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—Wuaaa~ —Los ojitos de dos pares de niños brillaban emocionados. Frente a ellos estaba un tío Jimin al que nunca habían visto. Era precioso, parecía un pequeño príncipe encantado... con ese color de cabello y el traje ceñido.

—Tío Minnie ¿Dónde está la corona? —Na Yeon pregunto mientras apretaba las manitas juntas de emoción.

—NaYeonnie —Minnie sonrió y se agacho hasta alcanzar la altura de la pequeña niña, sus cabellos dorados recogidos en una moña alta y el vestido blanco la hacía parecer un pequeño angelito, al igual que su hermana— Si hubiera una corona tendría que ponérsela a ustedes cuatro, están más hermosos que yo.

Pero ningún cumplido lograba calmarlo. Estaba allí, en la sala de su casa como cualquier otro día... pero era terriblemente diferente: estaba listo para casarse con Yoongi.

Miro alrededor luego de dejar un beso en la mejilla de la niña, su hogar por tantos años, esas paredes que conocieron su sufrimiento y su miedo hoy le veían prepararse para el paso más grande de su vida.

Un poco más allá estaban las maletas listas, la suya y la de su Hyung. Él le había llamado después de que le secuestraran y le pidió el favor de que hiciera la maleta, no había tenido oportunidad luego de que esos locos lo sacaran del departamento. Lo hizo sin ningún problema, conocía todo lo que necesitaba, todo lo esencial. Después de la boda y recepción volverían a casa ya casados a cambiarse de ropa por unas más cómodas y tomar el avión que les llevaría a unos de los lugares más hermosos, las islas de Macau.

— ¿Estás listo? —Tae le saco de sus ensoñaciones— Es hora de irnos Minnie, asegúrate de llevar todo y asegurar la puerta.

—B-Bien Hyung.

Era hora, no había marcha atrás y tampoco había posibilidad de que la diera. Y aunque temblara como una hoja al viento, tuviera los nervios a flor de piel y estuviera seguro de poder desmayarse al verlo parado junto al altar esperándole, asintió rápidamente y, tomando un abrigo negro, metió las llaves, celular y cartera en los bolsillos; Jin y Tae lo esperaban abajo, el mayor de los tres lo llevaría a él y TaeHyung se encargaría de los niños.

En el auto su camino se hizo terriblemente eterno, sabía que estaban temprano pero le urgía llegar al lugar y verlo todo, era real pero... necesitaba sentirse allí, poder palpar el sentimiento que amenazaba con hacerle explotar el pecho. Apretaba las manos en el asiento, clavando las uñas de vez en cuando y tomando grandes bocanadas de aire, después de tantos años, por fin estaba sucediendo, él iba en camino, o mejor dicho, ese día comenzaba su camino.

—Yo no recuerdo muy bien cómo me sentía ese día —Jin ponía la direccional hacia la izquierda mientras esperaba en el semáforo en rojo— fue hace un par de años ya, la sensación era diferente porque los padres de Nam lo echaron todo a perder y mis padres eran muy humildes. No fue algo demasiado grande, lo celebramos en el patio trasero de mi casa con los únicos amigos que le quedaban a él y mi pequeña familia... pero creo que en ninguna situación se dejan de sentir nervios.

—Estoy demasiado nervioso, muy nervioso —Sus manitas estaban heladas mientras las entrelazaba la una con la otra— No sé qué pensara cuando me vea, este traje no es algo que yo usaría y el color de mi cabello...

—Minnie... —Jin se puso en marcha dando la vuelta a la izquierda— Eso que estás pensando será lo último que pase por tu cabeza cuando lo veas a él, esperándote frente a todo el mundo, con sus hombros rectos y su mirada brillante. Tu pecho se inflamara de ganas por gritarle al mundo lo feliz que eres de tener un alfa como ese, tan dedicado y fiel ¿Recuerdas cuantos años fueron? Yoongi no era un hombre paciente en absoluto, alguien completamente diferente al hombre dulce que conoces.

My Little, Just Mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora