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Jimin estaba hasta la orejas de cobijas, cubierto por completo.

Tenía frio, era una sensación extraña en su cuerpo mientras sus mejillas estaban sonrojadas. Había despertado unas horas después de haber salido del hospital, estaba en la cama de Yoongi, donde las sabanas bajo su cuerpo parecían empapadas de algún delicioso aroma, uno que le devolvió el color a sus mejillas inmediatamente se dio cuenta que era el aroma de su mayor.

Un Alfa.

Algún instinto dentro de su pecho se lo dejo saber, no entendía muy bien cómo, pero ahora era claro como el agua.

Se removió con cuidado bajo las sabanas y murmuro bajo al sentir dolor en cada musculo, estaba lejos de sentirse bien. Recordaba el horrible dolor en su panza antes de perder el sentido en el hospital. Minnie hundió la nariz entre las almohadas y tomo grandes cantidades de aire cargadas con ese delicioso aroma que cada vez le parecía más atractivo; en ese momento lo único que quería era que Yoongi subiera las escaleras y lo acompañara, le abrazara y diera mimos. Sus ojitos se llenaron de lágrimas al sentirse solo, sus sollozos eran ahogados, el chillido de omega escapando entre sus labios.

Yoongi estaba hecho un manojo de nervios, no sabía qué hacer. Para distraerse un poco había bajado a la cocina justo después de dejar al niño sobre su cama, estaba temblando de frio mientras sus mejillas seguían sonrojadas... él sabía lo que era, él sabía lo que necesitaba pero ¿Cómo mierda se supone que iba a hacerle algo así? Imposible, él no era un animal, no de esa clase. Trato de preparar algo de comida para Jimin, una sopa, pero fue un completo desastre cuando dejo que el agua se secara y los ingredientes se convirtieron en una masa negra al fondo de la olla; al final se rindió después de haber botado el recipiente a la basura.

Estaba sentado en la mesa del comedor sosteniendo su cabeza entre las manos tratando de menguar el dolor que comenzaba a atormentarlo cuando escucho el chillido, ese suave sollozo que llamaba por el desde el segundo piso... apretó los ojos y se mordió los labios, no podía... no debía subir allí, no quería condenar a Jimin a algo que no le correspondía. Él no pensaba hacerle nada, absolutamente nada. Pero recordó las palabras del doctor Choi ¿De verdad quería que su hermoso niño enloqueciera? ¿Se iba a perder la oportunidad de verlo embarazado? Con un vientre redondito cubierto por sus grandes camisetas, la sonrisa brillante de Jimin al cantarle al bebe en su vientre, su hijo, su pequeño bebé, de los dos.

No, él podría ser lo que quisieran, un egoísta, un oportunista, pero no dejaría que la hermosa sonrisa de su pequeño y dulce omega se apagara solo porque no era capaz de ponerse los malditos pantalones y subir a ayudarlo. No era necesario llegar a ningún extremo indeseable, si se dedicaba a arrullarlo, sobar su espalda, dejar suaves besos en sus mejillas, con eso bastaría. Le sostendría contra su pecho y diría palabras suaves a su oído, palabras de cariño, palabras de aliento.

Con eso en mente se levantó de su lugar, el llanto suave le estaba rompiendo el alma. Subió las escaleras despacio, apretando con fuera el pasamanos; al llegar al último escalón tomo una gran bocanada de aire y cerró los ojos, a unos pasos y detrás de la puerta de su habitación, entre las mantas de su cama, estaba el ser que le haría inmensamente feliz. Ya lo hacía, desde el día en que lo encontró era feliz, así que su responsabilidad era cuidarlo y asegurarse de que esa felicidad nunca se acabara para ninguno de los dos. Era su deber.

Con pasos seguros, recorrió la distancia que lo separaba de la puerta, tomo el pomo en su mano y lo giro. La puerta cedió cuando empujo suavemente y encontró al niño dándole la espalda, parecía dormido pero no lo estaba, podía sentir su llamado vibrando en su pecho. Se acercó a la cama y se detuvo justo al borde, en el aire estaba ese aroma suyo, tan dulce y acogedor, tan llamativo... tan suyo. Se mezclaba tímidamente con su propia esencia y un instinto estallo en su pecho: Lo cubriría con su aroma, su pequeño omega debía llevar su aroma en la piel.

My Little, Just Mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora