H.part 36

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Capítulo Treinta y seis

Sus manos, su pelo, sus ojos, su piel, lo que yo sentía... lo que pasaría.

Los segundos se volvieron minutos y los minutos horas, y aún parecía que no había pasado tiempo suficiente, que no nos habíamos besado las veces que necesitábamos, que nos faltaba piel por recorrer, que nos faltaban cimas por alcanzar, todo parecía irreal, como un sueño que pronto el sol iba a interrumpir y solo tratábamos de alargar.

Placer, si solo fuera necesidad de placer fuera un placer en verdad, pero no, había más que eso, había deseos, había entrega, había necesidad de sentir una vez más, pero también había pasado, había errores, había cicatrices, había de todo un poco desde negativo hasta positivo, desde intermedio hasta vacío.

Las manos de Kore empezaban a recorrer mi cintura, enviando tantas descargas de electricidad a mi cuerpo que no entendía en verdad como era eso posible y no me había muerto por una sobrecarga de electricidad, mi centro me delataba por la gran humedad que se expandía con cada roce que teníamos Kore y yo, sus manos subieron hasta mi cuello mientras mis labios no dejaban la parte sensible de su cuello, haciendo que ella se retorciera debajo de mi cada vez que mi lengua y su piel hacían contacto.

¡No quería que el momento terminara nunca, quería recorrerla una y otra vez con mis labios, Dios! Cada vez que su piel se erizaba por el contacto de mis toques sobre ella, era como un nuevo despertar dentro de un sueño que no tenía fin.

Tomé uno de sus pechos en mi boca, lo cual hizo que ella soltara un gemido un poco alto, tal vez por la pequeña presión que hice en la zona que se empezaba a erizar con el suave vaivén de mi lengua, ¡joder! Qué delicia sus uñas en mi espalda, sus gemidos desesperados en mis oídos, la palpitación en mi entrepierna y su otro seno en una de mis manos mientras que con la otra recorría la zona húmeda de sus piernas.

Si no había nada perfecto en el mundo, ¿entonces por qué se sentía de esa manera, tan precisamente perfecta?

—¡Oh, Hades! —gimió una vez entré mi dedo medio dentro suyo—. ¡Ah! —Música para mis oídos.

Me encantaba todo de ella y sí, estábamos teniendo sexo, pero eso no era lo primordial, porque antes que todo eso era lo que yo sentía por ella, lo que yo quería transmitirle, quería que supiera cuánto la quería, aunque ese sentimiento pronto se vería desmentido.

—¡Ah! —Aceleré los movimientos en su zona íntima, mientas podía sentir cómo sus uñas se enterraban en mi espalda, era un dolor tan placentero que ni siquiera sentía molestia cuando ella me arañaba—. Más... Oh —Ella ni siquiera podía articular palabra, me encantaba hacerla perder el control—, rápido... —Su respiración era cada vez más pesada—. Por favor, Hades... ¡Ah! —Y así lo hice, aceleré los movimientos haciendo que ella gimiera más alto y con más irregularidad.

No sé en qué momento nuestros cuerpos estaban tan pegados que mi zona íntima rozaba la parte superior de su muslo mientras aún tenía una de mis manos dentro de ella, los movimientos se estaban saliendo de control y mi respiración se fue volviendo más y más errática, el placer de tener a Kore debajo de mi cuerpo mientras tocaba hasta lo más profundo de ella, me tenía casi delirando.

La lluvia ya había cesado o eso parecía, aunque no estaba segura, ya que nuestros jadeos se convirtieron en gemidos muy altos y eso no le molestaba en lo absoluto, más bien sentía que cada parte de mí despertaba con cada toque, con cada embestida que daba dentro suyo, con cada gemido, ella me hacía sentir viva, como nunca me había sentido.

—¡Hades! —Nuestros movimientos fueron en aumento, junto al placer que crecía y crecía con cada roce—. Me voy a venir... ¡ah! —Yo no estaba muy lejos de hacerlo también, así que continué moviendo los dedos dentro suyo, lo que causó que ella hiciera más presión con su pierna en mi zona sensible, haciendo que un gemido se escapara de mis labios.

Los secretos de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora