Capítulo treinta y ocho
—De todos los elementos, el fuego es el más generoso, ¿sabías? —¡Oh, demonios, este tipo estaba desquiciado!—, es el único elemento que te puede limpiar y redimir al mismo tiempo —Sus ojos brillaban mientras miraba la llama del encendedor entre una de sus manos.
Aquí era donde me preguntaba: ¿vivimos en una vida justa con momentos de injusticia o en una injusticia con deseos de una vida justa?
La verdad era que no tenía respuesta para esa pregunta, solo pensaba en cómo los primeros años de mi vida fueron tan felices, en cómo tenía una familia, una madre, un padre e incluso hasta un perro hermoso, demonios, ¡yo era feliz!
¡Qué hermosa vida!
Pero ahora estaba amarrada a una silla, dentro de una hermosa cabaña rodeada de sonidos naturales, los pájaros, el sonido del agua en la lejanía, incluso el aire se podía escuchar, ¿magnífico, no? Si me concentraba lo suficiente, podía fingir que no estaba allí atada a una silla mientras un maniático pirómano quería encenderme dentro de esa cabaña. Podía ser lo que yo quisiera en mi mente, podía pensar que era una de esas aves que volaban libres en el aire o uno de esos peces que nadaban felices en un estanque. Justo como hacía cuando estaba cautiva en lo que parecía un castillo mientras la bestia me observaba y hacía lo imposible por hacer de mi vida un imposible.
Cuán hermoso era pensar que no estaba allí, que mis manos no estaban atadas, que no había un piromaníaco mirándome a los ojos mientras esparcía gasolina por todo el lugar con una sonrisa de felicidad porque al fin iba a lograr lo que se había propuesto hacía más de doce años atrás, era hermoso todo aquello, y aunque tal vez no lo era, yo quería pensar en la posibilidad de que si lo era, de que por alguna razón lo era.
De repente, el verde de sus ojos y el negro de su cabello invadieron mi visión, allí estaba ella en nuestra graduación, ese vestido le quedaba espectacular, los tacones altos y su pelo de salón junto a esa mirada que me hacía querer desmayar, quería tocar esa magnificencia hecha mujer, ¡Dios! Esa chica era hermosa, pero aparte de eso era intrigante y eso me encantaba, sabía que ella escondía cosas que nadie más sabía porque ella trataba de ocultármelo solo a mí sin saber que ya lo sabía desde el primer beso. Estaba enamorada.
Justo como yo lo estaba...
—¡No lo hagas! —gritó desde donde estaba mirando hacia mí—. No te vayas de aquí, ¿acaso no ves que estoy tratando de incendiarte? Vas a morir Karla —dijo sonriendo, pero yo también sonreí y eso pareció enojarlo porque su sonrisa se borró.
—Y tú vas a vivir, Cristopher —Aún mi sonrisa no se iba—, tú vivirás, y yo moriré, pero ¿sabes qué? —Sonreí—, yo amé, yo sentí y viví, algo que afortunadamente tú nunca harás en toda tu podrida vida, Cris —Parecía triste y desconsolado, pero a mí no me importaba nada en aquel instante—. Te preguntaría qué es vivir sin ninguna emoción ni amor, pero está claro que no lo sabes —se acercó a mí, pero yo no tenía miedo, no me importaba—, no puedes decir nada porque eres un psicópata, nunca lo sabrás y vivirás muchos años, pero nunca sabrás qué es la vida, qué es amor puro, qué es dar un beso y poner el corazón... —No pude seguir hablando porque él golpeó mi cara con tanta fuerza que perdí el conocimiento y todo se volvió oscuro de golpe...
Kayn's pov
Kore...
Ella era... ¿Qué era ella?
Era todo lo que un chico como yo se merecía, ella es hermosa, su padre tiene mucho dinero, con el cual no tendría que trabajar ni nada por el estilo y, aunque eso no era lo que me motivaba a hacer lo que iba a hacer, yo tenía que recuperarla, ella era todo lo que yo tenía, lo que yo quería...
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Los secretos de Hades
RomanceEl odio en su estado puro y sin razones claras define la relación entre Hades y Kore; aquí nada será igual luego de colapsar en lo impensable: el amor. Kore cree saber lo que quiere. Hades sabe lo que quiere. Kore tiene una idea fija sobre Hades, pe...