Capítulo 26.

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Nueva York, era una ciudad preciosa, apenas llevo 4 días aquí con mi hermano y ya quiero conocer toda la ciudad, es bastante grande por lo que he visto de ella, me levante de la cama con pereza, me adentre a la ducha para meterme a la tina, luego de unos minutos enrolle mi cuerpo en una toalla blanca y fui directo a la maleta, escogí un conjunto abrigado y salí a la habitación.

Chris insistía en que fuéramos hoy mismo a ver algunos apartamentos, ya que él tiene que devolverse para Canadá en 2 días, dejándome sola en la gran ciudad, al estar lista tome las llaves de la habitación y salí al pasillo para ir a la habitación de mi hermano, toque dos veces y él me abrió.

—¿Lista para escoger tu nuevo departamento? —cuestiono él moviendo sus cejas de forma cómica.

—Supongo, solo quiero que sea acogedor —respondí sonriendo por su cara mientras él me fucilaba con la mirada.

Él únicamente se rio sonoramente y salimos de la habitación para ir a comer algo, bajamos el elevador y Chris hablo con la recepcionista para dejar las llaves, después volvió a mi lado y me miro atento mientras tomaba mi mano.

—Vamos a desayunar y luego iremos a ver una agente de bienes raíces, sabes que a Samantha no le gusta que viaje mucho menos, ahora con la llegada de Oliver —comento él sonriendo.

—Estoy que me como un zoológico entero, por favor —agregue tocando mi panza.

—Ahora tienes que comer más y ojalá mi sobrino no salga con tu manera de comer porque si no te deja en la quiebra —bromeo él riendo a carcajadas como foca con retraso mental.

—Cállate idiota, sabes que tú comes más que yo, pareces una foca con retraso mental cuando ríes, pobre Sam, la comprendo al tener que lidiar contigo —respondí fulminándolo con la mirada.

—Ella no se queja de nada, ama esta foca con retraso mental —respondió el divertido mientras reía sonoramente.

Negué con la cabeza y llegamos a una cafetería cerca al hotel, entramos y nos sentamos en una mesa para ordenar el desayuno.

—Sabes Kaylee, nunca pensé llegaría este día, pero soy tu hermano mayor, jamás te hubiera visto en el rol de madre tan joven, apenas tiene 23 años y créeme que llevar una vida de padre es caótica, Oliver llora mucho y no le gusta estar sin su madre, aún no entiendo como Sam puede cuidarlo tan bien, solo espero que tu bebe no haga lo mismo que el mío —comento él sonriendo mientras me miraba atento.

—Yo sé que te preocupa dejarme sola, pero estaré bien Chris, ya casi cumplo 24 y tengo que hacerme cargo de mí y de mi bebe como lo hice cuando salí de la universidad, sé que todo lo que se avecina no es fácil, pero lo haré por él o ella —respondí sonriendo mientras tocaba mi vientre.

—Sabes que tienes mi apoyo total pequeña, en serio te admiro hermanita, ser madre y padre a la misma vez no es fácil y más si estás soltera, pero sé que tú siempre logras lo que te propones, mamá dijo que si necesitabas ayuda con tu bebe ella no dudaría en venir ayudarte con su nieto o nieta, ella quiere otro niño —agrego el divertido.

—Creo que necesitaré a mamá cuando ya haya nacido el bebe —respondí suspirando.

—¿Has pensado en decirle a los Harrison?, aunque su hijo sea un maldito hijo de perra, ellos siguen siendo la familia de tu hijo y no merecen que les hagas esto —cuestiono mi hermano serio.

—Si lo he pensado Chris, sabes, me da miedo que si les digo, Alexander puede darse cuenta y como es de imbécil, quizás pueda quitarme a mi bebe, apenas nazca, pero claro que quiero decirles —respondí agobiada mientras ponía las manos en mi rostro.

—Los Harrison son buenas personas Kaylee y no se me hace justo que les ocultes a su nieto, ellos dejarían todo con tal de conocer y ver crecer a su nieto, no creo que le digan nada a Alexander —agrego Chris suspirando.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora