48. Mi dulce princesa.

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Trish.

Anteriormente no había visto el interior del cristal por muchas razones, una eran los preparativos para el rescate fallido de Carter, pero en realidad había sido por el miedo, miedo a ver lo que se ocultaba dentro, sin embargo...necesitaba saber...saber qué quería mi madre que supiera.

Conecté el cristal a la tableta holográfica que le había robado a Mérida y abrí su archivo. Era una carta.

Querida hija:

No sé si algún día logres leer esto, la verdad solo lo hago para calmar mi conciencia antes de lo que está por suceder, le dejé una nota a tu padre para que te entregue esta carta el día de tu boda, pero ambas sabemos que eso nunca va a suceder, solo quiero dejar testimonio de lo que en realidad eres, de la verdad de tu existencia.

Hace veinte años algo sucedió en el Cielo, no sabemos con certeza qué lo causó, solo sabemos que un ángel de las alturas cayó a este mundo en el momento y lugar que todos necesitamos, ese ángel eres...o eras tú.

Todavía recuerdo el día que todo sucedió, estaba tomando lugar una de las batallas más sangrientas de nuestra civilización, la Batalla del Puño del Profeta. Una resistencia armada se había apoderado y atrincherado de la propiedad de tu padre: El Puño del Profeta, una de las fincas más grandes y productivas del continente, las tropas de Alfa asediaron el sitio y lograron matar a todos los inferiores que se ocultaban ahí. Por desgracia en la masacre tu abuelo (El antiguo Profeta) murió, pero eso no estuvo comparado con lo que sucedió dos horas después de su muerte, el cielo se encendió en llamas y una estrella cruzó el lugar y se estrelló contra la tierra. Esa estrella eras tú.

En el interior del cometa estrellado se encontraba un ángel moribundo y mutilado, ella estaba a punto de morir, por lo que fue trasladada a unas instalaciones secretas ubicadas en el Muro del Profeta donde se le intentó revivir, por desgracia la ser celestial murió hace unas horas, ahora un clon de ese ángel está siendo incubado en las mismas instalaciones, ese clon eres tú.

Te escribo esto para pedir que nos perdones, te creamos para que fueras la salvación de nuestra civilización, durante esos años la Atlántida pasaba por una época oscura, la iglesia estaba perdiendo su poder, los inferiores se alzaban en armas y los habitantes de Alfa buscaban una nueva forma de gobierno, era necesario que te trajéramos al mundo, aunque eso vaya en contra de las reglas de Dios, no sabemos por qué el Cielo te trajo al mundo, pero si llegas a volver ahí, te ruego para que les implores piedad a nuestra raza, era lo que se debía hacer, no queríamos que nuestra civilización cayera en la desgracia divina y la oscuridad del pecado.

Con cariño

Tu Madre, La Reina Beatriz III.

No sabía que decir, yo era un clon de un ángel que vino al mundo hace treinta y cinco años, yo no era la Trish de verdad, solo otra copia como Mérida, mi vida era una mentira, no era un ángel, no era siquiera un humano natural.

Desconecté el cristal de la tableta y lo lancé contra la puerta donde se hizo añicos contra su marco, ahí estaba Elizabeth recargada mirándome socarronamente.

-Veo que ya te disté cuenta -dijo con su sonrisa perfecta, la miré directamente a los ojos y sentí un escalofrío, puede que luciera como una chica normal, pero sus ojos la delataban como lo que era, sus ojos eran negros como la oscuridad que parecía emanar de su piel, como si todo lo que tocase se convirtiese en oscuridad.

- ¿Lo sabías?

-Soy La Muerte, cariño, soy más antigua que Dios y el Diablo, lo sé todo, ¿Debo recordarte quién se llevó el alma de tu madre?

-Cierra la boca -le ordené.

-No lo haré, nadie me ordena (o al menos no lo hace y sigue en este plano existencial) -respondió.

- ¿Y Lucía qué?

-Es mi mejor amiga, aparte le debo un par de favores a ella y, de todos modos, no me habría pedido venir a cuidarte a menos que fuese indispensable para el universo -aseguró.

- ¿Mi supervivencia es indispensable para el universo?

-Bueno, Carter está enojado y en caso de que sea necesario eres la única capaz de calmarlo y evitar que nos mate a todas, así que sí, eres indispensable para el universo, pero eso no quita que te odie.

- ¿Por qué me odias?, yo ni te había visto hasta hace unas horas.

-Créeme, ya me has hecho suficiente con el simple hecho de existir.

-No comprendo nada.

-No te preocupes, tampoco lo hacen los lectores, pero por alguna razón no parece importarles demasiado, si lo hicieran entonces habrían dejado de leer estas palabras -su celular empezó a vibrar y emitir sonidos, ella lo tomó y empezó a asentir- lo lamento, era el autor, me decía que dejara de romper la cuarta pared.

-En todo caso, si eres tan sabia ¿Por qué no buscas a Carter y lo detienes? -le reté.

-Lo haría si pudiera, pero Carter está desatado, si fuera el Carter que conoces lo podría reducir con un solo movimiento de dedos y ni siquiera tendría que salir de aquí, pero ese no es el caso, Carter en este momento es más poderoso que yo y no podría detenerlo sin matarlo a él y destruir la galaxia en el proceso -explicó mirando mi pared como si pudiese ver a Carter a través de ella- por eso Lucía y Ana fueron a buscar el Necronomicón, para poder realzar las barreras mentales de Carter y que vuelva a ser el chico que siempre fue.

- ¿El necro-qué?

-El Necronomicón, es un libro capaz de invocar a las bestias más poderosas y terroríficas de todas las dimensiones, se encuentra en Ninguna Parte, el sitio al que Ana y Lucía fueron, si logran traerlo a este plano y Lucía pronuncia el conjuro correcto pueden devolver a Carter a la normalidad.

-Si es que alguna vez lo fue -mencioné.

-No puedo creer que de verdad seas ella -la voz de Elizabeth estaba llena de decepción, rencor y ¿tristeza?

-Mira Elizabeth, no sé quién crees que soy o por qué piensas que tengo algo que ver con Carter -le dije poniéndome de pie y disponiéndome a salir de mi habitación para volver a vagar por el búnker.

-Eres la chica que lo ama y él ama, eso eres -soltó ella sin mirarme.

- ¿A qué te refieres? -le pregunté picada por la curiosidad- Carter lo único que ha hecho es meterse en mi vida y ponerla de cabeza una y otra vez.

-Pero lo amas ¿No?

-Yo...no lo sé, solo sé que él se volvió loco después de matar a la persona que él amaba más que a su vida -le expliqué lo que sucedió durante nuestro escape de Suma Caridad y cómo Cat había muerto.

-Te equivocas, él nunca te haría daño -me aseguró- o no siendo consciente de lo que hace.

-Hablas como si hubieras pasado una eternidad con él -sus ojos habían cambiado, parecía que estaba rememorando la mejor etapa de su vida.

-Querida, pasé el suficiente tiempo con él como para ver la muerte de mil estrellas -suspiró de la misma forma de la que uno suspira por un buen recuerdo- mira, no puedo decir ni entrar en detalles sobre lo que sucedió entre Carter y yo, o lo que sucede entre ustedes dos, pero puedo ayudarte a recordarlo.

-Muéstrame.

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Diario de un superviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora