Veinticinco

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[OMNISCIENTE]

{Sábado 8 de Julio}

Lo que quedaba de la semana había pasado y SeokJin no estaba seguro si NamJoon vendría el día de hoy. Dudaba cada vez que hablaban en si debía preguntarle, pues no quería presionarlo para que visitara​ su hogar. Quizá se le estaba pasando un poco la mano en esperar que el mayor siempre tomara la iniciativa, pero bien sabía SeokJin que prácticamente nació con inseguridades. 

Y como era de esperarse, NamJoon le mandó el mensaje que tanto esperaba Jin, en el que le avisaba que iría a su casa a eso de las cinco de la tarde. En el momento que lo leyó, su sonrisa no daba más, además de recorrerle por el cuerpo el típico escalofrío.

{...}

Cuando el reloj dio las cinco, el mayor puntualmente se​ encontraba tocando la puerta del agradable hogar de los Kim. Había llegado con su mochila, la cual traía la respectiva comida que le había prometido al menor y lo requerido para estudiar. Un alegre TaeHyung lo recibió y ambos se dieron un corto abrazo, ya que durante aquél, NamJoon vio a SeokJin bajar por las escaleras y soltó inmediatamente al menor de los Kim, dirigiéndose al castaño. Chocaron sus cuerpos y se envolvieron en sus cálidos brazos en forma de saludo. Desde que volvieron a juntarse, cada vez se demostraban más y más expresiones de cariño.

Se dispusieron a estudiar durante toda la tarde, y junto a ellos se encontraba TaeHyung, quien estudiaba también para sus últimos exámenes. Cada vez que tenía alguna duda, ambos se dedicaban a ayudarle. Cuando creyeron que ya estaban listos, miraron la hora y eran las nueve de la noche. Jin salió un rato al jardín trasero de la casa, dejando a TaeHyung y NamJoon mirando la televisión. El pelimorado -ya casi con un color totalmente desteñido- vio por el rabillo de su ojo que SeokJin se dirigía al jardín y lo siguió sin que éste se diera cuenta.

Ambos recordaron la última vez que estuvieron allí. Quizá se sentirían incómodos, pero todo aquello cesó cuando el menor, mientras miraba el cielo estrellado parado en medio del jardín, sintió unos brazos escurrirse por su cintura, apresándolo mientras sentía una calmada respiración contra su oído.

Jinnie... –susurraba en la oreja del menor, causándole millones de sensaciones en el cuerpo– Me gustas... mucho.

Joonie... –respondió bajito el pelicastaño mientras reforzaba el agarre, juntando sus manos aún estando el mayor abrazándole por la espalda. Cerró sus ojos, echó su cabeza hacia atrás, poniéndola en uno de los hombros del mayor, mientras que éste seguía respirando y rozando sus labios por el lóbulo de su oreja. Se dejó llevar por todas las emociones que comenzó a sentir luego de la declaración del mayor– T-tu también m-me gustas...

Pensaban quedarse así por más tiempo, sintiendo sus cuerpos tan pegados junto a la posición tan excitante en la que estaban. SeokJin nunca había experimentado aquello y le encantaba sentir ese escalofrío que recorría cada parte de su cuerpo cuando el mayor respiraba contra su oreja. Ambos estaban en un mar de emociones que sólo las iban a encontrar estando juntos, y si querían, podían ahogarse en él. Si bien NamJoon en su pasado fue bastante mujeriego, nunca había experimentado las sensaciones que le causaba estar así con el menor, por lo que era un total inexperto al momento de estar con él. Al fin estaba sintiendo el verdadero amor que tanto hablaban en todos lados.

A los segundos después, escucharon la puerta de la casa cerrarse junto a la voz del Señor Kim preguntando por ellos y que había traído la cena. Se soltaron, conectaron sus miradas y Jin besó al mayor en su mejilla, casi llegando a la comisura de sus labios. No se atrevía a hacer algo más, -de hecho estaba sorprendido por haber tomado la iniciativa- además que su padre los estaba esperando dentro.

{...}

¿Entonces terminaron ya de estudiar? –preguntaba el Señor Kim mientras estaban los cuatro sentados cenando. 

