Capítulo 7.

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Estaba sentada terminando de acomodar la carpeta con las cláusulas del contrato, claramente no firmaría alguno que Alexander quisiera poner a su favor y yo salir perdiendo yo como una vil tonta, eso sería algo muy idiota de mi parte.

Una gran pelea proveniente de la oficina del ogro hizo que me quedara estática mientras escuchaba a Alexander pelear con Alessa en su oficina, solo podía oír atenta lo que estaba pasando a pocos metros de mí.

—Alexander, ¿cómo es posible que te cases con alguien más que no sea yo?, ¿acaso ya no me amas?, ¿dónde quedó nuestro compromiso?, ¿todo lo que me prometiste? —cuestionó ella molesta.

—Alessa, créeme que esto no es fácil, pero debemos acabar con esto —respondió él a gritos.

—¿Quién es la zorra con la que te vas a casar? —cuestiono sulfurada.

—Eso no viene al caso, solo quiero que sepas que me voy a casar muy pronto —respondió Alexander con un tono más calmado.

—Claro que viene al caso, dañó nuestra relación, por última vez Alexander, ¿quién demonios es la zorra con la que te vas a casar? —preguntó ella de nuevo sulfurada.

—Es Kaylee, mi asistente —respondió, sin tapujos.

—Con que la zorra de tu asistente, ¿cómo puedes hacerme esto? —cuestiono ella enojada.

Sentí unos pasos cerca de mí y luego la puerta de la oficina de Alexander se abrió para dejar ver a una Alessa hecha una furia, sus ojos destilaban odio y caminó hacia mí tomándome de la muñeca con fuerza.

—Creo que ya estás feliz porque me quitaste a mi novio, maldita zorra —gritó tomándome de la muñeca aún más fuerte, llamando la atención de todos.

—Usted no tiene ningún derecho de venir a gritarme y menos de llamarme como se le dé la gana, le exijo que me respete —respondí enojada mientras me zafaba de su agarre con fuerza.

—Eres una zorra, así que no te las quieras venir a dar de digna mosquita muerta, sabes muy bien que lo eres y créeme que esto no se queda, así —respondió ella aún más enojada.

—No soy ninguna zorra, tú no eres quien para decirme así —escupí enojada mientras deposité una cachetada en su mejilla.

—Eres una zorra, ¿cómo te atreves a golpearme? —cuestionó ella regresándome la cachetada.

—Vete al demonio —chille enojada, empujándola lejos de mí; —no tengo por qué darte ninguna explicación de mi vida —vocifere con mi voz agitada.

—Esto no se queda así, me las pagarás, maldita zorra —gritó enojada.

—Haz lo que quieras, total, no te tengo miedo —respondí desafiante mientras masajeaba mi muñeca.

—Este no es lugar para pelear chicas, Alessa es mejor que te vayas —escupió Alexander bastante serio.

—Tú cállate, idiota —dijo Alessa enojada depositando una cachetada sobre el rostro del ogro.

Ella solo se marchó dejándome atónita y vi como Alexander se encerraba en su oficina, respire hondamente para tomar mi rostro entre mis manos para tratar de calmarme, en verdad todo esto era una locura y no era para menos, mañana sería la gala, ya era viernes así que tomé un respiro y recobré mi compostura para poder calmarme, terminé mi día de trabajo con todo hecho un caos.

Entre la oficina de Alexander, él no se encontraba allí, por lo que dejé la carpeta con las cláusulas sobre el escritorio y firmé mi parte, salí de la oficina y miré el reloj, eran más de las 7:00 P.M., por lo que estaba algo cansada y quería volver a casa, salí del elevador mientras me despedía de las chicas de la recepción, el frío chocó mi rostro, solo bufé mentalmente pensando en el rostro que haría Alexander cuando le echara un vistazo al contrato que yo había hecho, no le gustaría para nada.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora