52. Y así...

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Carter.

No recuerdo nada después de la muerte de Cat, simplemente de estar arrodillado frente a su cuerpo moribundo me encontraba arrodillado en el suelo del bosque artificial del búnker, Elizabeth estaba de pie frente a mí y me miraba con ojos tristes, apartó su cara de mí y se desvaneció en el aire, me miré las manos y noté que me había hecho un corte en el dedo con mis katanas que se encontraban en el suelo junto a mí, el corte no era profundo, pero de él emanaba un pequeño hilo de sangre, miré el corte hipnotizado esperando a que se cerrara, pero no lo hizo, me intenté levantar pero mi cuerpo no quería responder.

-Carter, tu dedo... -era la voz de Lucía, la chica estaba descendiendo lentamente con un libro bajo el brazo, me miraba preocupado.

Un terrible dolor de cabeza me entró de repente y una ola de imágenes me llenó los ojos, de la nada mi pasado se reveló ante mí, las imágenes de Trish y yo sentados en la isla espacial apareció casi al final de todo, todo lo que había vivido se hizo presente, al final de todo una voz susurrante se hizo oír en mi cabeza.

-Un pequeño regalo de despedida, disfrútalo mientras puedas -dijo Will en mi mente.

-Lucía, yo...recuerdo -murmuré con una sonrisa, ella me miró fijamente y me estrechó en sus brazos sollozando- mejor salgamos de aquí.

-Claro...

Ella me ayudó a levantarme y ambos caminamos hacia la salida del bosque dejando mis espadas atrás, una vez en la salida me encontré con Ana y Trish, Ana ayudaba a Trish a mantenerse en pie, Trish tenía la cara sucia por la tierra y sus alas caían inertes en su espalda, una de ellas tenía una extraña malformación, estaba rota, cuando pasé a su lado ella me tomó de la mano y la apretó, la miré fijamente sin saber qué decir y ella sonrió en respuesta para darme un leva beso en la mejilla, no era el único que recordaba todo, quise hablarle de lo mucho que la había extrañado, de lo mucho que había pasado buscándola y lo mucho que la amaba, pero de mi boca solo salió un leve sonido como el de un motor ahogándose, ella me miró con preocupación y su mirada me indicó que mejor no hablara.

Caminamos por los intrincados pasillos del búnker, Lucía miraba a todos lados asustada, como si esperara que alguien nos atacara de improvisto, pero nadie lo hizo y llegamos al túnel que nos llevaba a la salida del búnker sin problema.

-Carter, yo...lo lamento -dijo Lucía cuando salimos por la puerta del Muro- de verdad lo lamento -de reojo vi que Ana metía un papel en el bolsillo de Trish y Lucía se esfumó sin dejar rastro junto con Ana dejándonos a Trish y a mí sin apoyo alguno, ambos caímos en el mullido pasto de las afueras del muro.

-Vaya, vaya, vaya -dijo una voz burlona frente a nosotros, alcé la vista y me encontré mirando a Abraham, tenía en su mano una pistola y me puso el cañón en la frente, quitó el seguro y sonrió mientras miraba mi dedo sangrante- veo que alguien ya no es inmortal, es una pena -él sacó un cuchillo de su bolsillo trasero y lo deslizó por su mano, era un corte limpio, pero de él emanó una sencilla gota de líquido dorado como el oro antes de que la herida se cerrara completamente- y yo que esperaba una buena pelea.

- ¡No! -gritó Trish al ver las intenciones de Abraham, pero era muy tarde.

Abraham tiró del gatillo...

Y morí.

Diario de un superviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora