Cuarenta y siete

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[OMNISCIENTE]

La semana de exámenes al fin había acabado, y exactamente lo correcto era decir "al fin", ya que generalmente se hacía algo bien pesado tener que asistir a las ocho de la mañana cada día solamente a rendir una evaluación, aunque para NamJoon y SeokJin aquello se recompensaba tan solo con pasar lo que quedaba de la mañana o del día entero, juntos.

Debido a la presión de los exámenes no se habían dado cuenta que ya había pasado otro mes más, otro mes desde que han estado juntos "oficialmente", como lo diría NamJoon con sus etiquetas.

Y hoy, era un fresco domingo primero de Octubre. SeokJin se había levantado con más ánimo de lo normal, al igual que NamJoon. El haber cumplido dos cortitos meses juntos les llenaba de sobremanera sus corazones, además esperaban que esos meses pronto se convirtieran en muchos más. Ninguno de los dos compraron algo para obsequiarse, y no fue porque no quisieron o porque no se acordaron, sino porque simplemente querían disfrutar el día juntos, sabiendo que lo material no importaba, que cualquier día significaba mucho para ambos y que luego podrían darse algún gusto.

Pero el simple hecho de estar juntos podía ser el mejor regalo que podían recibir.

Primero que todo, ambos se habían acostado a dormir temprano la noche anterior, ya que querían comenzar el día lo más pronto posible para disfrutar de la compañía del otro.

Cada uno estaba en su hogar, procurando verse aunque sea aceptables​ a la hora de vestirse, arreglándose no en demasía pero preocupándose de ser lo suficientemente​ atractivos, probando sus perfumes y esparciendo el aroma en sus muñecas para darse cuenta lo bien que olían.

Pero ninguno sabía que aquello era un pequeño detalle, y que tan solo con la compañía del otro bastaba para sentirse felices.

Por un lado, las manos de SeokJin no se quedaban quietas, todo en él ansiaba tanto estar con el mayor que hasta llegó a ponerse nervioso, mirando una y otra vez por la ventana por si NamJoon se aparecía inclusive sabiendo que aún faltaban veinte minutos para las nueve de la mañana, como habían acordado.

Y por otro lado, NamJoon no aguantó más la espera, así que tomó las llaves del auto junto a un abrigo grueso y emprendió rumbo hasta el hogar de los Kim.

Cuando el auto de NamJoon llegó y éste se bajó, SeokJin no pudo contenerse, así que abrió la puerta de su casa, y sin importarle nada, se tiró a los brazos del mayor, escondiendo su rostro en el cuello de éste y sintiendo ese aroma que tanto le gustaba, ese aroma que él mismo había elegido para su Joonie.

- Al fin llegaste Joonie... -dijo un poco agitado el menor debido a su carrera, sintiendo que los brazos del mayor le rodeaban la cintura.

- Y eso que aún no son las nueve como nos habíamos puesto de acuerdo, perdón si me adelanté pero no pude aguantar más la espera para poder verte... -declaró el pelinegro en susurros, sintiéndose feliz porque al fin estaba con la persona que más ha querido en toda su vida.

Ambos se quedaron abrazados, sintiendo que necesitaban cada vez más del otro para que todo fuera perfecto. Luego de unos pocos segundos, NamJoon separó su rostro del suave cuello de SeokJin para conectar sus miradas, ambos perdiéndose en la profundidad de éstas y sintiendo que sin duda alguna necesitarían de aquellas pequeñas cosas por siempre.

- ¿Vamos? -había preguntado NamJoon, quien seguidamente recibió, de repente, un dulce beso en sus labios. Quedó atónito, ya que siempre SeokJin lo pillaba de improviso cuando hacía cosas así.

- Vamos. -respondió el menor, sonriendo y pensando que le encantaba ver al mayor en ese estado, planeando hacer aquello más seguido sólo para disfrutar el leve rubor que notaba en las mejillas de NamJoon.

I can't touch the Sky [NamJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora