qué no te vas y me dejas?

¡Oh! Cuánto te extraño, cuánto extraño el brillo en tus ojos y el rocío en tus labios, cuánto extraño el calor de tus manos y el sabor de tu cuerpo, el olor de tu Cabello y la sensación de tus brazos a mi alrededor.

¿Por qué no te vas y me dejas?

Cuánto desearía que estuvieras y no verte, cuánto desearía sentirte y no tocarte, cuánto desearía abrazarte sin tenerte, oh, querida mía, ¿cuánto pasará hasta que estés conmigo?

¿Cuánto debo esperar para que regreses? ¿Será cuestión de tiempo? ¿O tendré que morir y volver a nacer para poder ser otra persona y poder tenerte en otra vida y con otra historia?

¿Qué hacen los enamorados cuando no pueden estar juntos?

Miran la luna y hablan a través de ella.

Los secretos de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora