I can't touch the Sky [NamJin]

Treinta y cinco

[OMNISCIENTE]

{Viernes 04, sábado 05, domingo 06 de Agosto, vacaciones día 20, 21 y 22, PARTE 2}

[...]

- ¿Qué pasa? ¿Voy a dormir al sillón mejor? -preguntó NamJoon un poco preocupado.

- No te vayas... sólo... me siento un poco nervioso. -confesó el menor con un poco de rubor en sus mejillas.

- No pasará nada que no quieras, ¿está bien?

- Está bien...

- ¿Puedes abrazarme? -al terminar de decir aquello, SeokJin acabó con la distancia que había entre ambos, apegando su cabeza al pecho del mayor.

Ambos cerraron sus ojos para disfrutar aún más de su encuentro. NamJoon se sentía tranquilo al estar abrazado con SeokJin, quien hace unos minutos, no quería ni siquiera acercarse. Éste último, aprovechando la cercanía y dejando atrás sus temores, comenzó a pasar su nariz por el cuello de NamJoon, sintiendo ese aroma que tanto le gustaba. Luego, llegó a su mentón, en el cual depositaba unos tiernos y cortos besos.

El mayor sólo se dejó llevar, disfrutando del dulce tacto que recibía. Ansioso por probar una vez más los besos del pelicastaño, bajó un poco su cabeza y se encontró con los abultados labios de éste. Sin intención de ir más allá, se sumieron en un breve beso, ya que el mayor comenzó a pasar sus labios por las mejillas de SeokJin, para luego besar su sien y finalmente dejar un cuidadoso beso en su frente.

Ambos descansaban sus cabezas en la almohada, y mientras se miraban, sentían que sus ojos hablaban por sí solos, así que acercaron sus rostros y comenzaron a besarse, pero esta vez, con entusiasmo, con intensidad.

Pero de un momento a otro, los pensamientos del mayor comenzaron a traicionarle. Sentía que se estaba aprovechando de SeokJin, que lo utilizaba tal y como lo hacía con las tantas mujeres con las que estuvo apenas una noche. Se sintió culpable y cortó el encuentro, sentándose en la orilla de la cama.

- ¿Hice algo mal, NamJoon? -preguntó SeokJin, quien volvía a sentirse inseguro por el repentino acto del pelinegro.

El mayor en ningún momento se volteó y tampoco SeokJin se acercó.

- No es eso Jin. -dijo NamJoon mientras tomaba su cabeza entre sus manos.

- ¿Entonces? ¿Qué pasa?

- Es complicado.

- Puedo entenderlo. -insistió SeokJin.

- ¿Me juzgarás?

- Nunca lo haría.

El mayor se dio la vuelta para quedar frente a frente, se sentó en posición de indio al igual que SeokJin y comenzó a contarle todo, desde su infancia hasta el día antes de conocerlo. Durante el relato, el menor sólo asentía. Apenas NamJoon terminó de desahogarse, recibió un fuerte abrazo del castaño.

- Te entiendo Joonie, pero no quiero que te atormentes con cosas que ya son parte de tu pasado. Yo estoy aquí ahora -el menor se desprendió del abrazo y tocó el lugar en donde supuestamente se encontraba el corazón de NamJoon- y podemos dejar atrás todo, juntos.

El pelinegro, feliz de escuchar esas palabras, tomó con sus manos las mejillas de SeokJin y lo acercó para darle un beso, uno en el que le demostraba cuan agradecido estaba por haberlo aceptado después de todo, y ahora, no habían pensamientos culpables tras este beso, sólo habían grandes ilusiones y ganas de estar, para siempre, uno al lado del otro. Finalmente, volvieron a acostarse y se quedaron dormidos.

A la mañana siguiente, SeokJin se despertó a las nueve, se levantó de inmediato, sin hacer ruido, y fue a hacer el desayuno. Cuando estaba por terminar, sintió que unos brazos se escurrían por su cintura y se quedaban allí.

- Buenos días Jinnie. -saludó NamJoon y besó la mejilla de su novio.

- Joonie... Buenos días, ¿cómo dormiste?

- Perfectamente, ¿y tú?

- ¿Hay alguna palabra más grande que perfectamente? -preguntó SeokJin pero sólo recibió otro beso en su mejilla.

Algo, nuevamente, había cambiado entre ellos, pero esta vez para bien. Habían creado un lazo mucho más fuerte después de lo de anoche.

Unos minutos más tarde se habían levantado los demás y desayunaron juntos. Durante lo que quedaba de la mañana no hicieron mucho, solo rieron y jugaron entre todos.

{...}

En la tarde, cerca de las cinco, todos estaban disfrutando de sus​ últimas horas allí, por lo que ya habían almorzado.

El Señor Kim tenía puestas sus gafas de sol y estaba arriba de una cama inflable en la piscina, HoSeok y TaeHyung corrían de un lado a otro persiguiéndose, y NamJoon con SeokJin estaban sentados en la orilla de la piscina mojando sus pies.

- Que relajante es estar aquí, es como tener otra vida. No me quiero ir Joonie. -se lamentaba SeokJin mientras ponía su cabeza en el hombro de NamJoon.

- Yo tampoco quiero irme. Además, me gusta estar aquí contigo.

SeokJin buscó los gruesos labios de NamJoon y dejó un cálido beso en ellos, el cual fue correspondido de inmediato. Pero entremedio de su encuentro, unos revoltosos HoSeok y TaeHyung los empujaron, haciendo que cayeran al agua. Estos últimos, se pusieron a reír a carcajadas en la orilla de la piscina, pero pararon cuando sintieron que alguien también los empujaba ahora a ellos. Nadie se había fijado que el Señor Kim se había salido de su cómoda cama inflable. Todos se reían de la situación y de lo infantil que podía llegar a ser el padre de los Kim. Finalmente, éste último se tiró y les salpicó agua.

Disfrutaron tanto como podían. Las horas iban pasando, tuvieron que rehacer su equipaje y dejar tal y como les habían entregado la cabaña. Cerca de las diez de la noche comenzaron a echar sus cosas al auto. Ya listos, llamaron al dueño, el cual no demoró mucho en aparecer. Pagaron lo correspondido, se despidieron, agradecieron y se subieron al auto. Esta vez el Señor Kim se ofreció a manejar todo el camino de vuelta.

Al llegar al hogar de los Kim, todos bajaron del auto junto a sus cosas y se despidieron cariñosamente. SeokJin se hizo a un lado junto a NamJoon buscando privacidad y se besaron. No podían dejar de despedirse, así que HoSeok, quien estaba ya dentro del auto, tocó la bocina.

- ¡Pueden besarse más otro día! Estoy muy cansado. -gritaba HoSeok a través de la ventana.

SeokJin y NamJoon se dieron un último y largo beso en forma de despedida y se separaron. Por último, el menor se paró en la entrada de su casa y esperó a que el auto partiera.

Se dieron una última mirada junto a una sonrisa hasta que NamJoon arrancó el auto.