Diez

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ADVERTENCIA: capítulo sin mucha ¿relevancia?

[JIN POV]

En el resto de la semana de clases no ocurrió algo interesante. Eso sí, hubieron muchos cruces de miradas con NamJoon, cosa que yo trataba de evitar cuando ocurría porque me cohibía demasiado. No podía mantener mis ojos en su mirada, sentía tantas cosas con tan solo su atención.

{...}

Era viernes en la madrugada y me desperté agitado y sudando a mares. Estaba teniendo una pesadilla, o más bien el mismo recuerdo de hace casi cinco años atrás. Volvía a ver el momento en que mi madre murió. Es lo peor que alguien puede presenciar. Muchas veces he tenido estos sueños, sueños con ella, y ahí es cuando decido que debo ir a visitarla. Bajé a buscar un vaso de agua, me devolví a mi pieza y pude conciliar el sueño nuevamente.

Me desperté a las nueve de la mañana y le llevé desayuno a la cama a Tae, unas tostadas con mermelada, una leche de chocolate y frutita picada. Me acosté junto a él bajo las cobijas y comimos lo que había hecho, en silencio. Él ya sabía lo que ocurría, ya que siempre que tenía esos sueños iba donde él y lo mimaba más de lo normal.

– Sigues soñando aquello... ¿Cierto Hyung?

– Sí Tae. ¿Te parece si vamos por la tarde a verla?

– Me encantaría, quisiera que estuviera aquí con nosotros nuevamente. –su voz se iba quebrando.

Dejamos a un lado la bandeja, nos abrazamos y nos volvimos a dormir. Tae siempre era quien me reconfortaba en momentos así.

Nos despertamos cerca de las una y media de la tarde, bajamos las bandejas e hicimos almuerzo los dos. Después de casi una hora ya estaba todo listo, solo faltaba hacer un juguito, y sería de uva, claramente.

Mientras almorzábamos, conversábamos de cualquier cosa, y de vez en cuando Tae me hacía algunas bromas inocentes acerca de NamJoon.

Levantamos los platos de la mesa y me puse a lavarlos, se los pasaba a Tae y éste los secaba.

– Hyung, iré a bañarme para que nos vayamos luego, ya vengo. –me dedicó su típica sonrisita y se fue al baño.

Me senté en la salita de estar a esperar mientras veía un fragmento de una película. Luego de quince minutos sentí a TaeTae salir del baño y aproveché de entrar yo. Al terminar fui a mi habitación para secarme y vestirme.

Hice unos sandwiches, los envolví y los eché a una bolsita, justo como papá lo hacía. Saqué también unos juguitos en caja y eché todo en mi mochila, junto a una mantita.

Fuimos a la parada de autobuses y esperamos uno que nos llevara al Parque. No nos gustaba decirle cementerio, porque no era como uno. Era un lugar grande, parecido a un campo lleno de pastito, bancas y flores. Un lugar donde se encontraban todas las personas que quisieron seguir viviendo en este mundo pero no pudieron.

Al llegar al Parque, le compramos unos Lirios blancos -que tanto le gustaban- y fuimos directo a su lugar. Durante el camino veíamos las flores -si es que a eso se le podían llamar flores- de otras personas y era bastante triste. Se notaba que nadie los iba a ver, y también se sentía triste ver flores de plástico.

Con Tae íbamos tomados de nuestras manos, como si nos estuviéramos dando la fuerza que necesitábamos, porque seguía doliendo recordar su partida.

Era un camino un poco largo hasta llegar donde su cuerpo se encontraba. Llegamos, saqué la mantita y nos sentamos. Y ahí nos encontrábamos Tae y yo, leyendo de nuevo el recuerdo en su lápida que escribimos junto a mi padre:

"Para ti, que fuiste y siempre serás un pedacito de nuestras vidas.

Madre y esposa, aquella que nunca expresaba sus sentimientos directamente,
pero aún así,
sabíamos qué era lo que te ocurría.

Mujer especial, intentando siempre destacar sin tener una pizca de ambición.

Trataste cada vez de superarte a ti misma, de ayudarnos a superarnos, y eso es lo que más nos enorgullece.

Estabas hundida en lo más recóndito de tu ser y ahora te encuentras en otra dimensión, en otra galaxia inexistente para los seres humanos, para los cuerpos humanos que están sumidos en los estético, en lo artificial.

Ahora, sumergidos solamente en un sueño en común, serás y seremos 

por siempre felices."

También se encontraba la carta, aquella que le hice días después de su partida, tenía la tinta un poco corrida pero era legible. Y la leí, como siempre lo hacía.

"Sé que nunca pude despedirme de ti cuando estabas en cuerpo y alma con nosotros, te fuiste tan de repente y es por eso que aprovecho de hacerlo ahora. Aunque no puedas leerlo, sé que esto lo sabrás o lo sabes de algún modo.

Siempre tuviste la visión de tener una vida tranquila, armoniosa y con una pizca de locura. Porque así eras tú, tratando de ser cuerda en momentos de seriedad o enojos. Nunca podíamos confiar completamente en que si lo que estabas diciendo era algo serio o eran una de tus tantas bromas.

Mamá, este soy yo, tu hijo mayor, quien te ama y siempre te amará, quien te recuerda y siempre lo hará. Nos veremos en un tiempo más, en otra dimensión; en nuestra dimensión."


Siempre pasábamos toda la tarde ahí con ella, disfrutando del aire libre, de la brisa y la calma que corría por nuestros cuerpos.

Y así se nos fue el tiempo de las manos, eran las seis de la tarde y comimos lo que traje. Media hora más tarde, nos marchamos.

~~~~~~

Ah, quería poner esos sentimientos y pensamientos que me hicieron tener hoy en una clase que parecía filosofía, pinxe profesor, todos terminaron llorando ¿?.

I can't touch the Sky [NamJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora