H: part. 15

10.9K 639 128
                                    

Capítulo quince

10:00 pm

Entonces tres de marzo.

Ahora estaba en mi habitación mientras Kore estaba sentada en mi escritorio, completando el proyecto de Literatura, el cual consistía en hablar de tu compañero en forma de poesía, resaltando las cosas buenas y las malas, poniéndolas como cualidades.

—Así es —dije mirando las fotos que Kore había puesto en mi cama, ya que debíamos ver a nuestro compañero desde pequeño porque, según nuestra maestra, eso nos ayudaría mucho al hablar del otro con un poco más de sentimiento y cariño.

—¿Cuándo diste tu primer beso? —preguntó y yo la miré extrañada porque estaba segura de que esa pregunta no estaba en el formulario.

—No lo recuerdo —respondí sin prestar mucha atención porque había una foto en la que Kore sonría muy feliz estando en los hombros del señor Seyhan. Adorable en verdad, tenía aquel brillo especial que caracterizaba su mirada.

—¿No recuerdas tu primer beso? —preguntó algo exaltada y sorprendida mientras que a mí se me escapaba una sonrisa al ver su expresión tan tierna; me producía deseos de besarla muchas veces, pero claro, debía controlar esos impulsos porque no eran exactamente lo que nosotras hacíamos.

—¿Qué tiene de importante el primer beso? —pregunté sin emoción mientras pasaba las fotos entre mis manos viendo cómo en cada foto que pasaba, me llenaba más de ternura al mirarla tan tierna e infantil entre mis manos.

—No sé, supongo que es importante recordarlo porque fue el primero de todos —dijo encogiéndose de hombros.

—Bueno, yo en verdad pienso que el primer beso no es importante —le dije mirándola a los ojos y dejando las fotos en la cama—. ¿Sabes por qué? —Negó con la cabeza—. Pues porque el primer beso es solo el roce de labios con una persona con la que, tal vez, no sientas más que una atracción física, cosa que para mí no es importante, creo que el beso que deberíamos recordar y atesorar en nuestros recuerdos es ese que, aún después de haber separado tus labios de los de esa persona, sientes que algo de ella quedó en ti y viceversa, y simplemente te das cuenta de eso cuando la miras a los ojos y ves tu alma reflejada en ellos como si fuera tu reflejo en un estanque de agua calmada.

No sabía que podían salir palabras tan poéticas de mi boca, ella parecía estar en una especie de trance al escucharme hablar de esa manera, expresando mi parecer y la verdad me encantaba que me mirase como lo hacía en ese momento.

—¿Has sentido eso? —preguntó buscando mi mirada y poniéndome un poco nerviosa porque sí lo había sentido. No, corrección, lo seguía sintiendo cada vez que me miraba a los ojos, justo como ahora.

—No —mentí mientras seguía mirando las fotos que tenía en mis manos sin prestar mucha atención a su mirada.

—Yo sí lo he sentido —dijo y mi corazón latió rápidamente al pensar que ella se sentía de igual forma que yo.

—¿Ah sí? —pregunté buscando su mirada de nuevo—. ¿Kayn? —dije en voz casi inaudible y mirando sus ojos verdes que me miraban de aquella manera que tanto me asustaba porque me gustaba demasiado cuando lo hacía, pero aun así temía de la respuesta que saliera de su boca.

Temía que ella me dijera que sí había sentido eso de la misma manera que yo porque en realidad me asustaba enamorarme de alguien que no era para mí, de alguien que podía hacerme daño, y no porque quisiera, sino porque las circunstancias o el destino no estuvieran a nuestro favor y tal vez también temía sentir algo que a lo mejor no era conocido y totalmente inexplorado por ambas.

Los secretos de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora