My Little, Just Mine.

-07-🍭

           

Yoongi se retorcía sobre el sofá mordiendo su labio inferior con fuerza, tratando de impedir sonido alguno que quisiera escapar de sus labios.

Jimin aun dormía en la habitación, no quería despertarlo y que le encontrara en medio de semejante situación. Ardía, su piel quemaba al tacto y una capa de sudor le cubría la frente, Min sentía que en cualquier momento haría combustión espontánea mientras un calambre tremendamente doloroso hizo vibrar su miembro fielmente tomado bajo mano temblorosa; tiro la cabeza hasta atrás y cerró los ojos cuando una oleada de calor sofocante lo ataco dejándole medio agotado.

Era extremo, demasiado para su gusto, su celo le ataco como un doloroso puño en la boca del estómago al salir de la ducha. Paso todo el día distraído, recreando escenas del pasado, aventuras de cama intensas pero cambiando el rostro de quien se encontraba debajo de su cuerpo por uno más hermoso, juvenil y sexy... un Jimin de sutiles diecisiete o quizá dieciocho, listo para ser tomado con devoción.

Oh. La pulsación en el saco al final de su miembro fue gloriosa, se correría, si, y lo haría recreando fantasías sexuales muy calientes y húmedas... casi podía escuchar su voz, suave y tierna, ahogada por los jadeos, pidiendo por él en pequeños gemidos dulces que le llenarían el pecho; juraba que podía sentir su piel suave y tersa bajo la palma de su mano, que se deslizaba suavemente sobre su costado, apretando su cadera, marcando su piel.

Jimin era suyo, total y completamente suyo.

Un gruñido que nació de sus más profundos y oscuros deseos retumbo en la oscuridad de la sala, el único halo de luz se lo regalaba la luna en todo su apogeo. Allí, en medio de ese sofá, un hombre de piel blanca como la nieve deseo que el tiempo fuese un suspiro para que el día en que pudiera amar a su cachorro llegara sin tanta espera.

🍭

—Hyung... ¡Hyung basta!... Ah.... Detente por favor.

Jimin se retorcía bajo su cuerpo con las mejillas rojas y los ojos cerrados, intentaba quitarse sus manos de encima, pero Yoongi era más rápido.

—Te gusta, no lo niegues.

—Hyung... por favor —La suplica se perdió en el aire, Min no se detendría, ni siquiera por esa pequeña y solitaria lagrima que rodo por la redonda mejilla colorada— ¡Por favor no más cosquillas! ¡Vas a matarme!

Yoongi rodo sobre el piso alfombrado y dejo el pequeño cuerpo que temblaba por la risa, sobre su pecho. Le acaricio la espalda de arriba abajo y hundió la nariz en sus cabellos, Minnie era simplemente precioso y su aroma era como la miel, la trampa en la que caen las abejas, dulce.

Pero aun así estaba débil, su cuerpo estaba cansado de luchar contra los supresores.

Los había tomado aun cuando sabía que no le servían de nada. Desde el primer celo, sus etapas fueron rudas, si no cumplía con las demandas de su lobo se veía en problemas. La medicina no era suficiente, creaba una barrera en la que sus locos impulsos quedaban reprimidos, pero seguía sudando y temblando. De vez en cuando un espasmo doloroso recorría su cuerpo y le hacía convulsionar. Por eso había decidido hacer una tarde de películas con el menor, para poder estar sin problemas sobre el sofá toda la tarde, pero el menor, inocente de su doloroso padecer, no tuvo problemas en hacerse bolita contra su cuerpo con la excusa que los Dementores le daban algo de miedo.

Para distraerse comenzó el ataque de cosquillas luego de que Jimin le diera su total apoyo a la pareja HarMione... o así los había llamado el castaño.

—No... hay ninguna manera de que... Hermione se quede con... Ron. Harry es mejor —Hablo entre jadeos cortos el menor, aliento que se estrellaba contra la piel pálida del cuello de Yoongi, estaba jodidamente sensible y sobre todo en esa área, donde deberían ir los dientes de Jimin en el momento de la marca... joder, allí iba de nuevo.