Sí, es increíble la manera en cómo se aprenden mejor las cosas entre dos. –inquirió NamJoon mirando al pelicastaño levemente, insinuando lo que había pasado en el jardín.

¡SÍ! A mí también me sorprende Hyung. Gracias por haberme ayudado. Estaría frito si no fuera por ustedes. ¡Gracias Hyungs

Entonces... ¿Podemos pasar hasta la madrugada los cuatro juntos? –preguntaba de nuevo el Señor Kim, pero esta vez se dirigía a SeokJin. Parecía estar pidiéndole permiso a su propio hijo. 

Sí papá... Además ya vi que compraste las cosas. Ya revisé el refrigerador. –a veces se invertían los papeles en su casa. 

Al terminar de cenar, el Señor Kim sacó el Soju y las cervezas de la nevera y las puso en la mesa junto a unas papitas que había comprado. Esta noche jugarían a las cartas, y sí, quizá no era algo muy entretenido pero estando los cuatro juntos la pasaban muy bien, además que SeokJin siempre reclamaba cuando no podía armar las escalas. No planeaban emborracharse ni nada, pero con todas las cosas que habían comprado y la poca tolerancia al alcohol que tenían, los hizo al menos sentirse mareados con la primera botella. La familia Kim no era de comprar muy seguido alcohol, pero era una forma de divertirse y compartir. Sin embargo, dicen que no es necesario el alcohol para divertirse, pero les daba igual. De alguna forma el Señor Kim quería celebrar indirectamente que su hijo mayor había encontrado a alguien que lo hiciera feliz. Y nadie le había dicho aquello, él se había dado cuenta solo. El padre Kim siempre captaba a sus hijos. El más mínimo sentimiento de molestia o alegría que tuvieran, él lo sabía.

Entoncessss... ¿ya son noviosss? –cuestionaba un Señor Kim pasado de copas a la vez que apuntaba a NamJoon y SeokJin.

Papá... Bebiste mmmucho. –SeokJin trataba de hablar normal pero no podía. Su lengua se pegaba sola.

Pronnnto lo seremos Sssseñor Kim...

¡Que bbbien Nammie Hyung! Mmme gustaría mucho tener un cuñado como ussted.

Y los cuatro se reían sin razón alguna, ninguno había medido sus palabras y el día de mañana no las recordarían del todo.

{...}

Al otro día, ninguno de los cuatro se acordaba cómo habían llegado a sus correspondientes habitaciones. SeokJin se levantó a las diez de la mañana y pensó que su cabeza explotaría. Bajó e hizo el desayuno para los cuatro y el típico jugo de naranja para pasar un poco la resaca. Buscó en el botiquín cuatro pastillas para el dolor de cabeza y las dejo en cada puesto encima de la mesa. Subió a despertar a cada uno y volvió a bajar mientras que tras él le seguían los demás habitantes de la casa.

Creo que no deberíamos beber en exceso, debimos haberle hecho caso a Jin. –decía arrepentido el padre de SeokJin mientras se daba masajes en la sien.

{...}

NamJoon se había quedado casi todo el día en la casa de los Kim, pues el padre de ellos se lo había pedido. El pelimorado se sentía como en su casa. Después de almorzar se dedicaron a repasar nuevamente los apuntes para los exámenes hasta que ya sintieron que volvían a sentirse listos.

¿Quieres tu paleta de chocolate? –el mayor lo único que quería era volver a verlo disfrutar de aquel dulce.

¿De verdad las​ habías comprado?

Me lo pediste, así que lo hice. –y se la entregó.

Y el mayor volvía a delirar mirando de reojo cómo SeokJin saboreaba su paleta de chocolate con la lengua, mientras él lo hacía por inercia también. No sabía si el menor lo hacía a propósito, pero era algo que le encantaba presenciar.

Luego de haber acabado las paletas, se dio cuenta que un bulto comenzaba a crecer en sus pantalones y decidió que era el momento de irse. Debía controlarse por ahora.

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:)

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🙄

I can't touch the Sky [NamJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora