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Jimin jadeo al sentir las suaves y frescas sabanas rozar su espalda desnuda.

Estaba seguro de lo que quería pero eso no quitaba el hecho de estar muriendo de nervios.

Yoongi se erguía sobre su cuerpo, observándolo, arrastrando su mirada de forma perezosa, recorriendo cada retazo de piel.

El color de sus ojos había cambiado en el momento en que aquellas palabras dejaron sus labios y después de observarlo detenidamente unos segundos le tomo de las caderas como si no pesara más que una pluma, bajándolo de sus piernas y dejándole sobre el colchón. Jimin tembló cuando sus labios se encontraron en un beso de ojos curioso y se dejó caer lentamente al ritmo que el mayor le iba dictando.

Hasta que finalmente estuvo acostado en medio de la cama.

Yoongi se sacó la bata de seda y avanzo despacio, la yemas cálidas de sus dedos acariciaron los tiernos muslos de su omega hasta llegar a las rodillas y dar un breve empujoncito, Minnie se dejó hacer mientras le dejaba lugar a su Hyung quien se movía suavemente, como si no quisiera asustarlo.

Lo único que se escuchaba en la habitación era las respiraciones de cada uno y el roce de las ropas de la cama bajo sus cuerpos.

Minnie estaba realmente nervioso, su pecho subía y bajaba rápidamente y sus mejillas se cubrieron de un rosa escarlata difícil de pasar por alto para Min que en esos momentos andaba pendiente de cada detalle en su cachorro.

—No estés así, cielo —Le dejo un beso en la frente y luego descendió hasta plantarle uno en los labios— No es nuestra primera vez desnudos.

—L-Lo sé, yo... —No, no lo sabía. En casa sabía lo que podría pasar, quizá Yoongi le besaría hasta quitarle el aliento, lo desnudaría y no dejaría un solo espacio sin besar o acariciar... pero en esos momentos se sentía perdido.

— ¿Tienes miedo? —Era algo que le preocupaba al alfa y por eso lo había pospuesto tanto. Jimin podría lucir bien, como si cada uno de esos episodios del pasado hubiesen sido borrados de su mente y ni siquiera el mismo podría saber si era cierto. Por eso estaba tomándoselo con calma, si había solo una señal de que al menor le incomodaba él se detendría, sin importar que.

—No tengo miedo, no de ti, ni mucho menos de esto —Levanto una mano temblorosa y acaricio la mejilla de su Hyung— No es miedo.

No, no lo era. Simplemente estaba nervioso... de todos modos aún era virgen.

—Voy a cuidar de ti amor —Min dejo caer su peso sobre el cuerpo delgado y entrelazo los dedos junto a los de aquella mano que apretaba las sabanas con fuerza— será como siempre.

—Yoonie, no quiero que...

—Te hare el amor, suave y lentamente —Susurro el alfa sobre los labios rojizos, callando la implorante queja— tu cuerpo temblara de gozo y no de nervios.

—Hyu... Mmm...

Lo callo a besos, empujando las caderas hasta rozar sus miembros resguardados bajo finas capas de tela. Quería hacerle entrar en calor, que se sintiera cómodo con el entorno y el momento. No tenía por qué ser diferente, podrían darse placer lentamente hasta alcanzar el límite, luego se aseguraría que el cambio no fuera brusco; moría por dejarse perder en la locura de la lujuria, entrar en él y hacerlo hasta perder la razón, pero no sería esa noche. Jimin estaba acostumbrado a roces suaves y caricias lentas, prepararlo para llevarlo hasta el final sería algo complicado porque nunca le toco allí, no con sus manos. Pero se aseguraría de que, al hacerlo, Jimin se sintiera en el cielo, su cielo.

—Ah... —Jimin ladeo el rostro cuando los labios del mayor descendieron por su cuello, dejando besos salpicados y mordidas atrevidas, marcando aquella piel nívea que le pertenecía. Sus manos de dedos tiernos se aferraron a la amplia espalda y curvo su cuerpo al sentir aquel conocido calorcito creciendo en sus entrañas. Gracias al clima del lugar sus cuerpos comenzaban cubrirse por una capa de finas perlas húmedas, haciéndoles brillar enredados en la cama.

My Little, Just Mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora