Aquel dolor en el pecho le estaba matando, destrozando, era aterrador. Como un aviso silencioso que le impulsaba a apretaba el volante con tal fuerza que podía escuchar el material crujir.
Lo que le estuviera pasando a Jimin en ese momento no se lo perdonaría jamás, casi podía escucharlo gritar y eso solo se sumaba a la pesada desesperación que le aplastaba la garganta.
Fue tan estúpido al no haber previsto que algo así podría pasar, debió estar allí para Jimin y no del otro lado de la maldita cuidad.
Era, completamente y sin lugar a dudas, su maldita culpa.
Al llegar a la torre de apartamentos en dónde vivía, entro raspando los neumáticos contra el asfalto y salió del auto tan rápido como pudo. Subió las escaleras de dos en dos mientras el corazón quería explotar dentro de su pecho. Podría morir allí mismo si no se controlaba.
De pronto, todo se quedó en silencio en el lazo del lado de su Omega, tan tranquilo que la sangre se heló en sus venas. De repente el miedo más absurdo lo invadió y justo frente a la puerta de su apartamento dudo un segundo. Con los años el edificio se fue remodelado hasta llegar al punto de ser casi anti sonoros, desde afuera no podía escuchar nada y eso le dejaba aún peor.
Eso duro su incertidumbre, un segundo. En seguida abrió la puerta con la clave y se escabulló hacia adentro tan sigilosamente como pudo. En la sala pudo ver las pisadas de barro, pero no veía o escuchaba a nadie.
No había nadie en el primer piso así que pasó al segundo, subió las escaleras lentamente, con el arma en su mano y una linterna en la otra; en ese piso todo estaba a oscuras y eso lo hacía más escalofriante. La única puerta abierta era la de su habitación compartida, entró sin importar que pudiera ver dentro.
Pero fue peor de lo que creyó.
Un cuerpo en mono naranja yacía boca abajo en la mitad del cuarto, la sangre empapaba la alfombra creando una gran mancha oscura. No quería atrevía a llamarlo por su nombre y no recibir respuesta así que busco el interruptor de la luz...
Jimin estaba en el rincón del cuarto, detrás de la lámpara alta... Apuntándole con un arma.
Instintivamente levantó las manos y se quedó en su lugar estudiando la situación: Jimin estaba empapado en sangre, su mirada parecía ida por completo, en shock. La pistola en sus manos temblaba, pero no cedía, seguía apuntando, no lo veía a través del abundante río de lágrimas que empañan aquellos ojitos dulces.
No tenía miedo de Jimin, no importaba si le disparaba, necesitaba revisarlo. El lazo seguía tan tranquilo como agua mansa pero debajo de esa fachada podía sentir una tormenta interminable.
-Jimin, cariño -Habló despacio, con tono suave pero seguro. No quería alterarlo- Soy Yoongi. Baja el arma para que pueda revisarte.
Pero el menor no cedía, un quejido salió de su garganta y el índice acarició el gatillo. Dejaría que le disparará solo para poder acercarse.
-Está bien, cielo, tranquilo. Sabes que jamás te haría daño, solo soy yo. Ya todo termino.
dio otro paso y llevó una mano hacia el frente con la palma extendida para indicarle que iba desarmado y en paz; pero al estar cerca noto algo fuera de lugar, ese no era Jimin, era su Omega. Las pupilas de sus ojos estaban completamente dilatadas y gruñía. Su esposo debió estar tan asustado y traumado que su lobo interno tomo control para protegerlo y ser la consciencia que se llevará los horribles recuerdos de la sangre, el dolor, el miedo y aquel cuerpo tendido en medio del cuarto.
-Jimin...
-aléjate -declaró tajante el Omega, zarandeando el arma en una señal muda de amenaza- No te acerques.
ESTÁS LEYENDO
My Little, Just Mine.
FanfictionPara nadie es un secreto que entre Alfas y Omegas existen las parejas destinadas, aunque nadie dijo exactamente cuando llegaban, mucho menos a que edad. Jimin recuerda muy poco a sus cortos once años de vida, lo único que sabe es que el infierno en...