Hoseok se levantó irritado de su puesto y salió de la oficina directo a la pequeña habitación que hacía las veces de cafetería, con máquina de café, crema y algunas galletas.
Tomo uno de los vasos de cartón y se decidió por el más grande y cargado de todos o perdería la paciencia.Un gruñido más se escuchó justo cuando se llevaba el vaso a la boca y se detuvo, ya había tenido suficiente. Voto el café a la caneca con rudeza y camino fuera completamente enojado.
— ¡WANG! A mi oficina —El chico de cabellos castaños se levantó como un resorte y le miro con confusión. Hoseok se aseguró de dejarlo claro solo con una mirada— A-ho-ra.
El chico en uniforme negro le dedico una señal de entendimiento y camino hasta donde lo esperaba, pasó por su lado hiendo dentro de la oficina y el mayor se aseguró de cerrar la puerta una vez dentro también.
— ¿Se puede saber que mierda te está pasando? —El ahora capitán de la policía estaba enojado. Toda la maldita mañana había escuchado gruñidos y maldiciones de parte del detective frente al— Haz estado gruñendo toda la maldita mañana como un lobo encerrado.
—Lo siento capitán, está pasándome algo realmente raro.
—Jackson —El nombre le salió como en una pequeña suplica exasperada— Amigo, sabes que los problemas personales no debes traerlos al trabajo.
—Lo siento Hyung pero, mierda. Tengo algo aquí en el pecho, una maldita sensación de malestar que no me deja respirar... como —El chico de cabellos castaños se apretó la tela de la camisa con fuerza sobre el pecho, su expresión era dolorosa, caso como si estuviera muriendo allí mismo— Como si estuviera olvidando algo importante.
De todas formas el chico llevaba meses sin buen semblante, desde aquel incidente todo se había jodido para el chico, pero tenía las pelotas demasiado hinchadas por el orgullo y no era capaz de pedir perdón. Lo había perdido todo, aunque eso solo incluyera a su pareja, para un alfa lo era todo.
Los betas eran personas incapaces de comprender cómo un omega podría simplemente someterse a todo lo que un alfa quisiera o como un alfa podría irse al infierno si no tenía a su omega cerca. La pertenencia en una relación alfa/omega era casi mortal.Pero para un omega no hay nada más satisfactorio que rendirse a los deseos de su alfa, sabiéndose cuidado y protegido, amado. La existencia de un alfa se basaba en poder cuidar de a quién amaba y poder brindarle seguridad y protección.
Exactamente eso era lo que venía sucediendo con ese mocoso bueno para nada: había perdido a su pareja por un error que no creía, fuera lo suficiente para tanto. Ahora su lobo sufría dentro de su pecho, añorándolo.
—Debes hablar con él, Jackson. Le hiciste mucho daño.
Un gruñido se escapó de su garganta mientas apretaba las manos juntas sobre sus muslos, podía sentir el arrepentimiento del chico, pero también su terquedad.
—Se niega a hablar conmigo, cambió su teléfono, su dirección, su correo...
—Pero no su trabajo, sabes que es el enfermero en el instituto principal de Seúl ¿Porque no vas a buscarlo allí?
—No puedo hacer eso, Hyung.
— ¿Porque?
—Porque lo he mandado todo a la mierda, fue mi maldita culpa... y no tengo el valor suficiente para enfrentarme a las consecuencias.
🍭
Min dejo con cuidado el delicado cuerpo sobre la cama asegurándose de hacerlo lo más delicadamente posible, acomodo la cabeza de cabellos castaños sobre la almohada y después las piernas. Le saco los zapatos cerciorándose de que la ropa que usaba fuera cómoda para descansar. Por el momento le cuidaría como siempre había hecho, así que se sacó el uniforme del trabajo y lo reemplazó por una camiseta negra y un pantalón de sudadera gris, desordeno sus cabellos frustrado y se metió en la cama con el menor, lo acomodo un poco contra su pecho y dejo que todo el aire que había retenido escapara de su pecho como un profundo suspiro al tener tan cerca la fuente inagotable de ese maravilloso aroma.
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My Little, Just Mine.
FanficPara nadie es un secreto que entre Alfas y Omegas existen las parejas destinadas, aunque nadie dijo exactamente cuando llegaban, mucho menos a que edad. Jimin recuerda muy poco a sus cortos once años de vida, lo único que sabe es que el infierno en...