Capítulo diez
Tres semanas, tres semanas desde aquella fiesta donde me di cuenta de que sentía algo más que odio por Hades, estaba tan frustrada que ya ni siquiera podía tenerla en mi habitación, así que desde que mi padre llegó de su luna de miel le exigí que la sacara de allí porque la tensión era demasiada y, sinceramente, mi vida no necesitaba drama innecesario.
Las cosas iban bien hasta ahora, nada de roces ni peleas entre Hades y yo, de verdad esperaba que todo siguiera de esa manera, aunque me molestaba bastante que Seiah y Norman vieran a Hades como una amiga igual que a mí, la acompañaban en el colegio en los recesos, pero como sabían que a mí no me agradaba eso, esperaban que Kayn pasara a buscarme para irse detrás de Hades.
Seiah y ella se habían vuelto inseparables y mis celos incrementaban al ver a ambas caminar de un lado a otro por los pasillos, o que estuvieran en su habitación haciendo tareas y esas cosas.
Hades en poco tiempo se había ganado su confianza, o eso parecía, porque cuando estaban conmigo, cada vez que ella salía al tema de conversación, ellas simplemente decían lo genial que era o algo gracioso que Hades había dicho o solo que para ellas Hades era como una hermanita pequeña con la cual hacer cosas de chicas como ir a las tiendas, hacer bromas y ese tipo de cosas, no es que conmigo no hicieran esas cosas, pero me irritaba que también MIS amigas compartieran con ella.
Joder, primero mi padre, después mi casa, luego mi habitación y ahora mis amigas.
¿Qué pasaba por su mente? La detestaba...Miércoles 6:00 a. m.
¿Era posible odiar cada sonido que salía de aquel despertador más que a nada?
Abrí mis ojos lentamente buscando con una de mis manos aquello que causaba ese horrendo sonido, y que me traspasaba los tímpanos, hasta que lo encontré, lo golpeé con una de mis manos haciendo que parara de sonar, me quedé en la cama por unos cinco minutos más esperando que se me fueran las ganas horribles de dormir que traía.
Bueno, en realidad, no eran tan horribles porque me quedé dormida más tiempo del esperado hasta que...
—Kore... despierta —Esa voz la conocía, pero tal vez era mi subconsciente haciéndome una mala jugada—. ¡Kore! —gritó una vez más y mis ojos se abrieron de inmediato, dejándome ver a una Hades arreglada y muy hermosa parada a mi lado.
Espera... ¿Qué?
—¿Quién demonios te dijo que podías entrar en mi habitación? —escupí molesta por haberme despertado tan bruscamente.
—Yo —Mi padre entró en la habitación con cara de pocos amigos y al parecer al verme hablar así a Hades se había molestado.
—No puede ser que Hades venga a hacerte el favor de despertarte para que no llegues tarde y la trates de esa manera, Kore —Su voz era calmada y pasiva.
—Me asustó —mentí y me paré de la cama prácticamente como Flash—. Lo siento, Hades —dije sin mirarla buscando mis sandalias para irme al baño.
—Ya estoy acostumbrada —dijo ella con tono despreocupado.
—Ves papi, a Hades no le molesta —No lo veía, pero sabía que no lo estaba llevando bien.
—Bueno, siendo así —Se aclaró la garganta—, no les va a molestar compartir el auto y las habitaciones porque, de ahora en adelante, las quiero bien unidas y hasta que no vea que este comportamiento de ambas cambie y se lleven como las hermanas que ya deben saber que son, no se van a separar, así que cambiaremos las cosas y Kore tendrá que mudarse a tu habitación, Hades, por dos meses, hasta que vea que el trato entre ambas cambie.
—¿Qué? —dijimos ella y yo al unísono.
—Exactamente, así las quiero —sonrió con un poco de malicia—, que hasta digan las palabras al mismo tiempo. ¿Sabes conducir, Hades? —le preguntó mirándola, pero ella parecía en shock.
—Este.... sí sé señor Seyhan, pero... —dijo indecisa, mirando al suelo, pero él la interrumpió.
Yo solo estaba tratando de procesar lo que había salido de su boca en un tipo de trance.
—Qué bueno porque le he sacado copias a las llaves del auto de Kore, ya que son tan buenas hermanas que lo compartirán para que se cambien los días de manejo si una o la otra no lo quiere hacer y...
—¡No puedo creer esto, papá! —reclamé casi en un grito al escuchar esas palabras.
—Deberías ir a arreglarte para ir a clases, ya que hoy será un gran día para hacer las paces con Hades porque si me entero que no es así, te retiraré todo lo que te doy, tarjetas de crédito, tu auto, etc., e igual para Hades —dijo con autoridad.
—Señor Seyhan, yo de verdad estoy bien así... —intentó decir algo la estúpida esa, pero mi padre la interrumpió.
—No es un favor Hades, es una orden. Kore y tú deben llevarse mejor y hacer las cosas bien de verdad, no me gusta el trato que tienen ustedes dos como si fueran un par de enemigas, y la verdad yo no le he enseñado esas cosas a Kore...
No quise escuchar nada más y salí de la habitación prendida en fuego hasta al baño para procesar todo aquello que mi padre había dicho.
Caminé como alma que llevaba el diablo, aunque solo iba a llegar al baño, no sé cómo me duché o cómo volví a la habitación cuando solo tomé la ropa, me cambié y bajé las escaleras rápidamente.
ESTÁS LEYENDO
Los secretos de Hades
RomansEl odio en su estado puro y sin razones claras define la relación entre Hades y Kore; aquí nada será igual luego de colapsar en lo impensable: el amor. Kore cree saber lo que quiere. Hades sabe lo que quiere. Kore tiene una idea fija sobre Hades, pe...