28 Y así es como es el fin.

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Carter.

-Vaya, vaya, vaya... -dijo una voz que me arrancó de las garras de Morfeo- los dejo solos un día y ya ustedes duermen juntos. Y pensar que lo más lejos que llegaste conmigo fue un pequeño beso.

-Ya sabes que tengo debilidad por las pelirrojas -murmuré a Bet, abrí los ojos lentamente y me la encontré frente a mí, mirándome semi-indignada con los brazos cruzados a la altura del pecho. Iba vestida con un abrigo blanco como la nieve, tenía un pantalón de mezclilla, botas blancas y una bufanda del mismo color, parecía un copo de nieve- ¿Cómo entraste?

- ¿Hola?, exnovia posesiva y controladora presente, cuando estábamos de camino a aquí, le saqué foto a tus llaves y los imprimí con la impresora 3D de mi primo -explicó mientras sacaba un juego de llaves de su bolsillo, eran idénticas a las mías, incluso tenían el llavero de pingüinos que me habían regalado. Señaló con la barbilla a Trish, la cual seguía dormida- ¿Cómo te fue con la usurpadora?

-La cosa del bosque dejó un poco de sí en su mente, una amiga con más experiencia en la materia me ayudó con ello -le toqué ligeramente el brazo a Trish para despertarla; Bet le puso su celular en la oreja y puso la música a todo volumen.

- ¿Pero qué demonios...? -dijo la chica mientras se levantaba y lanzaba volando el celular de la chica, el aparato golpeó contra la pared y la pantalla se estrelló.

-Lástima, era mi favorito -disimuló la chica mientras lo recogía y la metía en su bolso, de ahí sacó otro igual- todavía me quedan tres.

-No vuelvas a hacer eso -le amenazó Trish, furiosa- por poco y me das un infarto -se sentó en el borde de la cama y se masajeó las sienes, me miró, junto a ella, el rubor la convirtió en un tomate- tu...yo...juntos...

-Toda la noche, babeas dormida, por cierto -le dije mientras me frotaba la barbilla- pero no te preocupes, hasta donde sé, solamente dormimos.

-Por ahora -el susurro de Bet se escuchó como si lo hubiese gritado, miró a Trish y le entregó una hoja de papel- son los trabajos y tareas, la tutora espera que te recuperes de tu ataque de tifoidea y los quiere ver de regreso a los dos el lunes, vaya suerte la de ustedes que les diese por hacer conjuros en la escuela en jueves -dio la media vuelta para salir de la habitación.

-Oye, Bet, espera -le pedí mientras salía tras de ella, la alcancé en la puerta de entrada, la tomé del brazo y la acerqué a mí- solo quería darte las gracias, ya sabes, por todo...si quieres puedo explicarte lo que viste ahí...pero dudo que te sirva de mucho.

-No te preocupes por mi Carter, tal vez alguien como tú no lo entienda, pero la ignorancia a veces da felicidad, ya lidiaré yo con mis pesadillas y temores...sola -en cierta forma se le escuchó con un leve toque de reproche...y tristeza.

-No tienes por qué hacerlo sola, puedo ayudarte -le ofrecí- he aprendido muchas cosas en estos últimos meses, puedo...

-Carter, no puedes salvarlos a todos, si te mirases en el espejo te darías cuenta que apenas puedes salvarla a ella y a ti -una triste sonrisa se dibujó en su rostro y puso su cálida mano en mi barbilla- si te mirases el rostro te darías cuenta que estás en el límite. Deja que yo me encargue de mí un rato, ya me has ayudado suficiente.

-Si necesitas ayuda búscame, ya sabes dónde encontrarme - le di un beso en la mejilla y se sonrojó- búscame en las sombras.

-Uno de estos días deberías salir de ellas, te van a consumir -caminó lentamente al coche dónde su chofer la esperaba con la puerta del Mercedes negro, abierta.

-Que no te preocupen las pesadillas, solo durarán seis meses -caminé de vuelta con Trish, la cama estaba vacía, pero se escuchaban sonidos provenientes del baño, tomé un pequeño block de notas de su mesita de noche y le dejé una en la que le avisaba que me iría a casa a darme una ducha y lucir como un humano.

Diario de un superviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora