Ahora lo sabía.Después de tantos años, Jimin comprendía su cuerpo por primera vez.
Cada temblor, cada dolor, cada fibra de musculo tensa bajo su piel sudorosa, ahora tenían causa y efecto.
Pertenecía a Yoongi, su cuerpo, su alma, su celo... cada pequeña pieza, cada rincón de su ser clamaban por él.
Y tenerlo tan cerca no ayudaba.
Años atrás había sufrido más y más con el pasar del tiempo, cada tres meses ese calor era más intenso, el dolor más profundo, la reacción de su cuerpo cambiaba pero no sabía a ciencia cierta cuál podría ser el alivio que necesitaba si, aunque se tocara torpemente, no cesaba el llanto adolorido de su omega.
Su lobo y su cuerpo lo sabían pero el aun cerraba los ojos ante la realidad por el miedo que le invadía de tan siquiera pensarlo; no era ignorante, sabia de que se trataba la unión entre un alfa y omega, pero tener relaciones, entregar su cuerpo luego de lo que vivió de niño, aunque se tratara de su Hyung amado, le daba pavor.
Esa madrugada todo eso había dejado de existir y, mientras se aferraba a la camiseta del mayor con fuerza y se quejaba entre sus brazos entendió que solo había una cosa que deseaba más que el mismo oxígeno y valía más que sus ganas de vivir: necesitaba estar bajo el cuerpo imponente de Yoongi, sumirse ante el deseo de la carne y gemir su nombre en señal de juramento.
—Yoon... gi... —Sus piernas se contrajeron en el aire mientras escondía el rostro contra el pecho del mayor que le llevaba en brazos hacia la habitación del hotel.
Estaba desesperado.
Jimin había caído en medio de la calle expulsando feromonas por doquier. Sus instintos más antiguos le llevaron a gruñir como psicópata en medio del muelle, un par de omegas se habían acercado a ofrecer su ayuda pero aun así el Alfa se sintió amenazado. Tenía a su pareja recién enlazada entre los brazos, contrayéndose por los espasmos del celo, jadeando dolorido mientras estaban rodeados de gente.
Le había cargado haciendo gala de su adiestramiento y prácticamente corrió sin detenerse en dirección al hotel, gracias a la luna que estaban cerca o Min habría cometido asesinato en medio de la playa. El aroma de su pareja era tan sabroso, tan embriagante, que más de un Alfa se detuvo a deleitarse pero sonreía triunfante cuando se daban cuenta que era una esencia enlazada y se decepcionaban.
Es solo mío, aves de carroña.
Al llegar al hotel entro como un rayo, le gruño al botones que amablemente detuvo el ascensor por él y obligo al par de personas que iban dentro a bajarse, con un lobo como ese era mejor no enfrentase y menos cuando iba protegiendo a su pareja, entonces la disputa se tornaba mortal.
Un par de pisos después, Yoongi trabo la cerradura automática con doble seguro, nadie entraría a esa habitación y saldría vivo para contarlo. Se sacó las sandalias y, con mucho cuidado, deposito el cuerpo febril y débil de Jimin en medio de la cama; servicio a la habitación ya había estado allí porque todo estaba en orden.
—Hyung...
Lloriqueo Jimin, dolorido y desesperado por todo el deseo quemando sus venas. Min le vio estirarse y contraerse en la cama.
Le saco las sandalias, dejo un beso en su frente y la promesa de volver pronto mientras corría al baño por un paño y un poco de agua fría. Si, el aroma era fuerte, pero en esos momentos, en lugar de embriagarse, estaba algo preocupado; le veía dolorido y angustiado, mejor que simplemente verlo podía sentirlo en su lazo, como cada oleada nueva de calor le dejaba perdido quitándole las fuerzas, dejándolo sumiso ante la desesperación.
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My Little, Just Mine.
FanfictionPara nadie es un secreto que entre Alfas y Omegas existen las parejas destinadas, aunque nadie dijo exactamente cuando llegaban, mucho menos a que edad. Jimin recuerda muy poco a sus cortos once años de vida, lo único que sabe es que el infierno en...