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Desde pequeño siempre fui muy tímido. Por haber sido el primero en nacer, mi madre era muy sobreprotectora conmigo, y lo hubiera sido con Tae también, pero él siempre fue muy, demasiado extrovertido. Desde su escuela, siempre el director llamaba a mamá o a papá para hablar sobre él. Les decía cosas como que no ponía atención en clases, que siempre se la pasaba hablando y distraía a sus compañeros. Fue ahí cuando el director y algunos profesores recomendaron que lo llevaran al doctor.
Yo hasta el día de hoy discrepo con el supuesto diagnóstico. Las personas nacen como nacen y ya está, sean como sean, tengan lo que tengan, son humanos y muchas veces sufren porque según los médicos, son distintos, pero él es como es y no tiene porqué tener la etiqueta del niño que padece de TDA. Afortunadamente a Tae nunca lo trataron mal, alguna que otra vez le habrán dicho algunas cosas, pero nunca les daba importancia. Desde que éramos niños siempre fuimos muy unidos, por lo que él siempre estuvo apoyándome durante la dura infancia que tuve. Tae me repetía todos los días que debía hacer como él hacía, que no prestara atención a los tontos comentarios, pero yo llegué a ser más tonto y no le hice caso.
Recuerdo que iba en el jardín de niños cuando comenzó todo. No podía entender cómo, a pequeñas mentes, se le podían ocurrir decirme cosas como "A SeokJin le gustan los hombres, no es normal", "Se va a quedar solo para siempre", "Nadie lo va a querer nunca" y algunas otras cosas más por mi forma de expresarme. Las cosas cambiaron en mi adolescencia, pero un poco para mal. Tenía aproximadamente quince años y me gustaba un compañero de curso, nunca le dije nada, pero supongo que me quedaba embobado mirándolo porque los demás de alguna u otra forma se dieron cuenta.
Un día, al final de clases, él se me acercó y me sentía tan feliz, pensé que yo le interesaba. Habíamos quedado solos en el salón, me empujó dejándome contra la pared y puso sus manos en mi cuello, el cual apretaba pero no mucho. Me dijo que los que eran "como yo" no deberían existir, que todos éramos un error por tener gustos así, además me repetía las mismas palabras que me decían cuando yo era sólo un niño.
Y las cosas no pararon solo ahí.
A veces me mandaban unas notas anónimas, las dejaban en mi casillero. La mayoría de éstas decían que yo era alguien horrible y que nadie nunca se fijaría en mí. Conforme pasaron los años, ellos seguían pero al fin pude no darles importancia, aunque quizá debí haberlo hecho en un principio. Mis padres no sabían nada, siempre trataba de llegar a casa con una falsa sonrisa.
Iba en el último año de la escuela cuando mi mamá falleció. Fue un golpe muy fuerte, éramos muy unidos los cuatro. Mi padre se encerraba en su habitación y no nos dejaba verlo, se levantaba cuando nosotros no estábamos y llegaba cuando dormíamos. Ya habían pasado tres meses de la muerte de mamá y hubo un día que no aguantamos más con Tae y lo esperamos a que llegara. Eran cerca de las dos de la madrugada, hicimos chocolate caliente porque mamá siempre lo hacía para nosotros cuando notaba que nos sentíamos mal. Fuimos a su habitación y lo esperamos acostados en su cama. Cuando abrió la puerta, los tres sentimos una emoción indescriptible. Papá no podía dejar de mirar el chocolate caliente, se acercó a nosotros, nos abrazó, nos agradecía y nos pedía perdón por habernos dejado de lado cuando nosotros también lo necesitábamos. Desde ese día volvimos a ser tan unidos como lo éramos cuando mamá seguía con nosotros.
Al terminar mi último año de escuela, papá siempre decía que estudiara Contaduría, que ese había sido su sueño, el cual yo traté de cumplirlo porque quería que él fuera feliz de alguna manera. Y así lo intenté por casi cuatro años. Rescato todo lo que aprendí junto a las buenas amistades que hice en ese momento. Ken y Sandeul siempre estuvieron junto a mí para apoyarme cuando me sentía un poquito mal.
En ese entonces, cuando estaba en la universidad de Busán, siempre evité fijarme en alguien por miedo a que me pasara lo mismo que en mi adolescencia. Quizá por eso nunca me di cuenta que yo le gustaba a Ken, además, él nunca hizo algo para que yo lo notara.
Cuando llegó la noticia que iban a transferir a papá de su trabajo, estaba muy feliz por poder dejar, al fin, ese lugar que tantos malos recuerdos me traía, además de entrar a estudiar algo que realmente me gusta y agradezco que mi papá lo haya entendido. Es el mejor de todos.
Al entrar a la nueva universidad, sentía de nuevo ese miedo de ser rechazado o de que me gustara alguien. Y como no quería que sucediera, sucedió.
Me había fijado justamente en NamJoon, alguien que yo creía que nunca me miraría a mí, alguien que pensaba que era desagradable por cómo me trató la primera vez que nos chocamos. Y menos mal, estaba equivocado. Todo se había dado tan bien hasta que Ailee me hizo recordar el pasado del que tanto quería arrancar, y que afortunadamente luego de unos meses, pude superarlo.
Aunque ahora, comenzaban a surgir otras inseguridades, o las mismas que tuve en un principio, cuando lo vi por primera vez. Me gustó el hecho de haber visto a NamJoon arriba de un escenario junto a YoonGi y Hobi, era impresionante cómo lo disfrutaban, pero el hecho de que se le acercaran chicas a saludarlo cariñosamente, o que apenas nos hayamos abrazado como amigos durante unos cortos segundos hacía que comenzara a dudar, a sentirme rechazado e incómodo. Sentía que yo no pertenecía ahí, a su vida, y que él, perfectamente, podría estar de nuevo con alguna chica.
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un poquito de esto para conocer más a SeokJin 🌼
esperen por NamJoon 💕
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I can't touch the Sky [NamJin]
FanfictionKim SeokJin entra a una nueva Universidad. Su timidez y desconfianza de sí mismo muchas veces le han jugado en contra. Era un chico con muy pocos amigos por culpa de sus inseguridades y baja autoestima, además de tener una vida amorosa casi inexist...