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El vapor del agua caliente empañaba el espejo y las paredes del baño.

La Tina se llenaba lentamente mientras Yoongi descansaba el cuerpo agotado de Minnie sobre sus muslos, sentados sobre el retrete. Min se dedicó a recoger las lágrimas de disculpa que su cachorro derramaba con los labios, enredando sus dedos en los cabellos suaves y castaños, acariciando su espalda, frotando sus muslos.

A horcajadas sobre el regazo cálido, Jimin se sentía muy arrepentido de haber lastimado los sentimientos de su mayor, lo adoraba, era todo lo que tenía y todo lo que necesitaba. No tenía ninguna intensión de alejarlo así su maldita y estúpida cabeza jugará en su contra. Apretó las manos sobre la tela de la camiseta del mayor con fuerza y sollozo al recordar el rostro dolido de su Hyung, eso no pasaba desde qué cumplió los catorce años. Ahora entendía que no solo él se sentía como la mierda, el pecho de su alfa se quebraba en sufrimiento, ahora sabía que el peor sentimiento era lastimar a su pareja.

Trato de reprimir las lágrimas, no quería que se preocupara más; envolvió el cuello pálido entre sus brazos y hundió la nariz en aquel lugar, donde su aroma nacía.

—Cielo... cálmate, todo está bien. Si tú estás bien yo también lo estoy —Min se balanceó lentamente de adelante hacia atrás, recordaba que eso le calmaba cuando era más pequeño... quizá ya no funcionaba— No llores más.

—Lo arruine... siempre lo arruino todo.

Su voz era un murmullo suave contra la piel de su cuello, el mayor suspiro derrotado ¿Cómo no ceder ante esa inocencia? ¿Ante su terriblemente grande bondad? Le beso la coronilla adorando su aroma, un poco más salado por la tristeza.

—Cachorro, tu uniste las piezas y construiste mi vida a tu al rededor —Suavemente, con una delicadeza casi inhumana, le tomó las mejillas y levanto su rostro, húmedo en lágrimas, rojito en los lugares corrector. Cuando aquellos ojos color avellana se cruzaron con los suyos sonrío, con tanto cariño, que el pecho compungido del pequeño omega estalló un alivio arremetedor— ¿Cómo puedes decir eso cuando es la obra más hermosa en el mundo entero?

—Hyung... Mi Yoongi Hyung.

Mentía.

La obra más hermosa que vio jamás era esa frente a él, una que sonreía entre las lágrimas más adorables y puras.

Las palabras posesivas del omega en celo reverberaron dentro de su pecho, acortando la distancia le beso tomando cada labio con detalle entre los suyos, saboreando los frutos maduros y jugosos, deleitándose con la dulzura.

Min Yoongi no era un romántico. Muchas veces tuvo que salir corriendo de casa y pedir consejo a sus amigos casados: que hacer en un cumpleaños, el aniversario del día en que se conocieron; cuando cumplió los dieciséis los consejos cambiaron a como conquistarlo, como dejarle saber, con pequeños detalles, el inmenso amor que sentía por él.

Porque el hogar de Min fue construido por una fría Omega y un receloso Alfa. Matrimonios concertados para la descendencia de un apellido, proliferación de la especie.

Eso había sido él, un hecho, algo planeado, algo necesario, después vino su hermanita... su adorada hermana menor.

Por eso no tenía ni idea de cómo tratar a Jimin ¡Por Dios! Si al principio era un cachorro tan delicado y el sentía que las cagaba cada dos minutos, cuando cumplió la edad madura omega y su cuerpo floreció ya no sabía ni cómo respirar a su alrededor. En aquel rostro aún habían rasgos de su pequeño y dulce cachorrito, como las mejillas abultadas y las pestañas largas o ese brillo cristalino en sus ojos, pero después de eso ya no quedaba nada, Minnie se había convertido en un precioso adolescente, uno digno de mirar, uno que le robaba el aliento cada vez que llegaba sudado, cubierto de su aroma salino producto del ejercicio, cuando le besaba la mejilla al llegar a casa o se acurrucaban a ver una película muy juntos en el sofá.

My Little, Just Mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora