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Habitación tras habitación. Todo lo que encontraba le helaba la sangre, una detrás de otra parecía el descenso al inframundo: mujeres abusadas, maltratadas y denigradas hasta lo inimaginable. Drogas, alcohol, contrabando, trata de blancas. Estaban desmantelando el mismísimo infierno.

Subió por las escaleras a lo que parecía un piso extra entre el cuarto y quinto nivel, tenía la sensación de que allí escondían lo peor de todo, pero para Yoongi, que acababa de verlo todo en los anteriores pisos, no pensaba que ese entrepiso tuviera algo que mostrar.

Que malditamente equivocado que estaba.

Llevaba su arma cargada y lista en la mano derecha y la linterna en la izquierda, respiró profundo y abrió la puerta de una fuerte patada. Un quejido lastimero y doloroso fue lo primero que escuchó antes de que su linterna le dejara ver mejor tras las luces rojas neón del cuarto.

Había un hombre de espaldas desnudo, unas pequeñas y delgadas piernas a los lados de su cadera muy abiertas... Otra escena de abuso, pero esta le iba a dejar sin aire.

-¡Las manos en la cabeza! -gritó con toda la autoridad que su rango le daba –aléjese de ella y arrodíllese en el piso. ¡Ahora!

No se había fijado en el cuerpo diminuto y tembloroso sobre el catre sucio, pero le parecía muy pequeño para ser una mujer, que Dios lo ampare, pero era la contextura de alguien menor. Se resistió a verle aún.

-Equipo de captura, solicito su presencia en el entrepiso del cuarto nivel- habló al radio en su muñeca –Tengo un individuo, detenido en medio de un acto abusivo...- se dio cuenta que allí debía confirmar la víctima para dar reporte por radio. Sin cortar la comunicación miró el bultito en la cama: muy delgado y pequeño, piernas y brazos llenos de hematomas, cabello corto... Un niño. La sangre se le congeló en las venas, pero recordó que, aunque temía caer al suelo, debía terminar la comunicación y ayudar al...niño –Acto C-carnal violento, contra menor de edad. Cambio.

-Copiado, Capitán Min- la voz trémula del otro lado de la línea le respondió en seguida –equipos de captura en camino. Cambio.

-Me encarg-go de la víctima. Cambio y fuera.

El equipo de captura subió más rápido de lo pensado, esposaron y cubrieron la desnudez del bastardo aquel, sacándolo de la habitación para mantener a la víctima tranquila y dándole espacio para que él se hiciera cargo.

Él mismo. Oh Dios santo.

Apretó las manos en un par de puños y tragó grueso. Debía ayudarlo, ese era su deber maldita sea. Se obligó sobre sus límites y caminó con cuidado hasta el borde del catre. Temblaba y sollozaba bajito, mantenía sus piernas dobladas contra el pecho y las abrazaba fuertemente manteniendo el rostro escondido entre las rodillas. Estaba tan lastimado que daba demasiada pena... Y muchas ganas de cuidar él.

-H-hola pequeño... Tranquilo. Ya todo terminó para ti, ese hombre ya no está aquí para hacerte daño.

Pero el niño seguía hecho bolita y tiritando. Miró alrededor y buscó algo con que cubrirlo, pero las sabanas de alrededor daban asco y el pequeño estaba completamente desnudo, tampoco había rastros de su ropa. Por el lugar y la noche helaba hasta los huesos. Siendo cuidadoso para trata de no asustarlo, bajó el cierre del chaleco distintivo de la policía de Seúl, lo retiró y se sacó el suéter gris grueso de cuello alto que llevaba esa noche.

-Estas a salvo ahora- apretó los dientes con fuerza –Me llamo Yoongi, Min Yoongi ¿Tu? ¿Me dirás tu nombre pequeño?

El niño negó despacito. Buena señal. Le estaba escuchando.

-Soy el capitán de la policía y he venido a rescatarte campeón, conmigo estarás a salvo por completo. Te sacare de aquí.

Entonces los bracitos fueron delicadamente desenredados y saco su rostro de entre el hueco hecho en sus piernas. Le miró y el mundo de Yoongi se fue al piso, joder.

Estaba delgado pero sus mejillas aún eran algo regordetas, ojitos pequeños y rasgados, labios gruesos y rojitos y un cabello grisáceo muy mal pintado pero ese color claro ceniza le hacía parecer un pequeño ángel inmaculado.

Cálmate Yoongi.

-Soy policía ¿lo ves? - señaló su placa sobre el corazón, había vuelto a ponerse el chaleco sobre un delgado suéter negro que usaba debajo - ¿Ahora me crees?

Sin moverse ni un centímetro el niño asintió.

-Si confías en mi ahora ¿Puedes decirme tu nombre, pequeño campeón?

Sonrió tranquilo para transmitirle paz y sosiego. Pobre bebé, su mirada era taciturna y opaca, lágrimas secas y frescas inundaban sus mejillas y tenía un labio partido, una ceja lacerada y la mejilla derecha morada. El demonio interno de Min se revolvió con violencia.

-J-ji...Ji-min

- ¡Oh! Hola amigo, lindo nombre Jimin ¿Ese espectacular nombre tiene apellido? Vamos cuéntame.

-P... Park.

-Park Jimin ¿Ese es tu nombre?

Asintió sin decir palabra, parecía reticente a hablar mucho.

-Gracias por dejarme saberlo, tienes frio ¿verdad? Aquí, ven para ponerte este gran abrigo calientito.

Le mostró el gran buzo gris en donde cabría sin problema alguno y quizá le llegaría hasta los tobillos. El niño lo miró demasiado receloso, pero volvió a temblar y se sentó en la cama arrastrándose hasta la orilla de la cama con la cabeza agachada. Yoongi aprovechó y le pasó la prenda por la cabeza y le ayudó con los brazos. Entonces pasó algo que lo volvió a dejar de piedra: el niño sollozó desesperado y se abrazó a su cuello con mucha fuerza llorando mares infinitos de miedo y dolor.

-Q-quiero a m-mamá... Mamá...

Su olor le inundó las fosas nasales y como si su maldición nunca terminara le sintió. Un omega.

-Shh... No llores campeón- le acarició los cabellos mientras le abrazaba y se levantaba para bajar de nuevo las escaleras y llevarlo a un lugar más sano y caliente para él –Ya todo está bien, todo está bien. Ya verás que sí.

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Lentamente, voy recuperado la.

Lo siento, he caído en una mini depresión y ando de malos amores con Wattpad pero sólo por ustedes le pondré empeño.

Lo malo, es que no tengo desde donde comenzar a transcribir.

Gracias por la paciencia, pronto subiré los demás.

♥♥♥

My Little, Just Mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora