14 Tortura

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Carter.

- ¿Cómo te fue? desgraciado infiel -me recibió la fría voz de Cat al volver a "casa", estaba sentada frente a la mesa de caoba con un libro frente a ella, llevaba una blusa de seda beige que encontramos en uno de los armarios del lugar, un pantalón de mezclilla y tenía el cabello recogido en una coleta, a su lado estaba Ana con un block de notas en sus delicadas manos.

-Solo fui a hablar con Luna y el Ángel -le aseguré mientras miraba las notas de Ana- ¿Cómo vas con los estudios?

-Cat demuestra un gran progreso, mis cálculos dicen que podrá leer con fluidez dentro de poco -informó Ana- por cierto, ya terminé la búsqueda que me pidió y la información que requiere no está en mi base de datos, el único lugar en todo el continente que pueden conceder esa información son los archivos reales, pero por desgracia su ubicación me es desconocida.

- ¿Ahora qué buscas? -me preguntó Cat cerrando su libro mientras los drones de servicio traían la comida en bandejas de platino.

-Un idioma, para ser más preciso el de mis espadas -un dron me trajo las catanas, las desenvainé y contemplé los grabados que estaban en sus hojas, eran letras, hechas de estilizadas y mineas líneas que solo podían apreciarse a contra luz- sé lo que dice: "El filo de estas espadas es tan grande como la voluntad del que las posea", pero quiero saber cómo lo sé, o si estoy en lo correcto.

- ¿Cuándo te has equivocado? -Cat me tomó la mano y sonrió.

-Tienes razón -guardé las espadas y se las entregué al robot, me descolgué la mochila y la abrí, saqué una carta- Luna me pidió que te diera una cosa.

- ¿Ahora qué quiere esta chica? -suspiró mientras abría la carta que le entregué, leyó el contenido y me lo dio, tenía tres simples palabras: "Él es mío"- ¿Por qué no me prestas una de tus espadas y le corto la cabeza a la monja de pacotilla?

-Ya lo dijiste, mon-ja -le recordé- hizo sus votos, te lo recuerdo.

-De todos modos, ambos sabemos que la chica no es muy santa que digamos -murmuró.

Supongo que querrán saber quién es Luna, déjenme les explico.

Hace unos meses, cuándo acabábamos de llegar a Alfa y apenas nos habíamos establecido en la vieja iglesia abandonada, Cat enfermó, de dio algo llamado gripe exterior, una enfermedad que en esos momentos asolaba a toda la ciudad, básicamente es una enfermedad parecida al resfriado común, pero con algunos síntomas extra, como hacer que tosas sangre de vez en cuando, la enfermedad tiene cura, sólo si le aplicas la vacuna antes una semana después del contagio, para ese momento la hemorragia interna ya es muy severa y solo quedaría ver cómo muere, Cat un día despertó tosiendo sangre, por lo que llevaría infectada tres o cuatro días.

Era el sexto día y estaba oculto en el mundo de las sombras, infiltrándome a un convento, el día anterior me enteré que el hospital se había quedado sin vacunas y se tardaría una semana en reabastecerse, y el único sitio en donde había vacunas era el convento de San Judas Tadeo. Ingresé a través de la puerta de la enfermería y me quité la túnica, me descolgué la mochila y empecé a buscar en las estanterías hasta que encontré la ampolleta indicada, tomé también una jeringa y me dispuse a ponerme la túnica otra vez, pero escuché un sonido ahogado, frente a mi estaba una chica de unos catorce años, albina, su larga cabellera blanca le brillaba en los ropajes oscuros de monja, cargaba una vela encendida, puesto que era de noche y no hay electricidad en los conventos por orden del profeta, me puse la túnica y corrí entre las sombras lejos de ella, pero ella había tirado al suelo su vela y la luz me dio de lleno, sentí el fuego abrasador darme de lleno y hacerme volver al mundo real, tenía un agujero enorme en el sitio donde me había pegado la luz, la parte del hombro derecho, me faltaba el hombro, una parte del pecho y el brazo, por lo que caí al suelo sintiendo un dolor atronador que solamente había sentido aquel día en la finca del amigo del rey, todo se volvió negro y me desmayé.

Diario de un superviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora