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El papel blanco entre sus manos le hizo fruncir el ceño, le disgustaba, pero era mucho más de lo que algún día pudo esperar.

Sin mirar hacia adelante, siguió el camino que comenzaba a conocer, era su nuevo hogar de todas formas. Las llaves repiquetearon contra el platito en la entrada y se sacó los zapatos mientras seguía leyendo aquel comunicado.

Cuando se golpeó la nariz con algo duro se dio cuenta de lo distraído que andaba, allí no había ninguna pared. Se sobo y levanto la mirada de la carta.

—Bienvenido a casa.

JungKook.

Sin duda pudo hacerse familiar con el nuevo departamento, de todas formas, el lugar que un día debió haber llamado hogar nunca lo fue y estaba más acostumbrado a andar deambulando para no cruzar aquel umbral que solo prometía sufrimiento. A ser independiente, eso siempre lo fue desde que sus padres murieron en aquel accidente y tuvo que vérselas solo para conseguir comida y dinero para su uniforme escolar o libros de la universidad. Pero nunca estaría completamente preparado para ser recibido por un alfa, aún peor, por el alfa Kim JungKook.

Aquella especie superior era su trauma, porque su tío le golpeaba sin piedad cuando encontraba rastro de aroma a uno sobre su ropa, le había gritado tantas veces mientras lo molía a patadas que nunca le dejaría ser feliz ni encontrar a su pareja, que un pequeño YuGyeom de tan solo catorce años, inocente, y que había disfrutado de un sencillo partido de fútbol, se dio cuenta de que esa raza sería su maldición.

Pero ahora sencillamente no podía decir lo mismo; si no fuera por ese muchacho alto frente a él con delantal amarillo y cuchara chorreante en mano, sencillamente seguiría recibiendo golpes solo por conservar lo que por derecho era suyo.

Entonces recordó la carta y el porqué de su tropiezo.

—¿Porque simplemente no me avisas? —Le frunció el ceño mientras retrocedía dos pasos, con aquel aroma tan cerca le era imposible pensar y detestaba sentirse tan dominado.

—Porque me gusta verte enojado, tus gruñidos son tiernos.

El Omega no pudo reprimirlo y le dio el gusto de escucharle amenazarlo desde el fondo de su garganta.

—Estas manchando el piso con... —Gyeom miro la salsa roja escurrir del utensilio y esta vez todo su rostro se retrajo en una mueca de fastidio— ¿Qué es eso?

—Estoy haciendo sopa de tomate con pollo y algo de pan tostado.

—¿Como lograste no incendiar la cocina?

—¿Vas a seguir recordándome eso? —Esta vez fue el Alfa quien rodó los ojos y se alejó por completo encaminándose hasta la cocina y revolviendo la olla a fuego bajo sobre la estufa— Fue solo un poco de arroz.

—Con poca agua y demasiado fuego.

—¡Solo fue una vez!

—Y recibimos una llamada de la vecina del piso de arriba y administración nos hizo pintar el techo que se manchó con el humo ¿Aprendiste que cocinar y jugar videojuegos no funciona?

—Cállate y mejor ve a bañarte que esto ya está listo.

Sin decir nada se encaminó hasta la habitación que compartían, trágicamente era la única en el pequeño departamento de soltero y escasamente cabía la cama doble y una mesita de noche de cada lado. Gracias a Dios el armario estaba incluido allí.

Pero no se quejaba, aunque fuese un lugar pequeño y humilde, le gustaba. Tenía todo lo necesario, el buen estado de cada inmueble le dejaba saber el amor con el que Jin, su suegro, lo había cuidado. JK nació en ese pequeño lugar cuando ellos aún eran demasiado jóvenes para pagar un verdadero hogar; y aun así fueron felices, siguen siéndolo. Aquel muchacho que estaba tratando de hacerlo sentir cómodo fue criado entre amor y mucho esfuerzo, por eso entendía la urgencia de poner todo su empeño y hacer funcionar su relación destinada. Suspiro y sonrió, después de todo no lo hacía tan mal. Todos los lunes y miércoles cocinaba él, desde el desayuno, almuerzo para llevar y la cena. Los martes y jueves lo hacía YuGyeom justo después de salir de las prácticas y llegar derecho a casa para tener algo listo para el Alfa, que seguía en sus entrenamientos de kick boxing y llegaba realmente hambriento. Los viernes no cocinaban porque Jin iba de visita con las gemelas y se encargaba de alimentarlos.

My Little, Just Mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora