Capítulo 1.

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Mire a Jessica frente a mí tecleando en su ordenador bastante nerviosa, todos hemos estado así desde que recibimos la noticia, ayer de que nuestro jefe se jubilaría, claro que a todos nos tomó por sorpresa y no estábamos de acuerdo que lo hiciera, no solo por el aprecio que le teníamos sino también porque dejará a su hijo mayor a cargo y su reputación en la empresa no era la mejor desde que entré a trabajar para Greggory Harrison.

Mi jornada laboral había terminado al fin, solo mire el reloj en mi muñeca y las manecillas de este marcaban las 6:00 de la tarde, tome mis cosas que estaban sobre mi escritorio y baje hasta el estacionamiento en busca de mi auto, mis pies estaban adoloridos y mi cabeza pronto estallaría del dolor que tenía por el estrés, mi día había sido algo ajetreado y estresante por ello estaba con un poco de mal humor.

Conduje hasta mi casa y al llegar subí por el elevador, entré al pasillo dejando mi bolso junto a mi chaqueta en el recibidor, mi mejor amiga Aliah se asomó frente a mí con una amplia sonrisa en su rostro.

—Por fin llegas Kaylee, ¿qué tal estuvo tu día? —cuestionó curiosa desde el sofá leyendo una revista mientras tomaba una taza de café que estaba en sus piernas.

—Un desastre —me quejé quitándome los tacones; —mi jefe se va de la empresa y dejará a su hijo a cargo, será todo esto un caos —respondí sentándome en el sofá a su lado para masajear mis pies adoloridos.

—¿Sabes qué significa eso Kaylee? —cuestionó con una leve sonrisa.

— No sé, supongo que será un cascarrabias —espete curiosa mirando sus facciones.

—El gran adonis de Alexander Harrison será tu nuevo jefe —chillo ella sonriendo.

—¡Oh, cállate! —chillé tirando un cojín hacia su cabeza; —¿acaso lo conoces? —cuestioné con un poco de curiosidad frunciendo el ceño desconcertada.

—Por supuesto, Alexander es el mejor amigo de mi novio Paul —asintió ella girando los ojos; —es un completo adonis, lo único malo de él es que tiene una novia bastante engreída y una completa loca —dijo la rubia sería mientras ponía la taza sobre la isla de la cocina.

—Aliah, sabes que no me interesa saber sobre la vida de los demás y mucho menos si es de la familia de mi jefe —espete cansada levantándome del sofá, caminé en dirección a la cocina para servirme una taza de café para mí.

—Vamos Kaylee, ese hombre es un adonis y sé que te encantará trabajar con él —suspiró elevando sus ojos al techo, sabía que le molestaba mi actitud relajada.

—Basta, no me interesa saber nada más de Alexander Harrison —respondí llevando un sorbo de café a mi boca.

—Qué amargada eres —bufo lanzándome una mirada de pocos amigos; —el café está igual de amargo a ti —bromeo entre risas.

Después de tener una breve charla con Aliah sobre nuestro día, deposité un beso en su mejilla y caminé hasta mi habitación, estaba bastante agotada y realmente quería dormir mil años solo por el hecho de que estábamos en una temporada ajetreada para la empresa.

Me coloqué mi pijama y me acosté en la cama, me estire un poco mientras pensaba en cómo será la empresa cuando llegue el famoso Alexander Harrison, mientras mi mente divagaba en todo eso me fui quedando dormida profundamente, mañana sería otro día.

El día comenzó con la alarma de mi celular despertándome, decidí no levantarme de la cama, no quería ir a trabajar, pero Aliah como siempre de oportuna se tiró encima de mí y comenzó a saltar como niña pequeña mientras reía a mi lado.

—Vamos despierta Kaylee —chilló saltando en la cama; —no seas perezosa que tienes que ir al trabajo para conocer a Alexander —dijo saltando con más fuerza.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora